Para Qué Enseñar La Historia
Enviado por leiditleidit • 20 de Noviembre de 2013 • 890 Palabras (4 Páginas) • 402 Visitas
Para qué enseñar la historia
Por Enrique Florescano
La enseñanza de la historia es indispensable para el conocimiento del ser humano viviendo en sociedad.
En México se ha olvidado este propósito. De hecho, la enseñanza de la historia es espejo del desastre mayor que padece el sistema educativo nacional. Este artículo, que forma parte del libro Para qué estudiar y enseñar la historia, de próxima publicación en el Instituto de Estudios Educativos y Sindicales de América, caracteriza las deficiencias y expone la necesidad de una reforma radical de la enseñanza de la historia.
Si damos un salto desde los tiempos remotos hasta los días actuales, advertimos que los motivos que hoy nos mueven a enseñar la historia no difieren sustancialmente de los fines que animaron a nuestros antepasados indígenas. Enseñamos a nuestros descendientes la historia propia y la de otros pueblos para hacerlos conscientes de que son parte de la gran corriente de la historia humana, de un proceso que se inició hace miles de años y por el que han transitado pueblos y civilizaciones distintos a los nuestros.
Enseñamos el pasado porque somos conscientes de que el "pasado fue el modelo para el presente y el futuro". En cierta manera, el conocimiento del pasado es la clave del "código genético por el cual cada generación reproduce sus sucesores y ordena sus relaciones. De ahí la significación de lo viejo, que representa la sabiduría no sólo en términos de una larga experiencia acumulada, sino la memoria de cómo eran las cosas, cómo fueron hechas y, por lo tanto, de cómo deberían hacerse".1
Enseñar el desarrollo histórico de los pueblos equivale entonces a ser conscientes, en primer lugar, de nuestra temporalidad, a situarnos en nuestra propia circunstancia histórica.
La primera lección del conocimiento histórico es hacernos conscientes de nuestra historicidad. "La vida humana se desarrolla en el tiempo, es en el tiempo donde ocurren los acontecimientos y (...) es en el transcurso del tiempo que los hombres escriben la historia".2 Los individuos, así como los grupos y las generaciones humanas, requieren situarse en su tiempo, en el inescapable presente que irremediablemente forjará su propia perspectiva del pasado y sus expectativas del futuro. La dimensión histórica, con su ineludible juego entre el presente, el pasado y el futuro, es el ámbito donde los seres humanos adquieren conciencia de la temporalidad y de las distintas formas en que ésta se manifiesta en los individuos y en los grupos con los que éste se vincula.
La conciencia de que nuestras vidas se realizan en el tiempo y se modifican con el transcurrir temporal la adquirimos primeramente en el seno de la vida familiar y en el propio entorno social. La primera noción de que el ser humano está vinculado con
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