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El Tiempo, La Vida Y La Muerte


Enviado por   •  17 de Febrero de 2014  •  1.108 Palabras (5 Páginas)  •  251 Visitas

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El hombre es un bicho inseguro y ansioso, que busca su seguridad en el conocimiento apoyándose en ese modelo, y que da a esa búsqueda la búsqueda de significado.

Los tiempos del hombre han ido evolucionando a lo largo de la historia. La temporalidad del adulto no es espontánea, sino que se adquiere a partir de las experiencias de pérdida, y está ligada a la posibilidad de hablar, pensar y hacer.

“Pero, ¿qué es el tiempo?”

No prometemos dar respuesta, porque nadie la tiene, pero lo que sí podemos hacer es presentar un esquema de las posiciones actuales respecto al tiempo.

Un organismo necesita coordinar los ritmos de sus distintas funciones y también, estar él mismo coordinado con los ritmos del medio ambiente. La periocidad del organismo parece originar un sentido temporal: creemos darnos cuenta de un tiempo que transcurre. Pero, a diferencia de la vista o la audición, el receptor del sentido del tiempo no se conoce. En principio, la naturaleza podría haber escogido dos fuentes del estímulo para el sentido del tiempo:

1) La experiencia interna: Nuestro organismo suele trabajar calladamente. No nos informa acerca de cómo coordina la digestión, no nos mantiene al tanto de cómo hace entrar y salir el aire de los pulmones para que respiremos, nos mantiene ajenos a la circulación de nuestra sangre. Cabe la posibilidad de que al igual que cólicos, extrasístoles, disneas, sed, hambre, etcétera, nuestro organismo permita a veces dejar llegar a nuestra conciencia alguna manifestación del tic-tac orgánico. La experiencia interna es entonces una fuente potencial de información temporal. Gracias a ella podemos impacientarnos en la sala de espera de un dentista, aunque no ocurra movimiento alguno.

2) La experiencia externa: Podemos informarnos del paso del tiempo en base a los cambios y movimientos en el mundo que nos rodea.

Es comprensible que el orden temporal interno y el de los sucesos externos correspondan y estén coordinados.

La experiencia diaria nos indica que en la mente humana hay por lo menos dos niveles: un nivel consciente, mediante el cual razonamos, nos comprometemos y damos justificaciones y excusas, y un nivel inconsciente, que atesora informaciones diversas sobre hechos y emociones. Mientras la conciencia ha sido objeto de estudios y reflexiones filosóficas desde la más remota antigüedad, los fenómenos del inconsciente fueron en general considerados como carentes de lógica, caóticos, inútiles o, a lo sumo, místicos. Locke declaró que , en último término, toda idea está relacionada con nuestra experiencia sensible. Sin embargo, el psicoanálisis que afirma ser un paso hacia la remota idea en sí, sostiene que en el inconsciente el tiempo no existe.

Por otra parte, la vida, tanto en su ontogenia como en su filogenia consiste en una serie de saltos a nuevas estructuras, con nuevas formas de funcionar. La enorme complejidad de la vida de la Tierra hoy se entiende como una consecuencia del fluir de la energía solar, que obligó a los sistemas químicos a adoptar un ordenamiento jerárquico.

Pero de todos los cambios temporales que puede sufrir un organismo, los más angustiosos y drásticos son el envejecimiento y la muerte.

Las investigaciones con cultivo de células han dado origen a una teoría: la muerte de los organismos superiores sobreviene cuando a los distintos tejidos del organismo

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