La participación en el desarrollo comunitario
Enviado por chapagaba • 10 de Abril de 2016 • Resumen • 2.271 Palabras (10 Páginas) • 276 Visitas
La participación en el desarrollo comunitario
El concepto participación adquiere en el uso contemporáneo un carácter polisémico que lo hace muchas veces un término ambiguo cuando no mitológico; recurrente la mayor parte de las veces, de cuyo uso se hace con frecuencia demasiado abuso.
Es común que se asocie el término a:
Práctica política: entendida como ejercicio de democracia que brinda la oportunidad de hacer realidad derechos considerados solamente formales.
Estrategias de desarrollo: se identifica con el elemento indispensable para la transformación auto sostenida de la sociedad.
Con el poder: la participación es una forma de acercamiento entre quienes deciden y ejecutan; posibilidades de formar parte del proceso de toma de decisiones. (Linares, 1996)
Desde la perspectiva de las prácticas sociales – que es el enfoque que le daremos - están presentes las tres dimensiones antes mencionadas. Lo situaremos en el espacio comunitario, allí donde transcurre la cotidianidad con sus tensiones, incertidumbres, goces y esperanzas.
Entre la diversa literatura hay generalmente dos posiciones al abordar el concepto:
Los que identifican participación con información y la equiparan al logro de apoyo a determinados proyectos basado fundamentalmente en procesos persuasivos, de convencimiento y entonces “Participar (...) es la respuesta dinámica de la población a una propuesta de desarrollo (...)” (Linares, 1996: 10)
Una segunda posición es considerar la participación como aquel proceso de intervención popular, el cual alcanza su autenticidad en la toma de decisiones.
Desde el punto de vista comunicativo la primera posición se basa en un modelo de comunicación trasmisivo: la persuasión, cuya esencia hemos expuesto con anterioridad.
Esta forma de concebir la participación tiene una amplia aceptación en diversos ámbitos de la vida: la política, la publicidad comercial, la promoción de salud, las campañas de bien público, entre otras. Y su infalibilidad pretende demostrarse con los logros. Sin embargo, el éxito de las campañas de persuasión depende generalmente de la conjunción de una serie de factores y mediaciones, y no solo, de la eficacia persuasiva del mensaje. Ello explica el por qué del gran número de fracasos.
No es difícil advertir que la segunda interpretación- la ideal a los efectos del desarrollo humano, de las aspiraciones ciudadanas – implica una serie de procesos paralelos que se mueven entre dimensiones muy complejas que van desde la voluntad política hasta aspectos relacionados con la subjetividad individual y social.
Esto hace que factores de diversa índole y grado de generalidad condicionen las posibilidades reales de materializar la participación. Se identifica como premisa indispensable el clima político-social predominante en determinada sociedad que involucra, entre otros factores, el estímulo de los mecanismos de auto gestión comunitaria y sus posibilidades de definir y poner en práctica acciones de transformación así como el incremento de las relaciones horizontales que lleve a la reducción, hasta donde sea posible, de mediaciones verticales.
Existe coincidencia plena en que la descentralización es vital para la vida participativa, pues constituye una fórmula democrática que valoriza espacios de toma de decisiones más cercanos a los ciudadanos, potenciando su intervención. Sin embargo, coincidimos con Gabriel Kaplun en que “No hay estructura que garantice participación ni el diálogo. Puede ser condición necesaria, pero no suficiente. La estructura puede vaciarse de contenidos por ejemplo, por efecto de un participacionismo sin método y agotador: todas las voces son oídas, pero no necesariamente escuchadas.” (2000: p.).
En este mismo sentido apunta D Angelo “La participación que opera como autoclausura; es decir, como espacio que tiende a lo inerte, que se agota en su rutina, es aquélla que se produce en los ámbitos institucionales demasiado pautados y estandarizados desde la exterioridad o en los espacios tradicionales de la cotidianeidad dominados por patrones de interacción básicamente reproductivos.” (D’Angelo, 1999)
Refiriéndose a la situación del país, este mismo autor analiza cómo la existencia de una estructura dirigida a garantizar la participación ciudadana se debilita en procederes rutinarios y desgastantes. En este sentido alerta: “En un paradigma social de tipo participativo - movilizativo de tendencia verticalista, aunque una parte importante de su visión se dirija a la atención de las necesidades sociales , la acogida a los sucesos cotidianos con su carga de necesidades, angustias y expectativas, se lastra por carencia (o mutilación) de mecanismos de expresión y acción social de amplio diapasón en la ejecución, representación y control social de las políticas, como los que se pueden asumir desde la más amplia proyección de los enfoques emancipatorios socialistas.”
Se requiere, además, valorar los aspectos relacionados con los procesos de carácter subjetivo tanto a nivel individual como social. La condición de producto histórico – cultural de la subjetividad como resultado de la interrelación entre el hombre y su contexto natural y social fue objetivo de análisis tanto por Marx como por Gramcsi, como hemos señalado con anterioridad. Así, través de la obra de Marx hay explícitas referencias a la conveniencia de comprender no sólo lo que las personas producen, sino cómo se organizan socialmente para producir y desarrolla a través de ella, otro concepto muchas veces desvirtuado: el de apropiación que “(...) apunta al proceso complejo en el que los seres humanos, al producir su mundo, se producen a sí mismos y producen su subjetividad.” (Acanda, 1999:75)
Gramsci entiende la hegemonía como un proceso a partir del cual una clase es capaz de guiar intelectual e ideológicamente a una sociedad mostrando su proyecto social como el proyecto de todos. Es decir, la dominación aquí pasa más por el consenso, la complicidad y la negociación a nivel simbólico que por la represión o el dominio de otras esferas de poder como la economía- aunque, por supuesto, esta sea indispensable...también. La hegemonía por tanto, deja lugar a las resistencias pues ella no es inmutable sino que se refuerza y se re-construye diariamente.
Las denominadas ‘limitaciones psicológicas’ derivadas de los mecanismos de centralización y presión institucionalizados que ponen el énfasis en lo imitativo y reproductivo indudablemente lastrarán el desarrollo individual de las personas y con ello el de la colectividad. Son mecanismos
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