Capitulo 5. LAS CINCO LEYES DEL ORO.
Enviado por ITZAALVAREZ153 • 4 de Octubre de 2016 • Resumen • 1.543 Palabras (7 Páginas) • 1.167 Visitas
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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA FIDEL VELÁZQUEZ[pic 3][pic 4]
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DIVISIÓN ACADÉMICA DE DESARROLLO E INNOVACIÓN EMPRESARIAL
MATERIA:
REIGENIERIA ORGANIZACIONAL
PROFESOR:
ALFREDO BARRERA ESCOBAR
LIBRO:
EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIA
CAPÍTULO:
5.- LAS CINCO LEYES DEL ORO
PRESENTA:
ÁLVAREZ MARTÍNEZ ITZAYANA
GRUPO:
IDIE 1005
EDO DE MÉXICO SEPTIEMBRE 2016
Capitulo 5. LAS CINCO LEYES DEL ORO.
Una muy buena pregunta para empezar con este capítulo cinco, ¿Si tuvieras que escoger entre una tablilla de arcilla donde hay unas palabras grabadas de sabiduría y un saco de oro cual escogerías?, a la cual todos respondierón lo que él esperaba, el saco de oro, Kalabab quedo muy sorprendido por que al ver la respuesta tan ingenua y sin justificación que dieron el se pregunto que para que escogen el saco de oro si no saben cómo administrar, como gastar tanto dinero, si bien por el contrario la tablilla de arcilla que proporciona sabiduría, puedes emplearla para saber cómo obtener dinero y así mismo ganar cada vez más, dada esta situación fue que les cuenta la historia de Arkad, el hombre más rico de Babilonia.
Arkad, lo que nos dice el capitulo es que fue un hombre que nunca apoyo la tradición que había en Babilonia, de padre a hijo, esta tradición era que todo hijo esperaba la herencia de su padre cuando a este lo llamaran los dioses, lo que quería Arkad era que su hijo no esperara esa herencia si no que hiciera lo posible por ganársela cumpliendo con cierta penitencia como le llamaban ellos, su padre le dio una tablilla de arcilla donde estaban grabadas las cinco leyes del oro y un saco con oro, lo que quería su padre era que le demostrará que el si iba a ser capaz de administrar esos bienes.
Con el paso del tiempo se cumplieron los diez años que el padre le había dado como plazo para hacerse cargo de lo encomendado, Arkad le dijo a su padre que le dio mucho dinero, dinero que no supo administrarlo, y le empieza a explicar todo lo que sucedió, pues bien lo primero que hizo fue invertir en un caballo el cual supuestamente era él que nunca perdía las carreras y decide apostar una gran cantidad de dinero el cual perdió al no ganar su caballo, paso mucho tiempo viviendo en la miseria, lo que hizo que recordara que aparte del saco de oro que le dio su papá también le había dado una tablilla, la cual leyó y arrepentido de no dejarse guiar por ella, él hubiese conseguido más dinero de una forma en que siguiera del mismo generando más y más, fue entonces que Arkad se memorizo las cinco leyes del oro escritas en la tablilla:
1. El oro le llega a esos hombres que guardan una pequeña parte de lo que ganan en su diario vivir.
2. El hombre que le encuentra provecho al dinero, hace que este trabaje para el todo lo que quiera.
3. Quien busca concejos de un hombre sabio, siempre tendrá la certeza de que lo que va a invertir es algo provechoso y enriquecedor.
4. El oro se va de las manos de los hombres que invierten innecesariamente en empresas de las cuales no son aprobadas por las personas sabias.
5. El oro se va de las manos de las personas que lo quieren ganar de manera fácil, haciéndole daño a los demás.
Fue así como Nomasir el hijo de Arkad espero a tener un trabajo donde iba a aplicar estas palabras de sabiduría que le dio su padre, le empezó a sonreír la vida, encontró trabajo como capataz en un grupo de esclavos donde trabajaban en la construcción de una muralla de ahí lo que ganaba sacaba una pequeña parte, aplicando la primera ley que su padre grabo en la tablilla, y de esta manera Nomasir ya no era el fracaso que pintaba ser, le siguió el paso a la sabiduría dejo a un lado la inexperiencia y le dijo a su padre, gracias a ti ahora cuento con mucho dinero aquí tienes la bolsa de oro que me diste y principalmente por la tablilla que contiene las cinco leyes de oro te voy a dar dos sacos de oro, me ha quedado de experiencia que es más importante contar con sabiduría, que sin sabiduría y tener dinero a Arkad no le quedo de otra si no sonreír ya que iba a dejar en buenas manos todo lo que le pertenecía.
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