Antígona e Ismena
Enviado por KaterinAloy • 27 de Julio de 2014 • 1.073 Palabras (5 Páginas) • 223 Visitas
njjnjnjnjnjnjnSófocles nos presenta nada más comenzar la obra a dos hermanas: Antígona e Ismena. Ambas, a través de tan sólo un diálogo, nos dejan entrever con lo que dicen y con cómo lo dicen todo un conjunto de rasgos que las hacen únicas. Gracias al autor, desde el principio, se dibujan ambos personajes de forma completa y así mismo, el conflicto del bien y el mal, que no es otro que averiguar qué es entendido como bueno y qué es lo malo realmente.
Antígona e Ismena son la cara y la cruz de una misma moneda. En este caso esa moneda es la circunstancia que rodea a ambas, tras la muerte de sus dos hermanos y el decreto del nuevo gobernador, Creonte, que obliga a castigar a Polinice por traicionar a la patria, privándole de sepultura o culto alguno. Aparece, al instante, el dilema moral: ¿traicionar a tu patria violando la ley o traicionar al deber, como hermana, de enterrar a tus muertos?
Antígona se inclina a actuar contra el decreto y defender, de este modo, su honor y el de los suyos. Ismena se decide, aparentemente sin dudarlo, por acatar las leyes y seguir siendo fiel a su ciudadanía. La respuesta de cada una a este dilema ya nos dice mucho acerca de ambos personajes. Antígona representa la lucha por los derechos y deberes morales e Ismena lo que Pío Baroja denominaría “inmovilismo”, limitándose a acatar lo establecido.
En el diálogo, Ismena parece reacia a lo que su hermana tiene planeado hacer e intenta disuadirla. Le advierte del riesgo que corre su vida si la descubriesen dando sepultura a Polinice. Para ella, la lealtad a la patria y a la ley es lo más importante y, por esta creencia, se muestra como una persona prudente en todo momento. Incluso puede llegar a parecernos cobarde, al mantenerse al margen del asunto. Antígona es todo lo contrario: ella siente que debe enterrar a su hermano y lo entiende como algo moralmente inquebrantable y que queda por encima de cualquier cosa, incluso de la patria o de su propia vida.
Tras esta presentación de los personajes y sus posturas claramente definidas y diferenciadas, empieza realmente el diálogo entre ambas, cuando Ismena suplica: “Pero por lo menos no se lo digas a nadie. Manténlo secreto; yo haré lo mismo”. Tras asumir que su hermana lo hará con o sin ella, intenta ayudarla llamándola a actuar prudentemente y prometiendo guardar su secreto. Antígona le responde: “Yo no. Dilo en todas partes. Me serías más odiosa callando la decisión que he tomado que divulgándola“. Imposible resulta no detectar cierta soberbia en la protagonista, al tiempo que podemos apreciar cómo deja de lado todo razonamiento que pudiera constituir una estrategia.
Dando un enorme salto en el tiempo, hasta el siglo XIX, la filosofía de Nietzsche podría ayudarnos a iluminar el contraste entre estas dos hermanas: Antígona es dionisiaca, sigue los impulsos vitales, realza los valores vigorosos y no los mezquinos, es creadora de su propia vida, viviéndola según sus propias imposiciones. Por otro lado, Ismena parece aproximarse a lo apolíneo, se rige por esa razón que, desde Grecia, siempre aparecerá vinculada a lo bueno como algo correcto, pero que para Nietzsche resulta antivital, reprime los impulsos y genera,
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