Frankestein Educador

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han perdido los traspasos culturales positivos de cada generación.

En este primer capítulo, nos habla también de la educabilidad, de esa necesidad de creer y confiar en que todos, y absolutamente todos los niños pueden llegar a aprender, a lograr lo que desean si se lo proponen, con una educación y una terapia necesaria, teniendo en cuenta las características de cada alumno.

Los educadores actuales apuestan por este concepto de re-educación, y evitan excluir a ningún niño del aprendizaje, como se hacía en otra época más determinista, en la que si no se sabía leer y escribir, no había “remedio”, y en la que se enseñaba de un modo muy mecánico. Por lo tanto, el efecto-maestro o efecto-centro educativo es fundamental a día de hoy para que no se produzca el fracaso escolar, y para reconstruir un equilibrio educativo necesario para cualquier persona.

En el mito de Pigmalión, donde un hombre, con mucho esfuerzo y de manera precisa, se concentra en crear a una mujer perfecta, nos damos cuenta de que Pigmalión está hecho a imagen del educador, ya que al igual que la creación de esa estatua perfecta, la cual quiere personificar, el educador también establece un proceso de fabricación con su alumno, al cual quiere dar “vida”, entendiendo esa “vida” como los conocimientos. Quiere hacer de su alumno su mejor obra, perfeccionada en todos los aspectos.

No obstante, en la realidad no todo se asemeja a este mito griego, en la vida real hay que seguir trabajando, perfeccionando, construyendo, y en definitiva, aprendiendo día a día.

Al igual que con Pigmalión, mencionamos también el ejemplo de Pinocho, con el cual, el propósito viene a ser el mismo, ya que en ambos casos hablamos de “materiales” (para referirnos al objeto educado) que son moldeados, diseñados por el hombre, y ambos ofrecen lo mejor de ellos mismos para que su trabajo sea gratificante. Con ambos, los escultores se abren paso a su vida, toman las riendas de cómo deben ser y qué fines consegu

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