Cuento mi vida bajo una carpa

MI VIDA BAJO UNA CARPA.

Desde que tengo memoria he estado aquí, entre animales, bailarinas, payasos y todo lo que compone un circo; por cierto, yo soy el domador. Desde pequeño viví de ciudad en ciudad, mi educación me fue dada en casa, osea en nuestro remolque, mis padres son los fundadores del circo y por esa razón siempre he vivido así, antes mi padre era el domador, cuando yo era un niño solía verlo mientras el improvisaba sus trucos y cuidaba a nuestros animales, poco a poco fui aprendiendo y desarrollando más interés en tratar de ser como mi padre, poco a poco fui aprendiendo y ahora ocupo el lugar que mi viejo padre solía tener. Al principio fue difícil, pero con el tiempo que pasaba aquí, me fui acostumbrando a llevar este tipo de vida, pero un día todo cambio, viajábamos por la ciudad de Toluca, y fue ahí cuando la vi, el show comenzó y mientras yo hacia mi espectáculo, en ese tiempo era ayudante de mi padre, pero cuando ella apareció entre el público, todo cambio. Sentada en primera fila, comiendo palomitas y disfrutando del espectáculo, era tan bella, todo fue a primera vista, y en ella paso igual, al terminar la función, Salí corriendo a buscarla entre la multitud, y la encontré, ella sorprendida sin saber que decir solo sonrió y fue ahí cuando yo me acerque y la salude, las manos me sudaban, mi corazón estaba a punto de salirse, no sabía que decir, y le pregunte - ¿ tú eres de esta ciudad?- que tonta fue mi pregunta, pues ella parecía ser de ahí, solo sonrió y me dijo – me imagino que sí, y así comenzó nuestra pequeña charla que solo duro unos cuantos minutos, pero fueron muy importantes, pues yo la invite a nuestro último show,¿ quien quisiera volver a un espectáculo que ya había visto un día antes?, la verdad imagine que no regresaría, ella se tuvo que marchar y yo me quede ahí, con su cara muy presente y con esa sonrisa que era imposible de olvidar, al siguiente día, antes de comenzar el espectáculo, yo estaba muy nervioso, y a la vez sentía que no regresaría, pero fue ahí cuando el telón se levantó y la vi, en el mismo lugar de un día antes, se veía feliz, y esa fue la función que más recuerdo de las tantas que he tenido, esperaba con ansias que terminara la función para poder acercarme a platicar con ella, pues ese era mi último día en esa ciudad, y tal vez jamás la volvería a ver, termino la función y casi corrí hacia donde ella estaba, la salude y conversamos mucho tiempo, salimos a caminar y platicamos un poco acerca de nuestras vidas, ella me conto que estudiaba y que era bailarina, y que le encantaba asistir a los circos que pasaban por su ciudad, al terminar nuestra pequeña cita, yo le pedí su número y seguimos conversando después por ese medio, veía sus fotos y yo le enseñaba todas las partes por donde llevábamos nuestro circo, a ella le encantaba viajar pero éramos unos jóvenes, y sus padres no la dejarían acompañarme a viajar

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