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Sintesis "la vida intelectual"


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2017  •  Ensayo  •  2.020 Palabras (9 Páginas)  •  283 Visitas

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La vida intelectual

      -La vocación intelectual

Se dice que la vocación es hacer el “trabajo intelectual” su trabajo, lo hagan estudiando o en algún oficio. 

Una vocación no se satisface con lecturas aisladas o pequeños trabajos aislados. Se trata de otra cosa, de penetración y continuidad, de esfuerzo metódico en vista de una plenitud que responda al llamado del Espíritu.

Para que uno pueda hacer alguna obra intelectual tendrá que primero crear una zona de silencio, hacerse un hábito, para que seas apto para realizar este “trabajo”. 

Ahora muchos jóvenes están trabajando desperdiciando sus horas de trabajo, trabajan muy mal, sin ganas, no saben que es lo que quieren, quienes son, ni hacia donde van. Estos solo van a la aventura sin saber hacia dónde se dirigen. No hay necesidad de ser un genio para realizar las cosas ordenadamente, uno solo se lo debe de proponer, no hay necesidades de tener grandes habilidades, con un término medio es suficiente.

“El mundo se encuentra en grave peligro, careciendo de máximas de vida. Nos encontramos dentro de un tren lanzado a toda velocidad, sin señales visibles, sin guarda agujas. El planeta no sabe adónde va, su ley lo abandona”.   pp.18

Las cosas no irán como uno quiere por si solas, uno debe de darles curso, hacer algo para cambiar la dirección de las cosas, como a cada quien le gusta, para satisfacer sus necesidades. Lo que más vale es la voluntad, una voluntad ardiente y profunda, una voluntad dispuesta a triunfar, a ser alguien; a llegar a algo, ser va por el deseo.

El hombre debe de tener una vida activa. Si el cuerpo se inmoviliza por mucho tiempo este se atrofia, el alma que lo imita se descolora y se derrumba. La vida intelectual necesita alimentarse de los hechos, puede sacar relatos de los libros, no hay necesidad de leerlos todos, solo unos cuantos. Con la lectura aprendes a reflexionar.

El intelecto no es más que un instrumento, el uso que se haga de este determinara sus efectos. Para utilizar correctamente la inteligencia se necesita de otras cualidades además de esta. “Para juzgar correctamente, hay que ser grandes”. Es raro pedir algo de alguien que parece que no conozca del tema, o que este fuera de este, pues no será correcto lo que este diga. 

Un hombre de estudio se elevará según sus recursos y de su ambiente, pero alcanzará el nivel de su propio genio, de su propio destino. Cada quien se elevará hasta donde él pueda, no lo hará igual que los demás, algunos se elevarán más que otros, y otros menos, todo dependiendo de hasta donde los lleve su intelecto, o su capacidad.

Los curiosos son esos que se sobreestiman sin conocer sus fuerzas, se arriesgan al error, malgastan sus facultades reales pretendiendo adquirir otras ilusorias. No emprenderemos nada que esté más allá de nuestras fuerzas, pero no dejaremos de ir hasta el límite de las mismas.  No busques aquello que sobrepase tu facultad. “No hay que cargar los cimientos con exceso, no se puede tampoco elevar la construcción mas allá de lo que permite la base, o antes de que esa base sea consolidada. De otro modo, la construcción se derrumbará. 

Hará mal quien, al estar en un viaje, cargue mucho equipaje. Si uno trabaja haciendo algo que no disfruta, que no es su ideal, cuando su vida se complique no podrá aligerar la carga, pues ya no tendrá algo que disfrutar, pues el trabajo no es algo que deba aligerar, ese se queda, así que debe de ser uno que disfrute. La mujer de un intelectual tiene que aceptar la carrera del marido, pues ella lo podre alentar a seguir, la mujer debe de instalarse ahí, no debe de intentar cambiar las cosas. Ella no debe de ser el genio maligno, ala ella haberse casado con una vocación ella debe de adquirir esa vocación. El hombre, al haber terminado el trabajo, es como un herido, necesita cuidados y de calma, no alterarlos.

Santo Tomás dice: “Se amable con todo el mundo, pero no tengas familiaridad con nadie, pues demasiada familiaridad engendra menosprecio y da materia a muchas distracciones. No te mezcles con modo alguno en conversaciones y hechos del siglo. Evita por sobre todo empresas inútiles. Ten afición a tu celda si quieres ser introducido en la bodega del vino.

Puede que el más mediocre dé con una idea, como un diamante en bruto o una perla, pero lo más difícil es la talla de esa idea y, sobre todo, su engarzamiento en la joya de la verdad que va a constituir la verdadera creación. Todos pueden tener grandes ideas, el problema es que las realicen, que las lleven a cabo, no todos se darán a la tarea de cumplir esas ideas.

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