Relación De La Sabiduría Docente Con El Saber Científico-pedagógico

En la vida cotidiana del docente es muy común pararse frente a grupo y desarrollar la clase tal y cual la preparó un día anterior, pero ¿realmente está compartiendo la sabiduría que posee al alumno y despierta el interés por conocer más sobre la temática que éste está desarrollando?

A partir de este cuestionamiento es donde empezamos a relacionar los saberes del docente con los saberes de los científicos pedagogos. Muchos autores desligan la enseñanza académica de la investigación educativa, pero desde mi punto de vista, partiendo de la realidad que se vive en la educación, ambos parten de ideas hipotéticas. El docente por su parte, sustenta su sabiduría por el sentido común de la práctica y su experiencia en ella; el saber popular que le permite identificar ciertos comportamientos en los educandos, que actúan como barrera de aprendizaje; las destrezas que el docente desarrolla para captar la atención del alumno; los saberes contextuales, lo que éste asocia del alumno y su medio para ponderarlo; sus conocimientos profesionales que son aquellos que lo define en su carta curricular; y por último, las teorías morales y sociales y los planteamientos filosóficos generales donde entra en si el desarrollo social del alumno.

Los intelectuales por su parte buscan descifrar todo aquello en lo que el docente no profundiza y desarrolla ciertas técnicas y estrategias a partir de un supuesto, una problemática y/o una situación hipotética; sin embargo, su teoría y veracidad dependen de aquella interacción profesor – alumno.

Según HUBERT (1984): "La Pedagogía tiene por objeto elaborar una doctrina de la educación, a la vez teórica y práctica como la de la moralidad, de la que es una prolongación, y que es: exclusivamente, ni ciencia, ni técnica, ni filosofía, ni arte, sino todo eso junto y ordenado según articulaciones lógicas"

Si se toma en cuenta lo que este autor dice, el papel del docente no es más que la interrelación de la práctica y la teoría conjugada con los saberes que cuenta, independientemente del hecho que no sea un experto en materia de análisis del comportamiento del grupo escolar o en el aprendizaje del alumno de manera individual. Esto quiere decir que la educación va más allá de ser sólo un proceso donde se transmiten, refuerzan y complementan conocimientos, si no que el docente debería observar, analizar, pensar, relatar, reconocer, revalorar, decidir y actuar, si aplica todos esos elementos en su práctica estará asumiendo el papel de maestro e investigador.

Desafortunadamente, en estos días la mayoría de los que conforman el cuerpo docente a nivel nacional, limitan su capacidad intelectual a conocer solamente el contenido del curriculum dejando a un lado la búsqueda y la comparación de los conocimientos, conformándose con lo elemental, y confiando en la veracidad de todas las teorías educativas.

En la lectura “El saber

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