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Revolución Cultural


Enviado por   •  20 de Marzo de 2015  •  2.686 Palabras (11 Páginas)  •  221 Visitas

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La mejor forma de acercarnos a esta revolución cultural es a través de la familia y el hogar, es decir, a través de la estructura de las relaciones entre ambos sexos y entre las distintas generaciones.

A pesar de las variaciones, la inmensa mayoría de la humanidad compartía una serie de características; el núcleo familiar –la pareja con hijos- estaba presente en alguna parte, aunque el grupo o conjunto familiar que cooperase o conviviese con ellos fuera mucho mayor. La existencia de este núcleo familiar y del hogar, por supuesto, no significa que los grupos o comunidades de parentesco en los que se integra se parezcan en otros aspectos. También compartían la característica de superioridad del marido sobre la mujer, de los padres sobre los hijos y de generaciones más ancianas sobre las más jóvenes.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX esta distribución básica y duradera empezó a cambiar a la velocidad del rayo, por lo menos en los países occidentales “desarrollados”, aunque de forma desigual dentro de estas regiones.

La cantidad de gente que vivía sola, también empezó a dispararse. En cambio, la típica familia nuclear occidental, la pareja casada con hijos, se encontraba en franca retirada.

La crisis de la familia estaba vinculada a importantes cambios en las actitudes públicas acerca de la conducta sexual, la pareja y la procreación, en los años sesenta y setenta. Oficialmente fue esta la época de liberalización tanto para los heterosexuales –sobre todo las mujeres- como para los homosexuales. En Gran Bretaña la mayor parte de las actividades homosexuales fueron legalizadas en la segunda mitad de los años 60, el aborto también paso a ser legal en 1981. Pasaron a estar permitidas cosas que hasta entonces habían estado prohibidas, no sólo por la ley o la religión, sino también por la moral consuetudinaria, las convenciones y el qué dirán. Esto creó el clima de relajación sexual.

Estas tendencias no afectaron por igual a todas las partes del mundo. Mientras que el divorcio fue en aumento en todos los países donde era permitido, el matrimonio se había convertido en algo mucho menos estable en algunos. El divorcio era mucho menos común en la península ibérica e Italia y aún menos en América Latina.

El divorcio, los hijos ilegítimos, el auge de las familias mono parentales indicaban la crisis de la relación entre los sexos, el auge de una cultura específicamente juvenil.

El auge de la cultura específicamente juvenil muy potente indicaba un profundo cambio en la relación existente entre las distintas generaciones. Los jóvenes en tanto grupo con conciencia propia, que va desde la pubertad hasta los veinte años, se convirtieron ahora en un grupo independiente. La radicalización política de los años sesenta perteneció a los jóvenes. A los jóvenes radicales los dirigían miembros de su mismo grupo, lograron precipitar levantamiento de las masas obreras, como en Francia.

La nueva autonomía de la juventud como estrato social independiente quedó simbolizada por el héroe cuya vida y juventud acaban al mismo tiempo. Esta figura era corriente en la manifestación cultural característica de la juventud: la música rock. Lo que convertía estas muertes en simbólicas era que la juventud era transitoria por definición.

El surgimiento del adolescente como agente social consciente recibió un reconocimiento cada vez mayor. Los jóvenes habían alcanzado la madurez sexual y se encontraban en pleno crecimiento físico e intelectual y carecían de la experiencia de la vida adulta.

La novedad de la nueva cultura juvenil tenía una triple vertiente.

1. En primer lugar, la “juventud” pasó a verse no como una fase preparatoria para la vida adulta, sino como la fase culminante del pleno desarrollo humano. No obstante, se hicieron algunas concesiones tácitas y acaso no siempre consientes a los sectores juveniles de la sociedad, por parte de las clases dirigentes y sobre todo por parte de las florecientes industrias. Se disminuyeron algunas edades, la edad de voto, la edad de consentimiento para las relaciones sexuales. Los ejecutivos que perdían su empleo encontraban muchas dificultades para encontrar un nuevo trabajo.

2. La segunda novedad de la cultura juvenil deriva de la primera: era o se convirtió en dominante en las “economías desarrolladas de mercado”, en parte porque ahora se representaba una masa concentrada de poder adquisitivo, y en parte porque cada nueva generación de adultos se había socializado formando parte de una cultura juvenil con conciencia propia y estaba marcada por esta experiencia, y también porque la prodigiosa velocidad del cambio tecnológico daba a la juventud una ventaja tangible sobre edades más conservadoras o no tan adaptables. Lo que los hijos podían aprender de sus padres resultaban menos evidentes que lo que los padres no sabían y los hijos sí. El papel de las generaciones se invirtió.

3. La tercera peculiaridad de la nueva cultura juvenil en las sociedades urbanas fue su asombrosa internacionalización. Los tejanos y el rock se convirtieron en las marcas de la juventud “moderna”. Era evidente la hegemonía cultural de los Estados Unidos en la cultura y en los estilos de vida populares, aunque hay que destacar que los propios centros de la cultura juvenil de occidente no eran nada patrioteros en este terreno.

La hegemonía cultural no era novedad, pero su modus operandi había cambiado. Los Estados Unidos no consiguieron nunca dominar de modo comparable los distintos mercados televisivos, inmensos y lingüísticamente más variados. Su moda juvenil se difundió directamente, o bien amplificada por la intermediación de Gran Bretaña, gracias a una especie de osmosis informal, a través de discos y cintas, cuyo principal medio de difusión era la radio y la comunidad de universidades. Había nacido una cultura juvenil global.

¿Habría podido surgir en cualquier otra época? Casi seguro que no. Su público habría sido mucho más reducido, pues la prolongación de la duración de los estudios y la aparición de los conjuntos de jóvenes que convivían provocó una rápida expansión del mismo. Además gozaban de un poder adquisitivo mucho mayor al de sus predecesores, gracias a la prosperidad y el pleno empleo en la edad de oro. Fue el descubrimiento de este mercado juvenil a mediados de los años cincuenta lo que revolucionó el negocio de la música pop y, en Europa, el sector de la industria de la moda dedicado al consumo de masas.

Su poder adquisitivo facilitó a los jóvenes el descubrimiento de señas materiales o culturales de identidad. Sin embargo, lo que definió los contornos de esa identidad fue el enorme abismo histórico que separaba a las generaciones nacidas antes de 1925 y después de 1950, un abismo

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