Usos Y Costumbres
Enviado por 5505555055 • 18 de Febrero de 2014 • 4.449 Palabras (18 Páginas) • 335 Visitas
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
El 21 de marzo de 1994 propuse a los pueblos de Oaxaca un Nuevo Acuerdo, para concertar una nueva
relación entre ellos y la sociedad y el gobierno del Estado. Al reconocer explícitamente los derechos de los
pueblos indios, asumí el compromiso de respetarlos y hacerlos respetar, impulsé también un proceso
democrático de participación que sustentara en una amplia base social el Nuevo Acuerdo e hiciese de la toma
descentralizada de decisiones una expresión de la autonomía de los pueblos indios
En el campo de la administración de justicia, se actualizó la defensoría de oficio y los ministerios públicos en
lenguas indígenas, así como las reformas a los Códigos Penal y Procesal Penal y Civil, para hacerlos
concordantes con el derecho indígena. Más de 10,000 indígenas que enfrentaron un proceso por delitos
menores se encuentran ya integrados a sus comunidades. Sólo un centenar de los liberados ha vuelto a
delinquir. La carencia de legislación específica, como la de esta iniciativa, impidió llegar más lejos en este
empeño.
La administración pública de Oaxaca ha estado sufriendo una profunda transformación, que busca acercar a
los ciudadanos todos sus instrumentos. Los pueblos indígenas han participado en ella, interviniendo cada vez
más en la concepción y ejecución de las acciones públicas. Hemos compartido las decisiones con las
comunidades y con ellas hemos acordado la asignación de los recursos públicos para aplicarlos con equidad y
democratizar la formulación de los planes municipales y regionales.
México.- Los pueblos indígenas no pueden elegir a sus autoridades agrarias de acuerdo a sistemas propios de usos y costumbres, ni a sus tradiciones, sino que deben ajustarse a lo previsto en la ley en la materia, como el resto de los campesinos, resolvió la Suprema Corte de Justicia.
Limitó así por primera vez las reglas de autonomía previstas para los indígenas en el artículo segundo de la Constitución, que fue objeto de una polémica reforma en agosto de 2001.
"Si bien las comunidades indígenas tienen derecho a decidir sus formas internas de organización, entre otras, social y económica, lo cierto es que al decidir por el ejido o por la comunidad de bienes comunales como sus formas de organización interna, las cuales han sido establecidas por la propia Constitución, se debe atender a lo que ésta señala en cuanto a su organización y funcionamiento", concluyó la primera sala de la Corte.
La sentencia, dictada el pasado 21 de octubre, señala que tratándose de temas agrarios,el artículo 27 de la Constitución tiene prevalencia sobre las costumbres de las comunidades.
Los ministros habían atraído desde el año pasado el amparo directo presentado por un grupo de comuneros de Ocotepec, Morelos, a quienes un magistrado agrario les negó la representación de la comunidad porque no fueron electos en asamblea bajo las reglas de la Ley Agraria.
La elección del presidente, secretario y tesorero del Comisariado de Bienes Comunales se llevó a cabo en septiembre de 2006, en una asamblea que, según los comuneros, fue desahogada "democráticamente de acuerdo a usos y costumbres".
Pero en marzo de 2007, un grupo opositor demandó la nulidad de la asamblea, alegando que "fue celebrada en la Ayudantía Municipal (es decir, fuera del lugar habitual), convocada por el ayudante municipal, y celebrada por personas que no son comuneros legalmente reconocidos".
El Tribunal Unitario Agrario responsable de revisar el caso resolvió que, efectivamente, la asamblea había sido ilegal porque se llevó a cabo por usos y costumbres, por un grupo de supuestos comuneros que no aparecen en el padrón oficial del Registro Agrario Nacional.
Los afectados promovieron un amparo contra esa sentencia, que si bien correspondía resolver a un tribunal colegiado de circuito, fue atraído por la Corte por la importancia del caso.
"El interés de atraer este asunto deriva de los temas que se advierten, entre otros, detallar el contenido esencial y el alcance que, en el caso, la Suprema Corte debe dar a los derechos de los pueblos indígenas a la libre determinación, para que posteriormente se facilite identificar sus limitantes, condicionantes o restricciones", explicó la primera sala al atraer el amparo, que a fin de cuentas fue negado.
Sin lugar a dudas uno de los aspectos más polémicos de los Acuerdos de San Andrés es lo relativo a los usos y costumbres de los pueblos indígenas. En la iniciativa de la Cocopa, ahora presentada por el presidente Vicente Fox al Congreso de la Unión, la propuesta de otorgarle un reconocimiento legal a las normas tradicionales de los pueblos
indígenas aparece en varias ocasiones. Así, por ejemplo, se dice que los pueblos indígenas tendrán el derecho de "aplicar sus sistemas normativos en la regulación y solución de conflictos internos respetando las garantías individuales, los derechos humanos y en particular la dignidad e integridad de las mujeres". También tendrán derecho de "elegir a sus autoridades y ejercer sus formas de gobierno interno de acuerdo a sus normas en los ámbitos de su autonomía, garantizando la participación de las mujeres en condiciones de equidad". Más adelante se precisa el primer punto diciendo que "En los municipios, comunidades, organismos auxiliares del ayuntamiento e instancias afines que asuman su pertenencia a un pueblo indígena, se reconocerá a sus habitantes el derecho para que definan de acuerdo con las prácticas políticas propias de la tradición de cada uno de ellos, los procedimientos para la elección de sus autoridades o representantes y para el ejercicio de sus formas propias de gobierno interno en un marco que asegure la unidad del Estado nacional".
Los defensores de la iniciativa de la Cocopa alegan que este reconocimiento de las normas o tradiciones indígenas deriva lógicamente del derecho que tienen los pueblos indígenas a la autonomía. Pocos se han percatado, sin embargo, de que en realidad dar validez legal a la tradición (normas o usos y costumbres) resultaría tanto en una limitante de la autonomía indígena como en una reducción significativa de los derechos de los propios indígenas. Este es el argumento central que quisiera desarrollar en estas páginas.
Se nos dice que los indígenas tienen una concepción de la democracia y de la justicia basada en el consenso y la defensa de la comunidad que se opone radicalmente tanto a la "democracia occidental", partidista e individualista, como a su justicia basada en normas generales y abstractas y administrada por un aparato administrativo independiente
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