El Matadero
Enviado por fran_1 • 25 de Mayo de 2013 • 722 Palabras (3 Páginas) • 311 Visitas
Argumento del libro El Matadero del escritor Esteban Echeverria.
El relato da la impresión, en un principio, de ser un cuadro de costumbres que relata la falta de carne en la cuaresma bonaerense de 183… Los abastecedores de carne solo traen en días cuaresmales, al matadero, los novillos necesarios para el sustento de los niños y de los enfermos. Sucedió pues, en aquel tiempo, una lluvia muy copiosa, que anego los caminos y las calles de entrada y salida a la ciudad, que rebosaban de acuoso barro.
El rio la plata, creciendo embravecido, empujo esas aguas que venían buscando su cause y las hizo correr hinchadas por sobre campos, terraplanes, arboledas, caseríos y extenderse como un lago inmenso por todas las bajas tierras.
Todas esas calamidades eran aprovechadas por los federales resistas, quienes atreves de la iglesia, culpaban a los unitarios (opositores de la dictadura de rosas) ante el pueblo, de ser culpables de la desgracia.
Por causa de la inundación estuvo quince días el matadero de la convalecencia sin ver una sola cabeza vacuna; durante este tiempo, los pobres niños y enfermos se alimentaban con huevos y gallinas.
Este estado de cosas trajo consigo la especulación y el encarecimiento de los alimentos vitales, lo que degenero en tal hambruna, que mucha gente adelanto su viaje al cielo. El gobierno, para calmar los ánimos de la población, envió el decimosexto día de la carestía cincuenta novillos gordos, poca cosa por cierto, para una población acostumbrada diariamente de 250 a 300 cabezas. A los gritos de ¡Viva el gobierno!, los corrales se llenaron de carniceros, achuradores y curiosos.
La primera res que se mato fue toda entera de regalo a un líder del gobierno ahí presente, hombre muy amigo del asado. Una comisión de carniceros marcho a ofrecérselo a nombre de los federales del matadero, manifestándole a vivas voces su agradecimiento por la acertada providencia del gobierno, su adhesión ilimitada al dictador Rosas y su odio entrañable a los salvajes unitarios, enemigos de Dios y de los hombres. Siguió la matanza y en un cuarto de hora, cuarentainueve novillos se hallaban tendidos en la playa del matadero, desarrollados unos, otros por desarrollar.
La visión del matadero era grotesca. Cuarentainueve reses estaban tendidas sobre sus cueros y cerca de decientas personas hollaban aquel suelo de lado regado con sangre. Las figuras más provinentes eran los carniceros con cuchillos en mano, brazos y pecho desnudo, cabello largo y revuelto y chiripa y rostro embadurnado en sangre.
En ese ambiente dantesco, se mesclaba la gente mas necesitada, que pretendía en un descuido hacerse de un sebo o de una tripa para su sustento. Un novillo había quedado en los corrales. Cuando fueron a matarlo, logro huir debido a que el lazo que lo sujetaba estaba flojo.
En su loca huida arremetió contra un niño a quien decapito en un instante con una de sus
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