EL DESAPARECER (EDITANDO)

EL DESAPARECER

Chimbote es una pequeña ciudad ubicada en el Norte del Perú, es tranquila, apaciguada y si la ves desde lejos lo primero que te llama la atención es la pesquería.

Sin embargo, una vez que vives en ella y recorres cada rincón entiendes que la vida es un desperdicio. Con una buena vista al mar y a la Isla Blanca.

Los adolescentes salían casi todos los días, especialmente los sábados, recorrían la Plaza de Armas hasta llegar y caminar por el Malecón mientras una charla fructífera empieza a crearse en el espacio.

Las parejas solían ir al Vivero Forestal, un lugar turístico en el que solo costaba dos soles la entrada, y solían ir para disfrutar de la vegetación, el aire puro y el amor entre ellos, considerándolo todo muy romántico.

Luciana tiene catorce años, una pequeña adolescente que trata de encajar en cualquier parte del mundo. Es chimbotana, por lo cual conoce la ciudad, y sabe dónde ir y dónde evitar.

Son las cuatro de la madrugada con cuarenta y siete minutos, ni siquiera sabe la hora exacta, pero algo en su mente le dice que es así, se mueve y coge su celular, y efectivamente era esa hora.

Por milésima vez en su vida no lograba conciliar el sueño y aunque lo concilie trataba de dormir lo menos posible después de pesadillas seguidas y alucinaciones que ocurren en su entorno. Luciana estaba totalmente confundida y temía contarle de estos asuntos a alguien, no quería que pensaran que estaba loca o más bien, ella no quería pensarlo así. Durante varios años había tenido ciertos actos impulsivos, ansiedad, pensamientos incoherentes y alucinaciones que no le dejaban dormir.

Cada vez se hacía más frecuente, fue entonces cuando comenzó la pandemia del dos mil veinte, que Luciana sintió el verdadero dolor, su padre, con el que no llevó comunicación, se reencontró con ella hará dos años antes de la pandemia e hizo las paces con ella, como Luciana siempre había querido tener una buena relación con un padre, que la quiera, que la cuide y que la mimara, como veía a sus primas y algunas amigas, hasta que el diecisiete de agosto muere a causa de la nueva enfermedad de esa época y siete meses después, en marzo nueve del dos mil veintiuno muere el ultimo regalo que le dejó su padre, su perro Bobby.

Luciana estuvo en depresión durante bastantes meses, semanas en las que no salía de su dormitorio hasta que se enfermó y su madre trató de animarla. Nunca entendió por qué estas cosas le sucedían, y una interminable búsqueda de apoyo y afecto le empezó a tocar en su alma.

Veía la vida de otra manera, reflexionaba y entendía que todos sin excepción nacíamos para morir.

Comenzó a salir con sus dos mejores amigos y los únicos que los consideraba verdaderos, Fátima y Carlos.

• Tengo hambre —suspira Fátima.
• Siempre tienes hambre —le contesta Luciana aburrida —aunque yo también, ¿tienes dinero?
• No tengo ni para Free.
• ¿Tú, Carlos?
• Ah… lo he dejado en mi casa —miente.

Luciana había tenido hace un mes una fuerte atracción por Carlos, y aunque él jugó con sus sentimientos, ella lo perdonó y olvidó aquello.

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