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Doroty Cohen


Enviado por   •  7 de Abril de 2014  •  3.516 Palabras (15 Páginas)  •  689 Visitas

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CÒMO APRENDEN LOS NIÑOS

Al comienzo de este tema se hace referencia a que a la edad de 7 años los niños pasan por un cambio muy notable, ya no son tan vulnerables, no lloran tanto, y tienen una idea clara del bien y el mal, pero las creencias y valores aun sufrirán modificaciones a lo largo de su vida, y al respecto se nos hace la advertencia de que lo que pase después o la manera en que se siga desarrollando el infante dependerá en sumo grado del papel que tengan sus padres en su vida.

Así mismo, se dice que los años de la primaria, aproximadamente de los 6 a los 12, son muy importantes en el desarrollo del individuo, en esta etapa ocurren diversos cambios que van desde lo social a lo intelectual, como maestros en formación nos hemos podido dar perfectamente cuenta de esto ya que es en la escuela donde los alumnos van adquiriendo las formalidades que exige la sociedad, es ahí donde hacen amigos, resuelven los primero problemas, etc. Claro sin dejar a un lado la influencia de la casa.

En esta etapa de 6 a 12 años se pueden observar tres impulsos generales: uno de ellos es una creciente facilidad de las capacidades físicas y neurofisiológica, una inequívoca liberación de la influencia del hogar hacia una mayor influencia de los compañeros y el aumento constante de la capacidad de pensamiento lógico, conceptualización y empleo del simbolismo. En esta última, podemos contrastarla con las etapas de desarrollo piagetianas en las que aproximadamente a los 12 años comienza a haber en el niño un gran avance en su pensamiento lógico, donde entra al estadio de las operaciones formales que marcan un acercamiento con el mundo adulto.

Nuevamente se hace hincapié en las edades de 6 a 7 años para destacar la metamorfosis interna que vive cada individuo a esta edad. Los niños sienten el deseo de mantener su intimidad, su propio espacio, ya no se consideran a sí mismos esos niñitos que necesitaban de la protección y cuidado de sus padres a todo momento, gozan de su libertad y ya no creen ciegamente en la autoridad de sus padres. A los 6 y 7 años los niños se ven marcados con la sensación de que pueden hacer las cosas por ellos mismos, empiezan a defender sus derechos y discutir sus opiniones. Pero a pesar de sentirse independiente, está muy lejos de ello, aún necesita de los padres y al mismo tiempo sigue identificándose con ellos y sabe que los necesita.

Los niños de 6 o 7 años aun no tienen sentido claro de sus auténticas capacidades o defectos. Tampoco tienen capacidad para distinguir las habilidades y capacidades acordes a su edad, es decir, suelen intentar juegos que requieren mayores capacidades que las que poseen, este aspecto hemos podido verificarlo en las primarias de que los niños en ocasiones quieren realizar actividades que no son propias para su edad, como saltar más de lo que su organismo es capaz, etc.

Consideramos que los padres y maestros deben de mantenerse al lado del niño, brindarle un poco de espacio e independencia, pero no exagerar, aunque los niños ya se sienten muy capaces, se sabe que necesitan de la guía y comprensión de los padres y de sus maestros, pues en nuestra opinión, puede ser contraproducente el hecho de dejar casi desamparados a los niños cuando ellos crean ser lo suficientemente hábiles para independizarse, porque tarde o temprano se dan cuenta que no pueden serlo, que les falta muchísimo camino por recorrer, si se les deja creer lo contrario, terminarán sintiéndose mal por no haber logrado lo que creyeron posible y esto ocasionará gran daño a su autoestima.

Los niños de 6 y 7 años se encuentran en un punto donde comienzan a tener conciencia del bien y el mal, anteriormente solo asociaban estos dos hechos con los castigos y premios, sabían lo que estaba permitido pero no lo relacionaban con cuestiones de tipo moral.

Los niños aprenden mostrándoles acciones, mirando a otros y por medio de prueba y error. El trabajo de padres de familia tiene muchas cosas difíciles de enseñar como: respeto, bondad, integridad, honradez, imparcialidad y responsabilidad. Si usted no enseña a sus hijos estos valores, nadie más lo hará por usted. Si usted toma el tiempo para pensar sobre las cosas que hace y reflexiona sobre sus acciones, usted podría alcanzar la meta del éxito.

Una de las maneras en que los niños aprenden es observando e imitando el comportamiento y acciones de los padres. Los niños desde temprana edad, obtienen un entendimiento claro y concreto sobre lo que es correcto e incorrecto. Ellos aprenden por las cosas que usted como padre aprueba o desaprueba. Aprenden honradez e imparcialidad por medio del estímulo y reconocimiento que usted les provee. Lo que usted hace y la forma en que anima a sus niños los ayudará para saber que hacer y que no hacer.

El autor nos menciona que los niños aprenden a ser bondadosos y compasivos observando a los padres y a otros adultos a comportarse bondadosa y simpáticamente con otras personas. Los niños aprenden a entender los sentimientos y necesidades de otros con el tiempo; observando y aprendiendo a descubrir sus propios sentimientos. Ayude a sus hijos dándoles palabras para nombrar todos aquellos sentimientos que experimentarán, tales como: enojo, tristeza, felicidad o miedo para nombrar algunos. Los niños aprenden a actuar bondadosa y compasivamente cuando pueden poner sus sentimientos de bondad y compasión en acción.

También señala que a diferencia de los adultos, la mentira tiene otra significación. Los niños pequeños tienen la creencia de que sus padres lo saben todo y hasta tendrían la capacidad de leer sus pensamientos, la aparición de la primer mentira a los padres, la posibilidad de guardar algún secreto, es de suma importancia para reconocer las limitaciones paternas, impulsando al niño en su desarrollo psíquico al darse cuenta que él es una persona diferenciada de sus padres, que puede resolver situaciones y comenzar a desidealizarlos, a tener una visión mas realista de los demás.

En los niños menores de cuatro años, el mundo de los sueños, deseos y fantasías no siempre se diferencia de la realidad objetiva. La confusión entre los hechos observables y los deseos que se satisfacen en su mundo imaginario, puede inducir al pequeño a decir mentiras para evitar tomar contacto con la realidad, donde se empiezan a impartir ciertos límites.

Desde la actitud de los padres muchas veces se alienta sin darse cuenta a la utilización de las mentiras, cuando a partir de ciertos interrogantes que los pequeños plantean sobre temas que hacen al origen de la humanidad, al nacimiento, a la muerte, las respuestas o explicaciones que se les dan, no van de la mano de la verdad o de sus creencias, alegando que los

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