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Frankestein


Enviado por   •  7 de Octubre de 2014  •  2.975 Palabras (12 Páginas)  •  220 Visitas

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Cuando escuchamos “Frankenstein” a menudo nos viene a la cabeza el nombre de un monstruo creado para asustar a los niños o simplemente el título de una novela o película de terror, puede que incluso un entrañable y cómico personaje de dibujos animados. AunqueFrankenstein o El Moderno Prometeo fue escrito inicialmente como un relato de terror para leer una noche de tormenta al abrigo del fuego, lo cierto es que en su interior encontramos multitud de temas de gran profundidad y valor filosófico. Si bien cada uno de estos temas ha dado (y seguirá dando) mucho que hablar entre los expertos, las intenciones exactas por las que Mary Shelley decidió dotar de estos valores a lo que iba ser una simple novela de terror permanecen en la oscuridad. En este ensayo trataremos de esclarecer la presencia de elementos filosóficos en esta novela que ha sabido sobrepasar los límites del romanticismo literario inglés y convertirse en un mito mundial.

Las circunstancias que rodean al nacimiento de Frankenstein en la mente de Mary Shelley son asimismo misteriosas y están rodeadas de ese halo gótico y onírico que tanto gusta a los románicos. Mary Shelley se encontraba con su marido en Suiza en casa de su amigo Lord Byron cuando el anfitrión, inspirado por un sueño, retó a todos los presentes a escribir una historia de fantasmas. La chispa de la inspiración le llegó a la joven Mary Shelley de otro sueño y de las recientes investigaciones que se venían haciendo -infructuosas evidentemente¬- sobre el uso de la electricidad para revivir cadáveres inertes. La historia se convertiría en novela en 1818, un año después de que la autora fuese sacudida por aquel prolífico sueño. De esta manera ve la luz la considerada primera novela de ciencia ficción y nace el mito del monstruo de Frankenstein. Sin embargo, la innovación literaria y temática de esta novela queda eclipsada por la riqueza filosófica y moral de una historia que parece que se adelanta a su tiempo. Así es, la única novela de Mary Shelley conjuga corrientes morales tan dispares como el Colectivismo y la predisposición al bien de los seres humanos.

Los propios cimientos de esta novela decimonónica descansan sobre el primer tema y el más importante de los que vamos a tratar, tanto por su importancia dentro de la obra como por su calado en la historia: el peligro del conocimiento y, relacionado con él, la moral científica. ¿Hasta qué punto debe la ciencia inmiscuirse en los asuntos de la naturaleza? La violación de las leyes naturales de la vida es lo que otorga vida al monstruo. El científico Víctor Frankenstein desoye las leyes naturales de la vida y se equipara a Dios en su búsqueda de conocimiento.

El peligro de la ambición por el conocimiento se hace patente en dos de los narradores de la historia. Robert Walton capitanea una expedición suicida al ártico; su única meta es entregar conocimiento (en este caso geográfico) a la humanidad, incluso a costa de su propia vida y la se tripulación. Víctor Frankenstein, en cambio, está obsesionado con la compresión del poder que insufla vida a los seres humanos; en su periplo por la consecución de ese conocimiento termina él mismo por creerse poseedor de ese poder y decide crear vida a partir de la muerte. La sed de conocimiento del científico le lleva a la pérdida de sus seres queridos y a su propia destrucción. Por otro lado, las advertencias del propio científico (ya víctima irreparable de su sed insaciable de conocimiento) llevan al expedicionario a no terminar de acometer su ambicioso proyecto expedicionario y a salvarse del desastre que el abuso del conocimiento siempre lleva de la mano.

Los ecos de la moral científica de la que hace precoz gala Mary Shelley en su Frankenstein o El Moderno Prometeo continúan, incluso con mayor fuerza, llenando hojas de tinta y sacudiendo las gargantas de los moralistas, científicos y políticos actuales. Las comparaciones entre la ambición de Víctor de crear vida y los experimentos actuales con células madre son inevitables. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que lo que censura la novela de Shelley no es lo científico en favor de lo natural (aunque más tarde veremos la importancia del naturalismo en la novela), sino el conocimiento científico desmedido, irresponsable y sin límites. En sí misma, la ambición por el conocimiento no es más virtuosa que la ambición por el poder o la gloria personal; y en ocasiones puede llegar a ser mucho más devastadora (en el texto vemos como la creación de un nuevo monstruo hembra puede llevar a una procreación antinatural de la nueva raza y a amenazar la entera existencia de la raza humana).

Relacionado con el punto anterior nos encontramos ante la que tal vez sea la única referencia (junto con la presencia del suicidio) a la religión y a la moral religiosa de toda la novela. En su ansia por crear vida, Víctor se equipara a Dios. En su arrogancia el científico se cree capaz de lograr lo que hasta el momento había sido logro exclusivo de Dios: la creación de vida. Las consecuencias de este acto en contra de la naturaleza divina de la vida son fatales para el culpable, Víctor, y los que lo rodean. Sin embargo, como ya hemos mencionado, las consecuencias de tal acto podrían hacer peligrar toda la raza humana. El propio título de la novela Frankenstein o El Moderno Prometeo nos remite a este personaje de la mitología griega que robó el fuego de los dioses para entregárselo a los humanos. En el caso de Prometeo, las consecuencias de contrariar la ley divina y entregar a los hombres un conocimiento exclusivo de los dioses fueron funestas; en el caso de Víctor, también. El potencial didáctico es común a las dos historias: no se debe contrariar la ley divina.

La práctica totalidad de los románticos decimonónicos ingleses, de los cuales Mary Shelley no era una excepción, sentía un profundo afecto por lo natural y la naturaleza. Ese amor por lo natural se pone de manifiesto especialmente en las obras líricas de los poetas laquistas como Blake, Colleridge o Wordsworth. En el caso de la novela que nos concierne, la harmonía de la naturaleza y con la naturaleza representa lo mejor de los seres humanos. La idílica infancia de Víctor con su familia en medio de la naturaleza suiza está claramente idealizada. Es la pérdida de esa comunión con la naturaleza y el aprisionamiento voluntario de Víctor en su laboratorio lo que despierta su insano afán de conocimientos y lo que propicia su perdición. Cuando Víctor es consciente de su error fatal al crear el monstruo, busca solaz en la naturaleza y en la poesía con su amigo Henry. Sin embargo, el monstruo, fantasma de sus errores pasados, vuelve siempre a perturbar la efímera paz que la naturaleza trae a Víctor.

Por su parte, la criatura vive en paz con la naturaleza y consigo mismo los primeros años de su vida. Aprende

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