Teorias Del Orden Y El Conflicto-Franzoia
flor.viqueira29 de Octubre de 2014
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Introducción al análisis de las teorías del orden y conflicto
Alberto Franzoia
La ciencia social ha recorrido un camino no tan largo como el de la ciencia natural pero a esta altura muy significativo. Si bien hay diversas interpretaciones con respecto a dónde y con quién o quiénes ubicamos los inicios de esta ciencia (totalizadora en sus abordajes de la realidad social) nos inclinamos por los estudios de intelectuales como Alvin Gouldner, quien en “La crisis de la sociología occidental” (1) señala como punto de partida el pensamiento de Saint Simon entre fines del siglo XVIII y principios del XIX. Este pensador francés, influenciado por dos corrientes filosóficas europeas claramente antitéticas (el iluminismo y la reacción romántico conservadora), dará inicio a una nueva ciencia.
Y es la riqueza de su pensamiento, nutrido por esas dos expresiones filosóficas de signo contrario, lo que permitirá explicar la división que se operó desde un comienzo, ya que los discípulos de Saint Simon escogerán caminos alternativos para desarrollar las ideas del maestro. Unos (como Comte y luego Durkheim), haciendo hincapié en sus aspectos más conservadores, provenientes de la reacción conservadora, iniciarán el eje teórico del orden, otros (socialistas utópicos como Fourier y Owen) retomando lo que hay de revolucionario para la época en su planteo, proveniente de las influencias iluministas, darán los primeros pasos hacia una teoría del conflicto desarrollada y profundizada más tarde, durante ese siglo XIX, por Marx y Engels.
Cada eje produjo un abordaje de la realidad social y un vocabulario para describirla y explicarla que resultan incompatibles entre sí, tal como lo refleja un trabajo sociológico muy claro al respecto como el de John Horton (2). Este cientista social afirma: “Las teorías del orden tienen en común una imagen de la sociedad como sistema de acción unificado, en el nivel más general, por un sistema compartido, por consenso de valores (o por lo menos de costumbres), de comunicación y de organización política”. Y agrega: “El concepto de anomia es clave en el análisis de los problemas del sistema (problemas sociales, desviación, conflicto). Los problemas sociales pueden resultar de la anomia o promoverla. La anomia significa desequilibrio del sistema o desorganización social, una carencia o fracaso en la organización que se refleja en el debilitamiento del control social, en la inadecuada institucionalización de objetivos, en los medios inadecuados para alcanzar los objetivos del sistema, en la inadecuada socialización, etc. En el nivel de análisis socio-psicológico, la anomia termina con el fracaso de los individuos para satisfacer las necesidades de conservación del sistema social”.
Dejando a un lado los matices particulares que se manifiestan entre los diversos representantes de este eje teórico, recurriendo a una esquematización como lo hace Horton, podemos señalar que existe un núcleo duro compartido. Los principales componentes del mismo son:
. La estabilidad social del sistema es producto del consenso con respecto a un conjunto de valores, normas, ideas y creencias.
. A veces se da un desequilibrio por la presencia de situaciones anómicas que pueden ser producto de problemas sociales o generarlos.
. Así como la conformidad con los valores del sistema y el adecuado desempeño de los roles representan la salud, la desviación con respecto a ellos de individuos o grupos constituye una patología.
. Cuando esto ocurre, las soluciones se gestan en el propio sistema: mejorando los procesos de socialización, favoreciendo medios más adecuados para el logro de objetivos, o fortaleciendo los mecanismos de control social. Todo apunta a evitar la anomia.
La definición de salud de Parsons, citada en el trabajo de Horton es emblemática: “Podemos definir a la salud como el estado de óptima capacidad de un individuo para la efectiva realización de los roles y tareas para las cuales ha sido socializado...”
El enfoque opuesto a éste es presentado por Horton en los siguientes términos: “Los teóricos del conflicto concuerdan en su rechazo del modelo de orden de la sociedad contemporánea. Interpretan el análisis del orden como la estrategia de un grupo dirigente, una reificación de sus valores y motivaciones, una racionalización para lograr un control social más efectivo.” “El análisis del conflicto es sinónimo del análisis histórico: la interpretación de los procesos intersistémicos que producen la transformación de las relaciones sociales. Un concepto clave en el análisis del cambio histórico es el de alienación-separación, no del sistema social tal como lo definen los grupos dominantes sino separación de la naturaleza universal del hombre o de un estado de cosas deseado. El cambio es la respuesta progresiva a la alienación”.
En este eje también podemos identificar, si recurrimos nuevamente a una esquematización, un núcleo teórico (duro) compartido:
. Se considera el orden vigente como el producto estratégico de un grupo dirigente, que racionaliza sus valores y motivaciones para controlar al conjunto social, pero sin responder a los verdaderos intereses generales sino a los propios (intereses de la clase dominante).
. El concepto de alienación resulta esencial para comprender la justificación del cambio de las relaciones sociales (ya que la alienación implica un proceso de deshumanización generada por el sistema);
. Por lo tanto, se incorpora la noción de cambio histórico y social a partir de la práctica colectiva de los hombres como respuesta necesaria al proceso de alineación.
El texto de Horton, si bien peca de un exceso de simplificación, de todas maneras tiene el mérito de presentar sintéticamente y sin ambages la innegable polarización teórica de la ciencia social. Sin embargo, resulta imprescindible proponerle al lector una profundización en estos problemas teóricos (pasar del trazo grueso a otro más fino), ya que algunos exponentes del orden estudian ciertas formas de conflicto y cambio que no se deben descuidar (Robert Merton cuando analiza las disfunciones, o Gino Germani cuando se ocupa de los procesos de modernización); a su vez, representantes del conflicto incursionan en el campo del consenso presentándolo como un componente fundamental del cambio estructural (tal es el caso de Antonio Gramsci con su teoría acerca de los procesos que se perfilan hacia la producción de una nueva hegemonía, entendida como una nueva conducción intelectual a partir del consenso obtenido por la visión de las clases subalternas o dominadas). Es decir, los trazos gruesos que se presentan tienen un fin pedagógico, que consiste en expresar con claridad los rasgos distintivos de cada eje, para que luego el lector profundice en la riqueza de matices que siempre deben ser considerados.
¿Cómo se manifiestan los ejes del orden y del conflicto en política?
Los ejes teóricos de la ciencia social también se manifiestan en un campo tan específico como el de la política. Según John Horton los teóricos del orden se identifican con posturas políticas liberales, mientras los del conflicto están relacionados con las diversas expresiones que adhieren a posturas socialistas y anarquistas. En el lenguaje cotidiano se hace referencia a la derecha y la izquierda, sin embargo, a partir de esta diferencia gruesa es necesario formular algunas precisiones teóricas y prácticas.
La primera precisión que se impone es destacar que no es lo mismo analizar la política en un país dominante y desarrollado que en otro dominado y subdesarrollado. En los países que se han consolidado como naciones con una autonomía reconocible es correcto referirse a un panorama político dividido por posiciones de derecha e izquierda, extremos entre los que se ubica el centro. Para completar esta caracterización con un mayor rigor teórico es necesario recurrir a la visión que cada postura tiene con respecto a la estructura de la sociedad y su posible cambio.
Para los teóricos del orden la estructura social es igual a un conjunto de roles e instituciones interrelacionados. A partir de allí conciben dos tipos fundamentales de cambio. Las expresiones más conservadoras de la derecha sólo contemplan el cambio en la estructura, es decir, los roles e instituciones permanecen inmutables mientras lo que se modifica es el personal que desempeña los roles o que actúa en las instituciones. Los representantes del centro avanzan hacia un cambio más abarcativo al contemplar el cambio de la estructura, es decir, aquel cambio que no es sólo del personal, sino que incluye cambio de roles e instituciones, por ejemplo impulsando el paso de una monarquía constitucional a una república. Por lo tanto, en la derecha de los países desarrollados se alinean sectores políticos conservadores (que pretenden conservar la estructura), mientras que en el centro podemos encontrar a liberales progresistas y socialdemócratas (que admiten y hasta impulsan cambios de roles e instituciones). No hay que descartar de todas maneras algunas posturas hoy minoritarias que proponen un regreso a estructuras ya perimidas, allí se inscriben los sectores políticos definidos como reaccionarios, es decir aquellos que sostienen como propuesta de futuro un regreso al pasado.
La izquierda de una nación independiente está relacionada con una postura mucho más radical que se ubica en el eje del conflicto. Esta postura parte de una definición de la estructura social distinta a la que sostienen los teóricos del orden, ya que para sus exponentes
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