CIMENTACIÓN en perfil LONGITUDINAL
Enviado por edfwefwegf • 15 de Marzo de 2015 • 7.246 Palabras (29 Páginas) • 185 Visitas
CIMENTACIÓN en perfil LONGITUDINAL.
Las presas de fábrica se hormigonan por bloques separados verticales, incluso las de tipo bóveda. Estos bloques suelen tener un ancho de unos 15 m. De esta forma se evita sean afectados por la retracción. Se puede llegar a 18 o 20 m., pero es excepcional. También se llega a 10 o 12 m., pero sólo a veces, en ciertas zonas y no en toda la presa, salvo en algunas de corta altura. En presas de contrafuertes el bloque es un contrafuerte entero con sus cabezas.
Lo ideal sería que cada bloque se asentase en una superficie horizontal, porque de esta forma se hormigonaría con más comodidad y, además, así resultaría una altura uniforme en todo él, y una de formación uniforme, tanto por su propio peso como al ser sometido al empuje hidrostático.
Es aconsejable que la superficie de asiento sea sensiblemente horizontal en dirección paralela a la coronación. Esa condición es fácil de conseguir en los bloques de la parte baja, pero en los que se asientan en las laderas puede presentar dificultades.
Cuando las laderas son suaves, basta dar una pendiente de 10-15% al asiento de los bloques para que estos cumplan aceptablemente las condiciones requeridas, tanto en cuanto a suficiente comodidad para el comienzo del hormigonado, como en cuanto a que la diferencia de alturas en sus extremos no sea grande.
Con laderas de pendiente no mayor del 25-30%, ha de resolverse el problema con inclinaciones de la excavación del 10, 15 o incluso 20%. Se comprende que el escalonado con la tolerancia citada no es suficiente para que la excavación siga a la ladera con un cierto paralelismo y, en ese caso, nos vemos obligados entre dar al asiento de los bloques una inclinación fuerte, que resultará incomoda para la construcción, o permitir escalones notables en la roca entre cada dos bloques.
Un remedio puede ser el cambiar el ancho de los bloques. Esta disminución de ancho no sólo permite un escalonado menor, sino que también asegura el mejor trabajo de los bloques. Conviene estrecharlos en cuanto el escalón pueda ser grande, porque las juntas trabajan mejor con menores desplazamientos.
A pesar de todas las medidas, si la ladera es muy inclinada quedará un escalón entre dos bloques que puede ser importante. Desde el punto de vista de la junta entre bloques esto no tendría mayor importancia, pues su flexibilidad permite seguir los movimientos relativos entre ambos. Es la roca la que puede dar dificultades, pues un escalón grande en ella no es conveniente. En la sección transversal, deben prescribirse los escalones con ángulos vivos; en la longitudinal se admiten, pero conciertos límites. Un escalón fuerte, da una debilidad a la roca y es de temer, que en un entorno de la esquina del escalón , la roca esté agrietada o rota.
Hay ocasiones extremas en las que es inevitable un escalón considerable por la constitución misma de la ladera. En este caso no hay otra opción que aceptar el hecho y proyectar una junta especialmente prevista para permitir la gran diferencia de movimientos entre los bloques adyacentes.
En las presas de contrafuertes es mejor concentrar los escalones en las juntas, para que cada elemento trabaje mejor. Cabe, sin embargo, alguna tolerancia, dando un escalón más alto para una de las cabezas con tal de que no sea grande y, mejor aún, suavizándolo de alguna forma.
Tiene cierta importancia el orden en que se lleva la excavación. Es recomendable ir de abajo hacia arriba, es decir, empezar por el cauce e ir descendiendo.
Todo lo dicho hasta ahora, se aplica a presas de gravedad. En las presas bóveda, las normas dadas siguen vigentes, pero en lo relativo al escalonado longitudinal, tienen una mayor flexibilidad.
Esta tolerancia viene obligada porque en estas presas es muy frecuente que la cerrada presente unas laderas fuertemente inclinadas e incluso próximas a la vertical, en cuyo caso es muy difícil conseguir un escalonado relativamente suave, ni aún haciendo las ménsulas estrechas. Pero además, es que tiene mucha menor importancia que las ménsulas apoyen sobre una superficie plana, pues como al trabajo como tales ménsulas se agrega el efecto arco, que suele ser prevalente, una vez inyectadas y actuando toda la bóveda como un conjunto, las resultantes de las fuerzas sobre el cimiento no son verticales, sino inclinadas.
En cuanto a las presas de material suelto, todo lo dicho arriba rige sólo en un sentido muy amplio y con grandes tolerancias. Sigue siendo aconsejable tratar con cuidado la roca al excavarla, pero no con tanta exigencia. Y como su construcción no se hace por elementos verticales, sino por tongadas horizontales, no es necesario en absoluto hacer escalones horizontales, bastando limpiar la roca lo suficiente para que la superficie de contacto quede lo más sana posible, pero sin ser preciso tampoco una entereza total, ya que el material propio de la presa es, de por sí, suelto.CIMENTACIÓN en perfil LONGITUDINAL.
Las presas de fábrica se hormigonan por bloques separados verticales, incluso las de tipo bóveda. Estos bloques suelen tener un ancho de unos 15 m. De esta forma se evita sean afectados por la retracción. Se puede llegar a 18 o 20 m., pero es excepcional. También se llega a 10 o 12 m., pero sólo a veces, en ciertas zonas y no en toda la presa, salvo en algunas de corta altura. En presas de contrafuertes el bloque es un contrafuerte entero con sus cabezas.
Lo ideal sería que cada bloque se asentase en una superficie horizontal, porque de esta forma se hormigonaría con más comodidad y, además, así resultaría una altura uniforme en todo él, y una de formación uniforme, tanto por su propio peso como al ser sometido al empuje hidrostático.
Es aconsejable que la superficie de asiento sea sensiblemente horizontal en dirección paralela a la coronación. Esa condición es fácil de conseguir en los bloques de la parte baja, pero en los que se asientan en las laderas puede presentar dificultades.
Cuando las laderas son suaves, basta dar una pendiente de 10-15% al asiento de los bloques para que estos cumplan aceptablemente las condiciones requeridas, tanto en cuanto a suficiente comodidad para el comienzo del hormigonado, como en cuanto a que la diferencia de alturas en sus extremos no sea grande.
Con laderas de pendiente no mayor del 25-30%, ha de resolverse el problema con inclinaciones de la excavación del 10, 15 o incluso 20%. Se comprende que el escalonado con la tolerancia citada no es suficiente para que la excavación siga a la ladera con un cierto paralelismo y, en ese caso, nos vemos obligados entre dar al asiento de los bloques una inclinación fuerte, que
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