Formacion de adultos.

Formación de Adultos

La Adultez se presenta como la etapa más extensa de la vida de una persona. Subdividida en tres estados que implican por cierto cambios físicos, psicológicos y sociológicos, el adulto no merece la calificación de “senil”, pues aun cuando quizás la fortaleza disminuye, la sabiduría y la experiencia aumentan, con ese aumento, crece la capacidad y la necesidad de compartir.

Un adulto que se cultiva intelectualmente manifiesta la necesidad de superación de cada una de las etapas de su vida. Formarse en la adultez lleva a la autorregulación, la superación e incluso el equilibrio. Mente sana y cuerpo sano confluyen y se manifiestan. 18, 40, 65, 80 años y más, cultivados en el saber, sin restricciones ni limitaciones, que incrementen, fomenten y mantengan vínculos y relaciones y configuren una visión futura de vida y logro, se superponen al pelo cano, músculos y articulaciones débiles, movilidad reducida, memoria frágil. Aprender no se limita por edad, sino por las ganas y los deseos de constante aprendizaje y superación. Aprender jugando y jugar a aprender. Aprender y enseñar, la horizontalidad y participación, bases del gran desafío.

Del latín “formatio”, entendemos por formación, la acción y efecto de formarse, establecerse y constituirse. Si lo centramos en el área educacional, concebimos que la formación se centra en la introducción, reinserción y modernización laboral, a fin de aumentar y adaptar conocimientos y entrelazarlos con los ya adquiridos, quizás desde nuestras primeras incursiones en el mundo del saber.
Al hablar de la formación de adultos, consideraremos en primer término, que la adultez se subdivide. Tres etapas fundamentales se suceden y aclaran que un adulto no es necesariamente un “viejo”. Descubriremos que cada una potencia y prepara el camino de la siguiente. Que experiencias vividas y experiencias por vivir, favorecerán el aprendizaje, el cual quizás a pesar de encontrarse con múltiples obstáculos, a cada paso escalará barreras, subirá montañas y alcanzará metas, a través de factores tanto internos como externos, que lo conducirán.
Finalmente, desdibujaremos el triángulo pedagógico y entenderemos la andrología como la conceptualización del aprendizaje objeto de nuestro estudio y a través de propias experiencias vincularemos este nuevo aprendizaje participativo y en horizontalidad.

En el adulto, el deseo de saber y aprender, está siempre diferenciado y fuertemente condicionado por su historia personal. Así, cuando hablamos de las condiciones que favorecen el aprendizaje en los adultos, nos referimos a los factores positivos que condicionados por situaciones externas e internas, se presentan e influyen.

• Existencia de una atmosfera estimulante.
El adulto requiere sentirse cómodo en el marco del aprendizaje, así el entorno físico debe ser propicio para poder desarrollar el proceso. Contar con un espacio limpio donde no existan distracciones se torna esencial, ya que el tiempo que se dedica a esta tarea es limitado, sobre la base de las innumerables responsabilidades ya presentes en su vida.

• Modelo de organización flexible.
Estimular positivamente las posibilidades de logro, se ven favorecidas por la flexibilidad de horarios y tareas y la adaptabilidad a las nuevas necesidades. La movilidad permite la facilidad y rapidez al cambio y por cierto al aprendizaje.

• Un clima emocional positivo.
La emocionalidad adecuada al nuevo proceso, genera autoestima precisa y la principal arma para luchar contra las adversidades.

• El adulto necesita reconocer que lo que aprende es accesible y que vale la pena para sentirse estimulado. 
Saciar la necesidad de mejora y adaptabilidad al cambio y necesidades modernas es relevante al superar barreras. Se escoge que aprender.

• Los conocimientos adquiridos con anterioridad son muy valorados y tenidos en consideración.
Vincular conocimientos previos y adquiridos, con conocimientos nuevos y dotados de significado y conceptualización, harán que el desarrollo sea óptimo.

• El método pedagógico debe tomar en cuenta que se debe tener una buena relación e interacción.
Participación y horizontalidad se consolidan y permiten no sentirse como niños aprendiendo a sumar, sino adultos en busca de estabilidad y beneficio personal y laboral.

• El adulto debe relacionar el contenido teórico con ejemplos prácticos que contribuyan a la comprensión de los mismos.
Retomar estudios o iniciarlos por primera vez en la etapa de la adultez, puede llevar a confusiones y equívocos, no obstante el uso de ejemplos cotidianos, cercanos, accesibles, permiten relacionar lo aprendido y su vinculación a la vida diaria.

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