Elhombre Que Calculaba Capitulo Xxv Al Xxv
Enviado por psicodelico • 23 de Noviembre de 2014 • 1.973 Palabras (8 Páginas) • 223 Visitas
El hombre que calculaba (ensayo del capítulo XIX al XXXIV que por cierto estuvo bien difícil pero ahí ta´)
El príncipe Clazir elogió al calculista y le hizo la pregunta de un problema que estaba en el libro Lilavati y que aún nadie lo pudo resolver, y le preguntó, habían tres marineros que les recompensaron con monedas (monedas entre 200 y 300), las guardaron en un cofre y al día siguientes se las darían, el primero se despertó en la noche (a escondidas), tomó el cofre y con justicia dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar para que no hayan discusiones; al rato el segundo marinero se levantó, tomó el cofre, y dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar; y el tercero también luego se levantó a escondidas, dividió las monedas entre tres, la división era inexacta y sobraba una moneda que la tiró al mar, al día siguiente les repartieron las monedas y la división era inexacta, el que repartió tomó la moneda que sobraba por derecho a repartir,; la pregunta es ¿cuantas monedas habían? y ¿cuantas les tocaron a cada marinero?. El calculista respondió rápidamente que habían 241, el primer marinero tubo 103 monedas, el segundo tubo 76 monedas y el tercero sólo 58, eso suman 237, mas las 3 monedas que tiraron, y la moneda que se quedó el que repartió las suman las 241. el Príncipe asombrado le regaló una medalla de oro con finos diamantes y un escrito simbólico.
Luego Beremís al salir del lugar se dirigió donde su “alumna invisible” a darle las clases de matemática, en esta ocasión le habló del origen de los números en Arabia, roma y en otras civilizaciones, y la necesidad de los hombres de temer un forma de contar, o sea llevar un sistema contable ya sea para contar las ovejas que tenga, hasta hacer complejos cálculos. Terminada la clase, se dieron cuenta que el calculista no llevaba puesto su hermoso anillo que ganó en la posada en día que llegaron, ¿Había extraviado su joya predilecta?.
El calculista es llevado por guardias ante el visir Maluf, pero de una manera que más parecía que lo arrestaban, ya en presencia del visir Maluf, procedió este a decirle el nuevo problema al calculista, y era que la noche anterior había habido un incendio en la cárcel y, por las penumbras y torturas que los presos tuvieron, el rey había ordenado que a cada uno se le perdone la mitad del la condena pero había uno que tenía cadena perpetua, así que cómo calcular la mitad de la vida, el calculista respondió con una historia y decía que en las paredes de las cárceles habían escritos y que allí podría estar la respuesta, entonces el visir Maluf lo invitó a ir a la cárcel de visita.
Ya en la cárcel, Beremís, acompañado de un guardia, se sorprendió de la forma en que vivían los prisioneros, pues todo estaba en condiciones infrahumanas para ellos, y cuando llegaron a la celda del condenado a cadena perpetua, se toparon con escritos en las paredes y toda clase de maldiciones, ya de regreso en el palacio del Visir, el calculista dijo que la división que pedía era imposible, porque o se sabría exactamente cuanto tiempo viviría el preso, y lo más recomendado era soltarlo ya pero tenerlo bajo vigilancia, o sea en libertad condicional, el visir ordenó que se hiciera eso.
El príncipe, “llegó al El Pato Dorado” (que era la posada del Bagdalí y Beremís), Este príncipe le venía a pedir al calculista que se fuese con él, para que sea su secretario o Director del observatorio Delhi, el calculista se vio obligado a rechazar dicha oferta, pues estaba comprometido a enseñar matemática a la hija de Iezip, el príncipe enterado de esto redijo que con el progreso que tenia la hija de Iezip, en pocos meses ella podría enseñar el problema de las perlas a los Ulemas.
El problema de las perlas era que un padre dejó a sus hijas la herencia de la siguiente manera: Primera: Una perla más un Séptimo de las que quedasen; la segunda: 2 perlas más un Séptimo de las que quedasen; la tercera : 3 perlas más un Séptimo de las que quedase, y así sucesivamente, ellas fueron a un juez porque decían que la división era injusta, pero el juez negó la acusación porque decía que la división era justa; problema era ¿cuántas hijas eran? Y ¿Cuántas perlas les tocó a cada una?. El Calculista respondió que eran 5 hermanas y que a cada una le tocaría a cada una 6 perlas. Luego el príncipe, vio el número 142857, este número es muy raro en la matemática, pues si se multiplica por los números 1, 2, 3, 4, 5, 6 sólo cambiaría el orden de los números, y que este, tenía otras propiedades.
Luego un turco (Hassan Muaruque, jefe de la guardia del Sultán) en Bagdad, pidió ayuda al calculista y quería saber si su prometida era bonita o fea, el calculista sólo le pidió la medida de algunas fracciones de su cara, el turco obedeció y envió a una Catbeth (mujeres que por dinero te averiguan sobre tu prometida). Al traerle las medidas de su novia, el calculista calculó y dijo que su novia es hermosa, el turco, le creyó y dijo que se casaría.
Tara Tir, primo de Iezip, estaba buscando a Beremís junto con tres mercenarios, seguramente para darle muerte, en tanto Beremís resolvía un problema llegó Hassan Muaruque, jefe de la guardia del Sultán a agradecerle el haberle ayudado a descubrir que tan hermosa era su prometida (ya esposa), porque había acertado, este al enterarse de que estaban buscando a Beremís para matarlo, se retiró un momento y luego llegó el mensaje de él que decía: “Todo está resuelto, los tres mercenarios
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