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El Príncipe


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  2.418 Palabras (10 Páginas)  •  171 Visitas

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Capítulo I. De las distintas clases de principados y de la forma en que se adquieren.

Los principados pueden ser nuevo o hereditarios. Los dominios que son adquiridos están acostumbrados a vivir bajo un principado o a ser libres, estos pueden ser adquiridos por armas ya sea propias o ajenas.

Capítulo II. De los principados hereditarios.

Establece que los Estados que se adquieren por herencia son mucho más fáciles de ser conservados, que si se obtuviera uno nuevo, ya que solo basta con seguir la línea de acción anterior y contemporizar después cualquier cambio que pudiera darse. En dado caso que se perdiera el poder sobre el Estado, no sería difícil recuperarlo por más poderoso que fuera el enemigo.

Capítulo III. De los principados mixtos.

En un estado añadido se espera que los gobernantes nuevos presenten mejorías que los anteriores no tuvieron. Por más poderoso que sea el Príncipe siempre va a necesitar ayuda de los provincianos y algunas veces podrían verse ofendidos por el nuevo gobierno. Para que se pueda recuperar un gobierno, este deberá buscar aliarse con otro que hable la misma lengua. En primera instancia es muy difícil de conservar, si las costumbres no son parecidas o si anteriormente no ha sido un Estado como tal. Para poder mantener la paz y la calma, el Príncipe no deberá alterar el orden, ni las costumbres que tenían los pueblos, de esta manera no habrá inconformidades.

Mientras que para un Príncipe pueda gobernar un país nuevo, con diferente cultura este deberá vivir ahí primero para conocer todo de ese lugar, de esta forma los súbditos se sentirán vinculados con él y así podrán aceptar un principado que se encuentre cerca de ellos y no un extraño.

Capítulo IV. Por qué el Reino de Darío, ocupado por Alejandro, no se sublevo contra los sucesores de éste, después de su muerte.

Todos los principados se gobiernan de dos maneras diferentes: Uno donde el Príncipe es asistido por personas del pueblo o donde puede ser asistido por ministros que el eligió de entre sus siervos y que lo ayudaran a gobernar. Si es asistido por personas del pueblo, el príncipe obtiene mucho más poder y respeto, y será difícil para sus enemigos quitarle territorio o conquistarlo. Además de que los nobles siempre estarán tentados a la traición ya que siempre quieren estar en el poder, y a la mínima oportunidad que se presente podrían traicionar al gobernante. Aunque no todo es malo, si es asistido por personas de la nobleza, es mucho más fácil conservar territorios ya previamente adquiridos, es decir, es un arma de doble filo el tener cerca a los nobles.

Capítulo V. De qué modo hay que gobernar las ciudades o principados, que antes de ser ocupados, se regían por sus propias leyes.

Existen tres modos de conservar un principados: la primera es destruirlo, la segunda es radicar en él, es decir, vivir en el territorio y por último es regirlo bajos las leyes ya establecidas, aunque obligándolos a pagar cierto tributo y establecer un grupo de personas que se encarguen especialmente de cuidar la conquista, es decir, un gobierno que vele por ese territorio y comunidad.

Una ciudad así, está acostumbrada a ser libre y si se le quiere conservar es mejor permitirle que se gobierne por sus propios ciudadanos, aunque por otro lado si se quiere conservar una ciudad de este tipo, la única manera viable de hacerlo es destruirla, ya que aunque se les domine bajo sus propios regímenes, podrían revelarse así que es mejor disolverla.

Capítulo VI. De los principados nuevos que se adquieren con las armas propias y el talento personal.

A pesar de que estos territorios se obtienen con dificultades se pueden mantener sin sobresaltos, siempre y cuando se obtengan habilidades para hacerlo. Los verdaderos problemas se presentan a partir del nacimiento de nuevas leyes y costumbres que el nuevo principado imputara, ya que será complicado mantener a los súbditos calmados y fieles al nuevo gobierno, muchos de ellos podrían verse en contra de las nuevas imposiciones, esto solamente si son fieles a las normas anteriores.

Capítulo VII. De los principados nuevos que se adquieren con armas y fortunas de otros.

Cuando se obtiene un territorio de esta forma, las dificultades se presentaran una vez que ya estén instalados en el poder frente al pueblo. Si no tiene experiencia y es la primera vez que se encuentran frente al mando de un principado, será muy difícil que logren conservarlo. El nuevo príncipe deberá hacerse de amigos para así poder enfrentar con poder a los enemigos, deberá hacer que el pueblo lo ame o le tema, mientras que las milicias lo deben de respetar y obedecer bajo cualquier circunstancia, deberá mandar matar a cualquiera que le sea una amenaza, así como establecer nuevas leyes. Deberá ser amable aunque rígido en su manera de gobernar, y deberá conservar cerca la amistad de otros reyes o príncipes para que no le guarden recelo y puedan atacarlo.

Capítulo VIII. De los que llegaron al principado mediante crímenes.

La crueldad es un recurso que bien empleada solo es necesaria aplicarla una sola vez y de buena manera para obtener beneficios del pueblo. Dependiendo del uso que se le dé, serán los resultados que se vean reflejados en el Estado. Si son solo una vez, estas causan menos estragos, por otra parte si se dan de manera paulatina y continua, el pueblo se llenara de recelo y desconfianzas. Se podría decir que la crueldad es un mal totalmente necesario para el pueblo, pero solamente una vez y aplicada correctamente.

Capítulo IX. Del principado civil.

Un gobierno puede ser establecido por el pueblo o por los nobles, cuando estos últimos se encuentran con dificultades para enfrentar al pueblo, entonces eligen a uno de ellos con más capacidades y concentran en el todo el poder y autoridad, convirtiéndolo así en príncipe. Aunque este, al llegar con ayuda de los nobles se mantendrá en el mandato con algunas dificultades, al contrario del que llega por elección y apoyo del pueblo, ya que para ellos el gobernante es un igual.

Un principado se encuentra en riesgo cuando se quiere pasar de un principado civil a uno absoluto.

Capítulo X. Como deben medirse las fuerzas de todos los principados.

Si el Estado puede sostenerse por sí mismo, se tomara como que es poderoso. El gobernante deberá siempre tener al pueblo de su lado, proteger sus territorios, tener a su ejército en buenas condiciones y de esta manera no podrá ser atacado ni verse vulnerable frente a otros.

Capítulo XI. De los principados eclesiásticos.

En este tipo de principados podrían presentarse algunas dificultados incluso antes de poseerlos, debido

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