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La Isla De Los 5 Faros


Enviado por   •  3 de Mayo de 2012  •  1.422 Palabras (6 Páginas)  •  999 Visitas

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Habilidades Comunicativas: Tema 1 - Ensayo

“La Isla de los 5 faros” , de Ferrán Ramón Cortés

Autor: Javier-J. de la Orden Gómez

Fecha: 13/01/2012

(Introducción)

¿Cómo comunicar acerca de la comunicación? Esta es la respuesta que nos ofrece Ferrán Ramón-Cortés, en su interesante obra “La Isla de los 5 Faros”, en la que recorre con indudable interés lo que considera constituyen los cinco pilares básicos de la comunicación: la necesidad de tener un único y gran mensaje; de hacerlo memorable a través de las historias; de utilizar un lenguaje que conecte con la gente; de estar pendiente de lo que la gente capta y no de lo que uno quiere decir; y de estar convencido e invitar a entender, en lugar de tratar de convencer.

(Desarrollo)

Comparto plenamente la visión global del libro, cuya lectura resulta altamente recomendable, y que pretende darnos las claves de una difícil habilidad: la comunicación (que, por otro lado, todo el mundo debería aprender).

En efecto, mejorar nuestra habilidad de comunicación con los demás debe suponer un reto en toda evolución profesional, pero también en toda evolución personal.

No debemos olvidar que una de las mayores virtudes del ser humano, si no lo es la mayor de todas, precisamente es su capacidad de interpretar correctamente lo que el lenguaje nos aporta, y de transmitir a su vez, de manera que sea perceptible por el interlocutor, lo que por nuestro lado queremos transmitir. De hecho, precisamente el lenguaje es aquello que nos distingue del resto de los seres vivos, tal y como ya apreció Aristóteles en su obra magistral "La Política" (Libro I, Capítulo II).

Esta habilidad no siempre se encuentra con facilidad, y de hecho, muchos mensajes no son entendidos o captados, por dificultades en la forma de comunicarlos. Desde luego, en muchos casos resulta innata esta cualidad, y existen oradores que han pasado a la historia como excelentes comunicadores. Políticos, empresarios, y gente de toda índole y condición, sin que hayan influido en su preciada habilidad más que sus cualidades innatas en tal sentido. Es, por tanto, un don natural en muchas personas. Tal es el caso de personajes históricos como Robespierre, Gandhi, Lincoln, o Winston Churchill, quienes con una habilidad innata transmitían con efectividad sus mensajes. O el caso de otros personajes históricos, nefastos por cierto, como Hitler o Mussolini, quienes también nacieron con esta habilidad y la utilizaron, esta vez con mucha menor fortuna.

Tener habilidad para comunicarse es por tanto un don, en algunos, pero también es un tesoro en aquellos que la consiguen a través de su esfuerzo y trabajo.

Es precisamente en este terreno donde Ferrán Ramón Cortes desarrolla su novela, y es su condición de docente la que le revela la necesidad de transmitir una correcta comunicación. La experiencia narrada en el libro es personal, y el recurso a un consejero, Max, su viejo profesor, que le obliga a reflexionar sobre cuál es el mejor método para comunicarse, es consecuencia de un mensaje incorrectamente transmitido, o de cuyo resultado no estaba satisfecho.

La reflexión se produce en la isla de Menorca, a través de cinco faros principales de la isla. Las conclusiones a las que llega en su recorrido son desde luego claves para alcanzar una correcta comunicación.

Los faros son, desde tiempos remotos, elementos clave en la navegación. Referentes para los marinos que, a través de sus luces, descubren los puntos de la costa y cambian sus demoras para alcanzar tierra, reduciendo considerablemente los peligros de la navegación costera.

En su ejemplo, el autor extrae un mensaje diferente en cada uno de los faros, que considera extrapolables al mundo de la comunicación. No puedo estar más de acuerdo con él. La necesidad de transmitir un mensaje, un gran mensaje, “un mensaje valioso como para romper la magia de la noche”, puede trasladarse al mundo de la comunicación. No hay duda de que para comunicar hay que tener algo valioso que decir, y que constituya el eje central de nuestro mensaje. Es precisamente el valor del mensaje el que hace que podamos llegar al público al que nos dirigimos. La idea, la gran idea, que queremos transmitir.

Es cierto también que la forma de enviar un mensaje es otro elemento determinante en la comunicación. Obviamente, no tiene ni punto

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