RE: Tema 1: Dignidad Humana

La dignidad de la persona humana

Índice

II. Datos preliminares 1

III. Diagnóstico 1

IV. Objetivo Pedagógico 2

V. Contenido 2

a. Primera semana 2

b. Segunda semana 2

c. Tercera semana 2

d. Cuarta semana 2

VI. V Planificación y evaluación por competencias 6

VII. Material didáctico, “libro” 7

VIII. VII.- Actividades básicas 8

IX. VIII Instrumentos de evaluación 9

X. IX Conclusiones 9

I. Datos preliminares

La persona humana es un ser inacabado que va transformando y configurando a su Creador, aquí radica su dignidad de ser Hijo de Dios. Sin embargo Dios le ha otorgado al hombre una libertad que le conduce hacia el Bien Absoluto; en otras palabras la persona es artífice de su propia vida, en sus manos está de ser lo que quiere ser. Es capaz de alcanzar la Verdad y con ella la plena Felicidad.

II. Diagnóstico

Para fines de evaluar los valores vividos en el Seminario Menor, La ficha n. I (Ver anexo) precisa las debilidades que se deben fortalecer lo más pronto posible.

Por tal motivo, los alumnos de cuarto bachillerato en Ciencias y Letras, que tienen entre 14 y 16 años de edad. Adolescentes que están en la etapa del descubrimiento vocacional, necesitan redescubrir la dignidad de la persona humana.

III. Objetivo Pedagógico

Lograr que los candidatos al sacerdocio profundicen sobre el conocimiento la persona humana a fin que sean más conscientes de su más alta dignidad el de ser hijo de Dios.

IV. Contenido

a. Primera semana

La dignidad de la persona humana

b. Segunda semana

La liebertad y verdad

c. Tercera semana

La naturalieza social del hombre

d. Cuarta semana

Los derechos humanos

La libertad religiosa

1. LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA

Quien soy yo… y de dónde vengo: ha sido la pregunta inquietante desde el origen del hombre. Ya los primeros pensadores griegos se preguntaban sobre la trascendencia del hombre.

La persona humana es creada por Dios a su imagen y semejanza… aquí radica su más alta dignidad.

La persona humana ha sido creada por Dios y destinada a la vida eterna y estar en comunión con Dios.

Aquí radica la importancia y defensa de la vida humana.

Por tanto la dignidad de la persona humana es un valor que trasciende.

2. LIBERTAD Y VERDAD

“El hombre puede convertirse al bien sólo en la libertad” la libertad conocida como autodeterminación al bien.

Existe una obligación moral, grave para cada uno, de buscar la verdad y de seguirla una vez conocida.

La libertad es connatural a la persona humana. En la libertad la persona encuentra, en efecto, su fundamento en su dignidad trascendente: una dignidad que le ha sido dada por Dios.

El hombre es libre porque posee la facultad de determinarse al bien en función de la libertad.

Pero la libertad, no es sólo un derecho que se reclama para uno mismo, es un deber que se asume cara a los otros.

Para servir verdaderamente a la paz, la libertad de cada ser humana y de cada comunidad humana debe respetar las libertades y los derechos de los demás.

En lo más íntimo de nuestro ser, el Creador ha inscrito unos principios del bien y del mal.

La conciencia, la voz de Dios en el corazón del hombre.

Dios llama a la persona humana a la existencia, una llamada desde el amor, para una misión específica. Desde la gestación Dios le ha otorgado a cada persona un conjunto de aptitudes, a lo que el Evangelio lo llama “talentos” y cada persona está llamada a responderá por cada una de ellas.

La persona humana le es otorgada el don de la libertad de la cual debe responder con la voluntad a la luz de la razón.

Cada persona es artífice de su propia vida, como dice el beato Juan Pablo II, pues cada uno con la fuerza de voluntad busca ir creciendo y desarrollando sus propias aptitudes para alcanzar su propia perfección.

No es lo mismo libertad que libertinaje o como se le conoce ahora como libertad con licencia, en los ambientes permisivistas. Una libertad al margen de los valores morales y éticos.

¿Por tanto puede sostenerse un mundo sin Dios?

Aunque unos piensan que es posible vivir al margen de Dios, sólo falta ver la perfección de la persona para ver que él mismo no es capaz de darse la existencia.

3. LA NATURALEZA SOCIAL DEL HOMBRE

Todos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios. “hizo de uno todo el linaje humano y para poblar toda la faz de la tierra” todos estamos llamados al mismo fin, Dios mismo.

La persona humana está hecha para amar y ser amada. Es por eso que si la persona humana no ama pierde el sentido de la vida. Y por otro lado si tiene un amor desordenado, se va desvaneciendo ese fin último para lo cual ha sido llamado. Es por eso que debemos partir del mandamiento primordial de Dios. “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.”

Quien ama a Dios debe amar también a su prójimo. Como dice el Evangelio “Quien dice que ama a Dios y no ama a su prójimo… no es digno de mí”.

Por tanto esa vocación al amor sólo puede ser correspondido con amor, que se traduce a renunciar.

En la familia, célula de la sociedad, es el lugar apropiado para que las personas vayan madurando como verdaderas comunidades evitando la relación impersonal que puede existir en una sociedad moderna.

4. LOS DERECHOS HUMANOS

El primer derecho de la persona humana es el derecho a la existencia, el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica y, finalmente, los servicios indispensables que a cada uno debe prestar el Estado. La persona tiene derecho a la seguridad personal en caso de enfermedad, invalidez, viudedad, vejez, etc.

La persona humana dotada de memoria inteligencia, voluntad y libre albedrío. Pero junto a la libertad es la responsabilidad que le conduce a responder por sus actos.

El respeto a la persona humana radica en su derecho que se deriva de su dignidad de criatura.

Cualquier derecho fundamental del hombre radica su fuerza moral obligatoria de la ley natural, que lo confiere e impone el correlativo deber.

5. LA LIBERTAD RELIGIOSA

La persona humana es “capaz de Dios”, ha sido creado por Dios y su “corazón no descansará hasta encontrarse con Él”, como dice San Agustín.

Todas las personas tienen el derecho a la libertad religiosa. Dicha libertad consiste

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