Como Enseñar Historia
Enviado por baneza • 28 de Abril de 2012 • 3.365 Palabras (14 Páginas) • 763 Visitas
La Historia es el arma política del gobierno. La enseñanza de la Historia de España durante el franquismo, tanto en la Escuela primaria como en el Bachillerato viene a reflejar esta afirmación. Los maestros debían ceñirse al programa y puntos valorativos establecidos por el Ministerio de Educación Nacional[1] . Así mismo, los manuales de historia y enciclopedias utilizadas por estos, mostraban la interpretación oficial dada por el franquismo, que venía avalada por su condición de textos revisados por la censura. La única forma de editar era ceñirte al programa y cuestionarios que te imponían desde el gobierno central.
Estos libros de texto, en palabras de Rafael Valls eran "vehículos de socialización del alumnado, esto es, de transmisión de valores sociales y de la normativa imperante en tal momento histórico, que fueron utilizados como un elemento importante de adoctrinamiento ideológico por parte del Estado"[2] . Enseñar historia se convirtió, por lo tanto, en un instrumento de combate, cuyas armas eran la religión católica, la raza y el Imperio, todos ellos, conceptos inmersos en la genuina cultura de la España de postguerra.
En este trabajo intentaremos acercarnos a ese "vehículo de socialización" que es la enseñanza de la historia. Para ello, centraremos la primera parte de este estudio a problemas ideológicos y metodológicos de enseñar historia en la Escuela primaria; para posteriormente, pasar al análisis de una de las obras más utilizadas en la enseñanza primaria durante el franquismo: La Enciclopedia Alvarez (1954-1966).
I. La Enseñanza de la Historia: Ideología y Métodos
El adoctrinamiento ideológico de la sociedad fue una de las principales consecuencias que provocó la victoria del franquismo. Introducir los nuevos valores morales fue una de las tareas de las que se encargo el Ministerio de Educación Nacional y el gobierno, un ejemplo de ello, es la Ley de Reforma de la Segunda Enseñanza de 1938, primera ley del Nuevo Estado en materia educativa:
"Iníciase con la reforma de la parte más importante de la Enseñanza Media (...),
porque una modificación profunda de este grado de enseñanza es el instrumento más eficaz para, rápidamente,
influir en la transformación de una sociedad y en la formación intelectual y moral de sus futuras clases directoras"[3]
Enseñanza Primaria y Secundaria fueron reformadas por el Estado buscando, sin vacilar, el adoctrinamiento ideológico de la juventud española.
1.1. Ideología franquista
Es importante aclarar la interpretación de la historia realizada durante este periodo, ya que es necesaria, para mostrar una parcela importante de la ideología franquista. A través de la asignatura de "Historia" se intentaba introducir en la población juvenil una serie de cuestiones, fundamentales, para lograr la aceptación de la situación existente: ¿Qué es ser español?, ¿Por qué el franquismo?, importancia de la tradición histórica, etc... Según Eladio García Martínez[4] , una de las consecuencias de la gran guerra "fue el antihistoricismo, la negación de la Historia y con ella la influencia del pasado en el presente". Algo contra lo que tuvieron que luchar los educadores, llevando a la enseñanza de la historia toda la intención de que pasado y presente no se repudien ni se ignoren. Enseñar historia sería el mejor medio para transmitir los nuevos valores sociales. Había pues, que estudiar historia como decía J. Ortega y Gasset "porque la conciencia histórica ha llegado a ser, por vez primera, una radical necesidad de nuestra vida. Por tanto, no una curiosidad, no una diversión, ni un lujo, sino un sustancial menester"[5] .
Por tanto, en este nuevo periodo de la Historia de España, que es el franquismo, adquiere importancia la tradición histórica y lo español. Es urgente saber cual y cuanta es la originalidad de España en el mundo. Solo mediante el encuentro de la juventud con la Historia, se podrá alumbrar y alentar lo que en la historia del pueblo español fue y será siempre elemento impulsor de hispanidad: la raza; que en este momento se encuentra tan sentida como en tiempos de nuestra expansión espiritual. Los maestros españoles, por lo tanto, debían "como maestros y como españoles, sistematizar el esfuerzo para dar a la juventud un medio para encontrarse en la Historia con justificada confianza y fe en su destino"[6] . El maestro debía desarrollar la conciencia histórica del alumno, una tarea difícil. Para ello, nada mejor que enseñar la Historia Nacional, y las relaciones de esta con los demás pueblos. Por lo tanto, la enseñanza de la historia en la escuela primaria abarcaría, la Nacional u Universal, apareciendo la segunda a través de la primera, aunque en algunos casos se encaja a la historia patria en el proceso total de la cultura. Psicológicamente y patrióticamente era más acertado lo primero, ya que el alumno adquiere las nociones precisas de su pueblo y del mundo sin gran esfuerzo, y con bastante claridad:
"A nuestra Patria estaba reservado el destino más glorioso de todos:
descubrir el Nuevo Mundo y hacerle participe de nuestra cristiana civilización"[7]
Otro de los conceptos subyacentes en la historia enseñada será el espíritu religioso. La patria española se constituye a partir de ese espíritu religioso católico y no por la voluntad de los ciudadanos. La identificación entre español y católico es la esencia de "lo español". La negación de lo católico es la negación de lo español, algo que no se identifica con lo que ha sido España en los siglos XV, XVI y XVII: defensora de la catolicidad y creadora de un Imperio basado en la fe:
"San Pedro Claver de consagró con la predilección a catequizar, asistir y proteger a los esclavos negros que aportaban a Cartagena de Indias"[8]
Esta lucha entre el bien (lo católico y español) y el mal (lo extranjero, lo liberal, etc.), favorece la destrucción de España. Los cómplices del mal son los "anti-España" en palabras del profesor Valls[9] . Este influencia del mal, provocarán la perdida y decadencia del Imperio. Un Imperio español, que se utilizará como baza propagandística y como punto central de toda una elaboración ideológica que explique el pasado de España, pero también su presente y porvenir. Recuperar la grandeza cultural de España y su Imperio es la labor del Nuevo Estado y de su líder Francisco Franco que, basándose en lo tradicional y en el valor de la unidad, intentará crear una nueva España, fiel reflejo de la España Eterna, que se caracterizaba, en palabras de González
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