Como Enseñar Historia
Enviado por elicatarino • 5 de Septiembre de 2012 • 2.738 Palabras (11 Páginas) • 365 Visitas
Como enseñar la historia en educación primaria
Los objetivos formativos de la historia
Impartir la materia de historia implica motivar al alumno a pensar históricamente, comprender el método con el que se elabora dicho conocimiento; los valores relacionados con éste, su influencia en la vida cotidiana en el aula, el entorno familiar y social, y las actitudes éticas y cívicas que presenta el discurso, aunados a los procesos del pensamiento que estimulan su estudio.
La selección de temas o momentos históricos específicos, por lo menos en la primaria, debe obedecer a un criterio educativo cercano a la realidad existencial del alumno, que le muestre un significado específico dentro del discurso histórico.
El enfoque del contenido deberá implementarse en programas que no necesariamente se apeguen al estricto recorrido cronológico. Pueden ser desarrollados por medio del planteamiento de momentos y problemáticas que correspondan no sólo al aspecto político, sino a otros ámbitos en el paso de la historia.
Se podrá hacer alusión a los juegos y cantos en el periodo de la llamada Reforma liberal; se podrá debatir si se respetaba la equidad de género en la época colonial y presentar el imaginario social de esta época visto a través de sus leyendas, etcétera. Se podrán referir historias locales o regionales y su cohesión con el entorno nacional.
Hay que transformar el discurso historiográfico en un discurso didáctico que descarte los términos abstractos y generalizados para cautivar al alumno con narraciones que motiven su interés.
Se considera que el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia implica contenidos de más fácil comprensión que el de otras disciplinas académicas, al ser comparado, por ejemplo, con la matemática y la lengua. Sin embargo, en muchos casos se reduce la enseñanza de la historia a la descripción de algunos sucesos trascendentes del pasado, tomando como base el calendario escolar o el estudio biográfico de algún personaje. Esto trae en consecuencia que los alumnos, además de tener exclusivamente representaciones anecdóticas y personalistas de los hechos históricos, presenten una gran confusión en la determinación real del momento histórico y de la participación de la humanidad en el mismo.
Comprender la historia significa poder establecer relaciones de influencias, tanto de unos hechos y fuerzas sociales con otros, en un mismo momento, como de su relación y repercusión con otros eventos a lo largo del tiempo. Esto a su vez implica tener claridad en la secuencia y en las relaciones de causalidad que se presentan en los hechos históricos, por lo que es necesario que se realicen análisis tanto sincrónicos como diacrónicos. Por otro lado, este estudio de las relaciones de influencia a nivel social y político permite caracterizar los distintos momentos históricos y dar paso a una serie de conceptos que definen las formas de relación social y política en que los seres humanos interactúan, en un contexto de duración y continuidad en el tiempo.
La enseñanza de la historia
Desde el punto de vista de la comprensión de la historia por parte de los alumnos, ésta sería más sencilla si se lograra que ellos pudieran visitar ese extraño país llamado el pasado. El niño requiere conocer una serie de hechos para formar su representación del mundo social. Además su conocimiento de estos hechos debe ser organizado y cobrar un sentido. El niño normalmente pasa de concebir elementos aislados sin conexión a ir formando nociones en las que es posible distinguir según lo planteado por Juan Derval tres niveles. Éstos son: un primer nivel en el que los elementos sociales aparecen aislados con rasgos perceptivos muy evidentes, un segundo nivel donde se empiezan a construir ciertas nociones de sistemas que organizan conjunto de hechos, y finalmente un tercer nivel donde se concibe a la sociedad como una multiplicidad de sistemas que están en interacción y lo que sucede en algunos de ellos influye en los demás. Asimismo, los niños presentan dificultades en el entendimiento de todo aquello que les está alejado en el espacio y en el tiempo. De esta forma, los niños comprenden la historia como elementos aislados, como acontecimientos desconectados. La noción del tiempo implica una dificultad cuando para ellos lo importante es lo inmediato y presente.
El enseñar historia requiere entonces que los alumnos tengan una serie de conocimientos que les permitan entender su carácter de ciencia y su función social.
Entre los conocimientos que los niños deben tener, destacan los siguientes:
1.un conocimiento de hechos ampliamente admitidos sobre los que pueda situarse un marco histórico, como son fechas, lugares y acontecimientos;
2.una apreciación de los conceptos específicos relacionados con la historia, como son la secuencia, cronología, semejanza y cambio;
3. la capacidad para indagar a partir de una serie de fuentes, de reformular juicios sobre los descubrimientos de esta indagación y finalmente de reconstruirlos.
De lo anterior se desprende que se requieren estos tres niveles de conocimiento de una manera integradora para que el niño realmente aprenda historia. De nada sirven una serie de datos, fechas, acontecimientos y relatos del pasado sin una construcción de conceptos relativos a la historia, porque unas experiencias sin conceptos son ciegas y unos conceptos sin experiencias resultan vacuos. De igual forma se puede decir que un niño de cinco años no tiene un concepto del tiempo en el sentido histórico, pero en su vida personal tiene estos conceptos latentes por el contacto con personas ancianas como sus abuelos que hablan de su infancia y sus experiencias, lo que le permite darse cuenta de que hubo un tiempo en que sucedían cosas aun cuando él no existía.
De ahí que sea importante que en los niños se desarrollen conceptos específicos de la historia, como son:
•una apreciación de la importancia de los datos históricos;
•una apreciación de su cronología y de la secuencia;
•una apreciación de las relaciones de causalidad;
•un sentido de identificación;
•una apreciación de la continuidad y del cambio;
•el desarrollo de una imaginación histórica y
•una conciencia del lenguaje específico empleado por los historiadores (monarquía, república, colonia, conquista, etc.).
Para el desarrollo de estos conceptos se requieren ciertas destrezas generales:
•descubrir información a través de una variedad de fuentes (mapas, libros, cuadros, diagramas, edificios, conversaciones, etc.)
•observar, escuchar y anotar;
•registrar de distintas formas determinados
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