Política Y Educación

Política y Educación

Frente a la idea de que en los centros escolares se enseña a los niños valores democráticos, de acuerdo a Noam Chomsky, lo que sucede en realidad es que asistimos a un despliegue sistematizado de valores políticamente correctos auspiciados por los grupos de poder tradicionales.

En este sentido, una reforma en los primeros niveles de la educación podría provocar cambios sociales significativos, podría abrir el camino a una sociedad más justa y libre, una sociedad en la cual el objetivo último de la producción no sea la producción de bienes, sino la producción de seres humanos asociados entre sí en términos de igualdad.

Sin embargo, Chomsky apunta que esto choca con las dos corrientes directrices de la vida intelectual y social moderna: las economías dirigidas de la Europa Occidental y la sociedad capitalista. Dichos sistemas fueron extremadamente autoritarios en sus principios fundamentales y se oponían radicalmente a una tercera tradición de pensamiento: la tradición libertaria de izquierdas.

El objetivo de la educación, de acuerdo a Bertrand Russell, es lograr que se perciba el valor de la realidad ajena a la dominación; lo anterior, con miras a crear ciudadanos sabios de una comunidad libre y estimular una combinación de ciudadanos, libertad y creatividad individual.

En este tenor, la educación no ha de entenderse como el proceso de llenar con agua un recipiente, sino más bien el de ayudar a que una flor crezca según su propia naturaleza. Se deben proporcionar las circunstancias en las que se puedan desarrollar las diferentes manifestaciones de la creatividad.

Estas ideas son heredadas de la Ilustración y el liberalismo clásico, por lo que llevan una fuerza revolucionaria, y si se llevaran a la práctica, podrían crear seres humanos libres, cuyos valores no serían ya el acaparamiento y la dominación, sino la asociación libre en términos de igualdad, de distribución equitativa, de cooperación, de participación igualitaria en la realización de unos objetivos comunes, determinados democráticamente.

Dichos postulados fueron despreciados por Adam Smith, quien lo llamó “máxima abyecta” de los señores de la humanidad: todo para nosotros, y nada para los demás. Por querer desvirtuar el objetivo de la educación al buscar perpetuar la obediencia, la subordinación y la marginación, en lugar de educar para la libertad y la democracia.

Noam Chomsky, aboga por educar en libertad y democracia e insiste en la necesidad de dotar al alumnado de mecanismos críticos y de reflexión para poder ver el transfondo que se esconde tras el aparato comercial y gubernamental que actualmente (sobre todo en EEUU) domina la práctica pedagógica.

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