Primeras 2 páginas Carmilla
Enviado por sebastosZH • 21 de Febrero de 2015 • 838 Palabras (4 Páginas) • 276 Visitas
Vivíamos en Estiria, en un castillo. No es que nuestra fortuna fuera principesca,
pero en aquel rincón del mundo era suficiente una pequeña renta anual para poder llevar
una vida de gran señor. En cambio, en nuestro país y con nuestros recursos sólo habríamos Carmilla Joseph Sheridan Le Fanu
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podido llevar una existencia acomodada. Mi padre es inglés y yo, naturalmente, tengo un
apellido inglés, pero nunca he visto Inglaterra.
Mi padre servía en el ejército austríaco. Cuando alcanzó la edad del retiro, con su
reducido patrimonio pudo adquirir aquella pequeña residencia feudal, rodeada de varias
hectáreas de tierra.
No creo que exista nada más pintoresco y solitario. El castillo está situado sobre una
suave colina y domina un extenso bosque. Una carretera angosta y abandonada pasa por
delante de nuestro puente levadizo, que nunca he visto levantar: en su foso nadan los cisnes
entre las blancas corolas de los nenúfares.
Dominado este conjunto se levanta la amplia fachada del castillo con sus numerosas
ventanas, sus torres y su capilla gótica. Delante del castillo se extiende el pintoresco
bosque; a la derecha, la carretera discurre a lo largo de un puente gótico tendido sobre un
torrente que serpentea a través del bosque.
He dicho que es un lugar muy solitario. Juzgad vosotros mismos si digo la vedad.
Mirando desde la puerta de entrada hacia la carretera, el bosque que rodea nuestro castillo
se extiende quince millas a la derecha y doce a la izquierda. El pueblo habitado más
próximo está en esa última dirección, a una distancia aproximada de siete millas.
El castillo más cercano y de cierta notoriedad histórica es del general Spieldorf, a
unas veinte millas a la derecha.
He dicho “el pueblo habitado más próximo”, porque al oeste, sólo a tres millas, en
dirección al castillo del general Spieldorf, hay un pueblecito en ruinas con su iglesia gótica
también en ruinas; allí están las tumbas, casi ocultas entre piedras y follaje, de la orgullosa
familia Karstein, extinguida hace tiempo. La familia Karstein poseía antaño el desolado
castillo, que desde la espesura del bosque domina las silenciosas ruinas del pueblo.
Hay una leyenda que explica por qué fue abandonado por sus habitantes este
extraño y melancólico paraje. Pero ya hablaré de ella más adelante.
El número de habitantes de nuestro castillo era muy exiguo. Excluyendo a los
criados y a los habitantes de los edificios anexos, estábamos solamente mi padre, el hombre
más simpático del mundo pero de edad bastante avanzada, y yo, que en la época en que
ocurrieron los hechos que voy a narrar tenía solamente diecinueve años.
Mi padre y yo constituíamos toda la familia.
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