El Principe
Enviado por Angel_9008 • 22 de Febrero de 2012 • 2.136 Palabras (9 Páginas) • 377 Visitas
En la obra de Nicolás Maquiavelo titulada “El Príncipe” se dan una serie de pasos y consejos a seguir para la obtención y conservación del poder, los cuales no han perdido actualidad debido a que se pueden aterrizar de una manera excelente dentro la política actual, por tanto realizaré un resumen, aunque mas que esto será un comentario a la misma.
En primera instancia el autor expone que hay dos tipos de principados, los cuales son lo hereditarios y los nuevos, afirma que los primeros son denominados de esta manera cuando una misma familia ha reinado en ellos durante largo tiempo y que los segundos son adquiridos por las armas propias o por la ajenas, por la suerte o por la virtud, además de estos posteriormente abunda sobre el surgimiento de otra clase de principados: los principados mixtos.
Argumenta que es más fácil conservar un principado hereditario que uno nuevo, ya que el pueblo está acostumbrado al modo de gobernar de esa dinastía, por tanto solo basta no alterar el modo de gobierno de los predecesores, así pues no hay manera de que pierda el control sobre el principado.
Se les denomina principados mixtos a aquellos que no son del todo nuevos, si no como miembro agregado de un conjunto anterior, es decir un principado dentro de otro, en otras palabras; que se gobierna de manera diferente a como lo hace el conjunto, esto debido a una dificultad natural que se da en todos los principados nuevos, la cual estriba en que los hombres cambian con gusto de Señor, creyendo que con ello van a mejorar, y esto los anima a tomar la armas contra el anterior, en esto se engañan, debido que la experiencia le muestra que luego de todo solo han empeorado.
Maquiavelo abunda sobre el tema: esto se da debido a un necesidad natural, la cual es que el príncipe se ve obligado a ofender a sus nuevos súbditos, ya que tiene por enemigos a todos los que ha ofendido al ocupar el principado y no puede conservar como amigos a los que han ayudado a obtenerlo, debido a que no puede brindar satisfacción en la medida de las expectativas creadas.
Comenta además que un príncipe no debe por ninguna circunstancia permitir que entre en su reino un extranjero más poderoso que él, ya que éste podría intentar destituirlo del puesto.
Además de lo anterior, da algunas de las soluciones por medio de las cuales el príncipe puede subsanar de manera inmediata cada uno de los problemas explicado y mencionados anteriormente, enfatizando que el más sencillo, factible e infalible de estos métodos es el mudarse a vivir al reino conquistado.
Por lo mencionado en los párrafos anteriores Maquiavelo plantea el cuestionamiento acerca de cómo fue que los sucesores de Alejandro Magno, rey de toda Asia habiendo muerto este a pocos años de haberla ocupado pudieron conservarlo sin mayor dificultad, más que las que ellos mismos propiciaron.
Continúa diciendo: hay dos formas de gobernar un principado, la primera es que el príncipe gobierna ayudado por siervos que el mismo elige, a los cuales denomina ministros, la segunda forma es cuando el príncipe es ayudado por nobles, los cuales adquieren el cargo por la antigüedad de su linaje, teniendo estos súbditos propios.
En base a lo expuesto con anterioridad deduce que en la primer manera de gobernar es más difícil de conquistar, debido a que la figura del gobernante esta en todo el reino, y a consecuencia de ello una vez conquistado el principado es muy fácil de conservar.
Acerca de la segunda forma expone que al contrario de la primera es más sencillo conquistarlo, debido a que los nobles tienen súbditos propios y por tanto la figura del monarca no es tan imponente como en la figura anterior; sin embargo, a consecuencia de esto tal Estado sería más difícil de conservar.
Habiendo explicado esto, el autor explica que el reino de Darío era gobernado en una forma semejante a la primera, y por tanto fue fácil para los sucesores de Alejandro conservar el reino, no obstante advierte que si estos hubiesen permanecido unidos habrían gozado sin ningún problema de la conquista.
De lo anterior concluye que la dificultad de conservar un Estado no está en la habilidad y destreza del conquistador, si no en la naturaleza de lo conquistado.
Argumenta; hay tres maneras para la conservación de estas ciudades, la primera es dejarla ser gobernada por sus propios ciudadanos, la segunda es arrasar con ella y la tercera radicarse en ella.
Continúa diciendo que las dos maneras más efectivas para conservar este tipo de Estados son las dos últimas, esto debido a que al dejarla ser gobernada por sus propios ciudadanos éstos podrán sublevarse en cualquier momento debido a su descontento por la conquista, pues la segunda forma es eficaz, debido a que no quedaría quien quisiera sublevarse; al respecto asevera “Aquel que se haga dueño de una ciudad así y no la aplaste espere a ser aplastado por ella”, sin embargo argumenta que el radicarse en esta ciudad también es eficaz debido a que cualquier problema que surja puede ser solucionado de forma tajante.
También señala que hay tres vías para adquirir un principado, las cuales son, por las armas propias y el talento personal, por las armas y fortuna de otros, además expone posteriormente otros tipos de principado los cuales son el que se adquiere por medio de crímenes y el principado civil.
Respecto a la primera vía explica que es cuando el príncipe o gobernante posee las cualidades intelectuales, físicas y morales además de el potencial militar suficiente para adquirir un principado; es decir, que lo pueda obtener por merito propio, acerca de lo cual opina es la mejor forma de adquirir un Estado.
Acerca de la segunda vía expone que no es una buena forma de gobernar debido a que en ella está de por medio el apoyo de terceros, por lo cual el príncipe no puede realizar sus funciones de manera debida, igualmente, es posible sea incapaz de realizarlas debido a que carezca de las cualidades mencionadas con anterioridad.
En el caso del principado que se adquiere por medio de crímenes explica que no se obtiene ni por medio de la virtud ni de la fortuna, sin embargo aclara que debe conservarse mediante alguna de ellas.
En relación al principado
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