La Silla Vacia

La silla vacía

Los autores de nuestra primera Constitución como nación independiente, la de 1824, querían que México fuese como Estados Unidos de América, país al que admiraban por encima de todas las cosas. Copiaron de ellos algunas de sus instituciones políticas creyendo que bastaba implantarlas entre los mexicanos para que produjeran los buenos frutos que allá, en el vecino país del norte, habían producido.

La suplencia del presidente de la república. Igual que en Estados Unidos, en México se adoptó el principio de que el titular del poder ejecutivo de la federación sería suplido en sus ausencias temporales o definitivas por un vicepresidente. Sorprendente es la manera de elegir a ambos funcionarios: el triunfador en la elección presidencial sería el presidente de la república, y el individuo que le siguiera en votos sería el vicepresidente. Sería vicepresidente el candidato perdedor de las elecciones, el gran derrotado, superado sólo por el triunfador. Había algo todavía más grave: en caso de empate en el primer lugar, el Congreso designaría a presidente de entre los dos candidatos, correspondiéndole al otro, el despreciado por los congresistas, la vicepresidencia.

Antes de caer, el presidente Guerrero decidió, con las pocas tropas leales que le quedaban, ponerse al frente de ellas y salir a batir a los pronunciados. Pidió permiso al Congreso y este cuerpo colegiado, atendiendo otra disposición constitucional, que aquí sí atinadamente, preveía la ausencia simultánea del presidente y del vicepresidente, acordó designar presidente interino de la república al ministro de Hacienda de Guerrero, José María Bocanegra.

Sólo seis días gobernó Bocanegra. Fue aplicado otro mecanismo de la Constitución del 24: en caso de que el Congreso no se reuniera, la presidencia de la república, en ausencia del presidente y del vicepresidente, su supliría con un triunvirato formado por el presidente de la Suprema Corte de justicia de la nación.

El 1° de enero de 1830 Anastasio Bustamante recibió el poder de manos del triunvirato formado por Vélez, Alamán y Quintanar. Sin embargo, celoso de las formas, como Guerrero no había renunciado, no quiso que lo llamaran presidente, sino solamente “vicepresidente en ejercicio de la presidencia!. ¿Qué hacer si Guerrero era el presidente legal? Lo asesinarían más tarde, pero mientras tanto se propusieron despojarlo de su título legal de presidente de la república.

Santa Anna

A las elecciones de 1833 concurrieron dos candidatos: Antonio López de Santa Anna y Valentín Gómez Farías. El triunfador indiscutible fue Santa Anna. Así, fue declarado presidente de la república y, conforme a la Constitución de 1824, el Congreso designó vicepresidente a Gómez Farías.

Santa Anna aspiraba al poder y para obtenerlo no dudó en unirse al grupo yorkino.

Santa Anna no participaba de las ideas liberales –en realidad no tenía ideas políticas.

Entre el 1° de abril de 1833 y el 24 de abril del año siguiente, Santa Anna ocupó la presidencia cuatro ocasiones, y Gómez Farias lo sustituyó otras cuatro.

La Constitución de 1836 modificó el mecanismo para suplir las ausencias del presidente de la república.

El proyecto de Constitución que fue presentado a la consideración de los diputados constituyentes prescribía ya – el sueño liberal – que las ausencias del presidente de la república fuesen suplidas por el presidente de la Suprema corte de justicia de la nación. La propuesta fue aprobada y en la Constitución de 1857 se consignó expresamente el principio de la suplencia presidencial por el presidente de la Corte.

El 12 de enero de 1858 Juárez salió de la ciudad de México con destino a Querétaro y luego a Guanajuato. Esta ciudad del Bajío organizó su gobierno con los escasos leales que habían alcanzado a escapar con él. De inmediato, los gobiernos de Aguascalientes, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Colima, Zacatecas, Veracruz y Guerrero lo reconocieron como legítimo

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