El Proceso De Cristo

EL PROCESO DE CRISTO

Burgoa Orihuela, Ignacio

En este libro se habla del proceso de Jesús desde el punto de vista jurídico. Para quienes creen que Dios es el encarnado por el verbo divino y no sólo el redentor del pueblo judío; están de acuerdo en que su proceso fue un deicidio, es decir, un crimen.

Seguramente su proceso se basó en las disposiciones jurídicas que le correspondían a él en ese momento, implicadas en el Derecho romano y el Derecho hebreo; este es el tema principal que se discute en el libro, para lo que se estudiaron los dos órdenes normativos para aclarar si el proceso se ajustó a sus mandamientos.

Capítulo 1: Derecho penal romano

El proceso de cristo fue conformado de dos juicios, el religioso ante Sanhedrín, el cual fue regido por la ley judía; y el político ante Poncio Pilato, quien era el gobernador de Judea, este fue regido por la ley romana. En este capítulo se habla únicamente del “Juicio religioso”.

El derecho penal no estaba regulado por leyes positivas sino por la costumbre. En el capítulo se menciona que el pueblo mismo tenía la facultad de juzgar a la persona que cometía el atentado hacia la sociedad.

Todas las acusaciones de traición y malversación de fondos públicos eran llevadas al Senado, el cual, juzgaba estos delitos de la misma forma que las acusaciones graves hacía los senadores. También, era obligación de todo funcionario público, el perseguir todo aquel hecho que pareciera ser castigable; además, se habían acordado recompensas para las personas que denunciaran a un malhechor. La pena de muerte llegó a ser muy común en estos tiempos.

Capítulo 2: Derecho penal hebreo

En Judea, las leyes eran religiosas y jurídicas, principalmente eran los diez mandamientos que Dios ordenó, dichas leyes estaban establecidas en la Biblia. Los diez mandamientos eran era la fuente principal del Derecho Penal Hebreo, y cualquier violación al mismo, significaba una ofensa para Dios y para los mismos Judíos.

El Derecho Penal Adjetivo estaba regido por ciertos principios que debían ser respetados; además en el régimen judicial hebreo los jueces debían ser justos y no actuar en favor de ninguna de las dos partes.

En el siglo II antes de Cristo, se creó El Sanhedrín (tribunal supremo del pueblo judío) que es un grupo de setenta maestros en la ley; el cual fue formado por Moisés en petición de Dios. Delitos como la blasfemia y la idolatría eran juzgados por el gobernador romano, y castigados con la pena de muerte.

Capítulo 3: El proceso de Jesús ante el Sanhedrín

Cristo era un renovador espiritual de la humanidad y un redentor de los pecados de los hombres, enviado por Dios. Ferdinand Prat, S.J. dijo: “…el hijo de Dios no viene a destruir el antiguo testamento, sino a perfeccionarlo con la misma autoridad soberana que lo estableció.” Pero esta fue precisamente la razón del proceso de Cristo, pues al querer perfeccionar lo establecido, los fariseos y levitas lo consideraron enemigo de los profetas.

Otra razón para su proceso fue su doctrina de las “Bienaventuranzas”, en las que se ve reflejada la caridad, así como el amor al prójimo para procurar el bien; siendo que en el Antiguo Testamento se dice lo contrario.

A lo largo de este capítulo, se habla de cómo fue el proceso de Cristo ante el Sanhedrín, la defensa de Jesús que estuvo a cargo de Nicodemus y de cómo se llegó a la sentencia que lo condenó. Nicodemus menciona que para tener la certeza de que el Sanhedrín actuó correctamente, debía estar basado en la ley, a lo que enseña la costumbre del pueblo y a las escuelas de esa época.

La crucifixión era una sanción del Derecho Romano que se aplicaba a quienes cometían los delitos más graves (piratería, rebelión, etc.), por lo que no se aplicaba a delitos religiosos,

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