Aprender a aprender.

APRENDER A APRENDER

La educación en la actualidad tiene diversas carencias; mismas que no son consecuencia de la falta de recursos, estrategias o capacidad del docente o alumno para fomentar la calidad educativa. En busca de la implementación de las escuelas inteligentes y con ellas cumplir las premisas de la retención, comprensión y uso del conocimiento a lo largo de este apartado se busca definir el problema educativo evidente por los resultados que vivimos día con día al enfrentarnos a una situación que implique dificultad para poner en práctica lo aprendido.

 Las preocupaciones de quienes son participes del proceso educativo; es decir, padres de familia, docentes, alumnos y las propias autoridades educativas, son las que han llevado a hacer un profundo análisis de la situación académica que pareciera que se empeña en arrojar únicamente resultados poco favorables para el contexto en el que se vive. Cuando se presta atención a dichos resultado se escuchan las campanas de alarma que alertan las deficiencias del aprendizaje, producto de un conocimiento frágil y conocimiento pobre.

Entenderemos entonces por conocimiento frágil al “conocimiento olvidado”; es decir este no es más que todo aquel contenido que algún momento de la formación del alumno, se le brindó, sin embargo al no tener mayor relevancia y /o utilidad de manera práctica, este tiene mayor trascendencia. Es por esto que al conocimiento olvidado se le alude ser una de las mayores deficiencias de la educación ya que este es consecuencia de una seria de prácticas, hábitos y tendencias contradictorias que poco sentido le dan a la educación, tales como:

•Conocimiento inerte: la principal característica de esta práctica refleja la constancia que se tiene por que el alumno aprenda los contenidos restando importancia a que no sean solo capaces de recordar los conocimientos, si no que tengan la capacidad para hacer uso de ellos; es decir que al enfrentarse a alguna situación real tengan la habilidad de analizar y responder activamente.

•Conocimiento ingenuo: la persistencia de este tipo de conocimiento demuestra la puesta  en práctica de teorías ingenuas o estereotipos; fomentando en el estudiante conocimientos erróneos o carentes de veracidad, principalmente en niveles básicos y que consecuentemente nos mantienen “arrastrándolos” hasta niveles superiores; como claro ejemplo de del tipo de conocimiento ritual

•Conocimiento ritual: de manera normal en el contexto real de la educación, si un alumno no logra comprender lo que se le enseña o al menos no por completo, lo único que sucede es que se continua con lo que poco que pudo haber aprendido, o como se supone que lo aprendió.

¿Pero por qué es importante definir estos tipos de conocimientos? La respuesta recae en que dichas deficiencias son las alarmas que verdaderamente hacen el llamado a recuperar la educación; a rescatar primeramente a los alumnos desalentados por este tipo de sistemas, que reflejan un pensamiento pobre, incapaz de prepararlos para  la vida, que por el contrario solo se basa en técnicas memorísticas, en la repetición, recurriendo a estrategias cómodas y prácticas que solo fomentan la imposibilidad de pensar valiéndose de lo que saben; despojándoles la capacidad de razonar, argumentar, resolver problemas, por lo que dará lo mismo que tengan los conocimientos o no.

Una vez definidas las deficiencias consecuentemente nos encontramos con las causas y es que en lo que pareciera una postura irremediable por hacer de la educación una práctica enfocada al cumulo de hechos y rutinas, nos afrontamos con teorías tales como: la búsqueda trivial y la teoría que privilegia la capacidad.

La primera teoría enunciada, fomenta su enfoque al compromiso habitual de cumplir con todos los programas de estudios sin promover la reflexión en el proceso de aprendizaje, brindando información superficial y en algunos casos incoherente que lejos de comprender el conocimiento y hacer uso de él activamente, a lo único que lleva es a acumularlo temporalmente, sin siquiera lograr la retención.

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