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Resumen Vigilar Y Castigar


Enviado por   •  9 de Mayo de 2015  •  7.047 Palabras (29 Páginas)  •  368 Visitas

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VIGILAR Y CASTIGAR: MICHEL FOUCAULT

RESUMEN: Este libro nos habla sobre de los métodos de castigo y vigilancia desde la sociedad medieval a la contemporánea: los suplicios, la humillación pública, la prisión, la escuela entre muchas presiones de poder que se han utilizado para controlar de una forma u otra el comportamiento de una sociedad. Desde esta perspectiva Foucault nos dirige poco a poco a un camino que nos demuestra los procesos que ha tenido la sociedad para castigar y vigilar empezando desde lo material, lo físico (torturas, suplicio, castigos) hasta llegar a algo intangible (psicológico, alma).

El suplicio responde a dos exigencias. Con relación a la víctima, debe ser señalado: está destinado, ya sea por la cicatriz que deja en el cuerpo, ya por la resonancia que lo acompaña, al volver infame a aquel que es su víctima; el propio suplicio, si bien tiene por función la de "purgar" el delito, no reconcilia; traza sobre el cuerpo mismo del condenado unos signos que no deben borrarse; la memoria de los hombres, en todo caso, conservará el recuerdo de la exposición, de la picota, de la tortura y del sufrimiento debidamente comprobados. Y por parte de la justicia que lo impone, el suplicio debe ser resonante, y debe ser comprobado por todos, en cierto modo como su triunfo. El mismo exceso de las violencias infligidas es uno de los elementos de su gloria: el hecho de que el culpable gima y grite bajo los golpes, no es un accidente vergonzoso, es el ceremonial mismo de la justicia manifestándose en su fuerza.

Las torturas han sido un método de castigo a lo largo de la historia, siendo paralelo con el progreso de las diferentes civilizaciones. Obviamente, siempre se ha necesitado corregir las conductas no permitidas y es por ello que aplicar los suplicios al cuerpo fue muy efectivo, aunque muy discutible puesto que si en realidad se pretendía sanear actitudes no se debería poner en riesgo la vida. Verbigracia, como bien se sabe, en la edad media la autoridad religiosa era la misma que estaba facultada para castigar en el régimen punitivo. Fuera de las malas acciones, los pecados también eran severamente juzgados. Así, las mujeres que se dedicaban a la prostitución o que cometían adulterio eran sometidas a correctivos horribles. De igual manera, la tecnología de aquellos años se encaminaba a hacer de los castigo salgo más apabullantes y dolorosos, se crearon maquinas como la doncella de hierro que en resumidas cuentas era un sarcófago con afiladas púas en su interior. También se ideo el potro, una mesa larga con ejes para halar los brazos y piernas de los hombres, ejerciendo fuerza en sentido contrario para lograr dislocar las articulaciones principales de las extremidades. Otro ejemplo destacable de dichas torturas, surgió en 1757 con el caso de Damiens que fue condenado por regicidio y parricidio. En pocas palabras, se le descuartizo, lo cual le causo la muerte y posteriormente, sus restos fueron incinerados. A raíz de estos hechos, se hace una reforma a los métodos de castigo, desapareciendo los suplicios. Todo ello concedido por un pensamiento de humanización de las penas. El castigo dejo de ser un espectáculo punitivo que buscaba intimidar seriamente a la población, atrás se quedo su perspectiva casi teatral y dio paso a que lo penitenciario se hiciera mas humano. A razón de esto, las prácticas punitivas se hacen púdicas, dejando a un lado el castigo al cuerpo y procediendo a la restricción de voluntades y derechos. En algunos casos, quitar la existencia sin producir dolor entonces, se crea la guillotina.

Ahora bien, junto con la forma de castigar, también se ha modificado profundamente el objeto a castigar. Para tal efecto, se ha implementado todo una serie de estudios para dar luz a lo concerniente con la veracidad de la pena. En tal punto, el juez esta facultado para sancionar infracciones utilizando todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticos, normativos, referentes al individuo delincuente. Por ende, por primera vez en la historia la demencia fue un factor implícito en la ejecución del hecho imputable. Anteriormente esta condición mental era una causal de exclusión de la pena, sin embargo, pasó a considerar más como un correctivo en vez de un suplicio. Luego, se dio una evolución en el sistema penitenciario, gracias a nuevos planteamientos como considerar el castigo como una función social compleja, adoptar en cuanto a los castigos la perspectiva de la táctica política, situar la tecnología del poder en el principio tanto de la humanización de la penalidad como del conocimiento del hombre y examinar si esta entrada del alma en la escena de la justicia penal. Es decir, el castigo abandono el cuerpo y se direcciono hacia el alma y las conciencias. Por otro lado, las relaciones de poder orienta quien castiga y el castigado. Es así que el poder siempre esta acompañado del saber, lo que faculta irreprochablemente a los jueces para dirimir en asuntos pertinentes al sistema penitenciario. Cabe decir que quien tiene menos poder será mas fácilmente encasillado en la situación de condenado. El alma resulta ser quien en verdad recibe la pena puesto que se le somete a una restricción inmensa, prolongando de mejor manera el sufrimiento. No obstante, los reos comúnmente no estaban de acuerdo con el método punitivo y carcelario, es por ello que se gestaron rebeliones, al nivel de los cuerpos, contra el cuerpo mismo de la prisión. Lo que estaba en juego era su materialidad en la medida en que es instrumento y vector de poder; era toda esa tecnología del poder sobre el cuerpo, que la tecnología del alma no consigue ni enmascarar ni compensar, por la razón de que no es sino uno de sus instrumentos.

El suplicio penal es una producción diferenciada de sufrimientos, un ritual organizado para la marcación de las víctimas y la manifestación del poder que castiga, y no la exasperación de una justicia que, olvidándose de sus principios, pierde toda moderación. En los "excesos" de los suplicios, se manifiesta toda una economía del poder. Además de las penas ya mencionadas, existían también otras mas leves como la satisfacción a la persona ofendida, admonición, censura, prisión por un tiempo determinado, abstención de ir a un lugar en especifico y multas o confiscaciones de bienes. Por otro lado, los jueces modernos eran apto para recibir y resolver denuncias penales, con ellas analizaban las pruebas del caso, si bien podrían ser documentales, también se constituía como objeto probatorio la confesión. Esta ultima, a diferencia de tiempos anteriores, no era impuesta por medio de la tortura puesto que el derecho penal no obedece a un sistema dualista verdadero o falso sino a un principio de gradación continua así como de culpabilidad. Es decir, son las pruebas las que ejecutan todo el proceso y sin ellas no continúa

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