Literatura Contemporánea en otras Lenguas – Literatura en Lenguas No Hispánicas
Enviado por 2410VANE • 1 de Abril de 2021 • Ensayo • 3.547 Palabras (15 Páginas) • 172 Visitas
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Ciclo de Licenciatura en Letras
Módulo: Literatura Contemporánea en otras Lenguas – Literatura en Lenguas No Hispánicas
Profesoras: -María Laura Peón
-Maia Bradford
-Camila Rinaldi
Comisión A
Año: 2019
Trabajo Práctico Final
La intimidad del género en la estrategia confesional como lectura del espacio biográfico narrativo de Lucia Berlin
La necesidad de “decir” emerge ante el escritor como una forma de expresión de la subjetividad. Es a través de la ficcionalización de sus propias experiencias que se sumergen las narrativas del “yo”. Son aquellos “momentos biográficos”[1] los que surgen del modo de configuración de las escrituras contemporáneas y que exponen de un modo íntimo y confesional.
Lucía Berlín, nació en el año 1936 en Alaska, Estados Unidos. Durante mucho tiempo deambuló por diversos países hasta establecerse definitivamente en su país natal. Padeció de su adicción al alcohol y escribió con intermitencias hasta su muerte en el 2004.
Esta escritora norteamericana se ha apropiado de una narrativa poderosa. Sus cuentos recopilados en forma póstuma han sabido impactar en los lectores con una forma de escritura personalísima, donde las experiencias son vívidas. Su obra “Manual para mujeres de la limpieza”[2] puede ordenarse como un álbum de fotografías, en el cual los recuerdos de la infancia, de la adolescencia, la vida adulta y vejez captan los momentos de una narrativa que arma a modo de rompecabezas las partes de una experiencia de vida. Como obra, Berlín no puede ser leída como un compilado de cuentos, debe ser leída como una novela a partir de la cual la narrativa nos presenta una sucesión de instantáneas de la vida.
Ante estas formas donde se corrompe al “género” como discurso acabado, es la hibridez esa máscara que viste las formas de construcción de un espacio donde se inmiscuye lo privado en lo público. Berlin se comunica con el lector, lo incluye en su narrativa, le confiesa y se confiesa. Nos hace dudar de nuestros sentidos, y a través de su relato escuchamos su voz relatándonos aquellas vivencias de niña, de mujer, haciendo pausas para que prestemos atención a la lectura, ocultando vivencias en los bordes de su escritura, concediéndonos el honor de compartir sus anécdotas y consejos que son parte de esta novela de instantáneas cual fotografías retratadas en una vieja Polaroid americana. La subjetividad puesta al servicio de la narración como veridicción presenta, así, la frágil línea que separa la intimidad del espacio privado en la configuración del espacio biográfico, es la propuesta en la que se asume la escritura y lectura de Lucia.
Pues, en consecuencia, Berlin utiliza el tono confesional de los géneros discursivos primarios para construir el efecto de veridicción del espacio biográfico.
Es en la construcción del espacio biográfico[3] contemporáneo que podemos observar las huellas de los discursos autorreferentes que responden a una lógica diferente, íntima al ojo lector. Leonor Arfuch especifica este concepto como la “confluencia de múltiples formas, género y horizontes de expectativas” (Arfuch, 2010,49). Es en esta esfera donde traduce el uso del criterio de funcionamiento pragmático de la lectura “(…) es posible estudiar la circulación narrativa de las vidas – públicas y privadas -, particularizando en los distintos géneros, en la doble dimensión de intertextualidad y de una interdiscursividad (…)” (2010, 50). En este punto retoma las nociones de Angenot doble se analizan los ideologemas a nivel de la doxa, así como también “procedimientos narrativo, puntos de vista, esquemas enunciativos, giros retóricos (…)” (2010, 50)
“La multiplicidad de las formas que integran el espacio biográfico ofrecen un rasgo común: cuentan de distintas maneras una historia o experiencia de vida” (2010, 87). Por eso, las formas del conformación del espacio biográfico contemporáneo admiten: “biografías autorizadas o no, autobiografías, memorias, testimonios, historias de vida, diarios íntimos – y mejor aún, secretos-, correspondencias, cuadernos de notas, de viajes, borradores, recuerdos de infancia, autoficciones (…)” (2010, 51), que pueden ser enunciadas, en términos de Mijail Bajtin, como géneros discursivos “configuraciones de enunciados en las que se trama el discurso”. (2010, 54)
“El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos) concretos y singulares que pertenecen a los participantes de una u otra esfera de la praxis humana. Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas, no sólo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea por la selección de los recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino ante todo por la composición o estructuración. Los tres momentos mencionados – el contenido temático, el estilo y la composición – están vinculados indisolublemente en la totalidad del enunciado (…) Cada enunciado separado es, por supuesto, individual, pero cada esfera del uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados a los que denominamos géneros discursivos” (Bajtin, 1982, 248)
En consecuencia, algunos de los procedimientos establecidos para la conformación del espacio biográfico se encuentran estrechamente ligados a la inclusión de los denominados géneros primarios con “tonalidad afectiva”[4]. Estos géneros simples de la comunicación oral, inmediata y los secundarios o complejos permiten pensar al espacio como la reconfiguración de diferentes modos del decir en donde “se fusionan multiplicidad de registros de extrema hetereogeneidad” (1982, 249)
Pensar de este modo permitirá abordar las narrativas contemporáneas desde una doble complejidad. En primer lugar desde la hetereogeneidad constitutiva de los géneros como “constantes mezclas o hibridaciones” en especial la inmiscuidad de los géneros primarios (cartas, diarios, cartas, anécdotas, consejos) por su “tono confesional e íntimo” en los géneros secundarios literarios; y en segundo lugar reconocer los usos pragmáticos de tales géneros para apropiarse de la voz del escritor y la prefiguración del destinatario para compartir sus confesiones y secretos y permitir, de este modo, construir un pacto biográfico de veridicción.
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