Taras Bulba Es una novela corta que narra las vivencias de Taras Bulba, un viejo y experimentado cosaco que instruye a sus dos hijos, Ostap y Andrei, en el arte de la guerra.
Enviado por CaosEsquer • 7 de Noviembre de 2016 • Ensayo • 1.850 Palabras (8 Páginas) • 452 Visitas
22/01/2015
Taras Bulba
Es una novela corta que narra las vivencias de Taras Bulba, un viejo y experimentado cosaco que instruye a sus dos hijos, Ostap y Andrei, en el arte de la guerra.[1]
Históricamente, la novela se sitúa en la lucha de independencia que el pueblo ucraniano tuvo durante los siglos XVI y XVII; es en 1569 cuando Ucrania es anexionada a Polonia sometiéndola al yugo económico, político y nacional. Es hasta 1596 cuando se compone la unión eclesiástica proclamada en Brest imponiendo a la fuerza el catolicismo, la supremacía del Papa de Roma subyugando a todo el pueblo ucraniano y la persecución de la religión ortodoxa.
La narración comienza con el regreso de los dos hijos de Taras de la Academia situada en la ciudad de Kiev -en ese momento perteneciente a la Unión Polaco-Lituana; la esfera social superior estaba compuesta por la nobleza rusa y polaca que no permitía la escala social a los hijos de cosacos - quienes se habían instruido en los hábitos de la escuela. El padre desea darles la educación de un buen cosaco y por ello no tarda en trasladarse con ellos a la Sech (Sich) de Zaporozhie (Zaporiyia): un regimiento militar ubicado a la orilla de la isla de Jórtitsa donde se reunían los cosacos zapórogos; por otro lado, también era lugar de refugio de y arrabal de un festejo interminable, “era un loco desbordamiento de la alegría” (Gogol, s/a: p. 30) resultado de la convivencia de ucranianos, moldavos, tártaros, polacos, lituanos, judíos y rusos, de campesinos desposeídos y boyardos, guerrilleros expertos, estudiantes truncos, comerciantes y campesinos, criminales de todo tipo y esclavos fugados de las galeras turcas.
“Aquella extraña república era precisamente una necesidad de siglo. Los amigos de la guerra, de las copas de oro, de los brocados ricos, de los ducados y de los reales podían encontrar ocupación en la Sech a todas horas. Los únicos que nada podían encontrar allí eran los admiradores del bello sexo, ya que ni siquiera en las inmediaciones osaba presentarse ninguna mujer.” (Ibídem; p. 32)
Taras, queriendo que sus hijos aprendieran a pelear y defendiendo su fe ortodoxa, propone al koshevói Kirdiaga ocupar a los zapórogos en alguna hazaña bélica. Primero deciden enviar a los mozos a saquear Anatolia –actualmente Turquía; al otro lado del Mar Negro lugar donde se asentó el pueblo troyano- pero cambian de opinión cuando se enteran de la imposición religiosa que está llevando a cabo el catolicismo con la aceptación de Polonia.
Se describe la transformación de la Sech de una celebración a un ejército disciplinado donde el alcohol queda prohibido y donde cada campesino se convierte en un militar fiero y temido. El sudoeste de Polonia fue presa de los zapórogos, “(…) nadie ignoraba que era difícil habérselas con aquella multitud belicosa y turbulenta denominada Ejército zapórogo, que tras la apariencia de un desorden externo, ocultaba una meditada organización de combate” (Ibídem; p.51) De igual forma, el salvajismo y la crueldad de los cosacos era parte de su insignia pues era la metodología de sus saqueos. En las primeras batallas es cuando Taras se da cuenta que sus hijos sobresalen en hazañas; Ostap parecía creado para la batalla y para el difícil arte del mando; Andréi, el menor, era entusiasta y se lanzaba a la batalla sin consciencia de peligro logrando grandes hazañas.
La batalla principal de esta novela se lleva en la ciudad de Dubno –perteneciente a Polonia en ese entonces, hoy es ciudad ucraniana; en ese tiempo era una fortaleza en la frontera oriental de Polonia- en la que sus habitantes demuestran una feroz resistencia a la Sech por lo que el koshevói decide sitiar la ciudad y matarlos de hambre. El ocio y el descanso provocaron en los zapórogos el aburrimiento y la necesidad de embriagarse, esto hace que en una ocasión descuidasen sus puestos y llegasen refuerzos polacos con provisiones para los citadinos. Es en este momento donde se da la traición de Andréi hacia su patria por el amor de la hija –la había conocido en los años de la Academia- del voievoda de Dubno (vaivoda) –gobernador de una provincia- convirtiéndose en soldado polaco y abrazando así las leyes católicas. Con los refuerzos, el Sech se propone una ofensiva en la ciudad y es ahí donde, por labios del judío Yánkel, se entera el padre de la conversión de Andréi.
Los cosacos atrajeron a una emboscada a los caballeros polacos y antes de que estos lograran formarse los zapórogos embistieron y desataron la trifulca. Ganaron la batalla pues los aristócratas generales llamaron a retirada y se refugiaron nuevamente en las murallas de la ciudad; sin embargo, los polacos habían capturado un buen número de rehenes.
Al día siguiente llegaron noticias de que los tártaros habían aprovechado la ausencia cosaca y habían saqueado la Sech, esto hizo que el Ejército se dividiera en dos partes, unos que irían a perseguir a los saqueadores hasta sus tierras y otros que decidieron quedarse al mando de Taras Bulba y tomar la ciudad. Por la estrategia zapóroga, en Dubno tardaron en darse cuenta de la separación cosaca pero finalmente lo hicieron y se prepararon para una embestida. Tarás lo presintió y preparó el terreno para la batalla.
La primer ofensiva polaca fue repelida con grandes bajas cosacas. La segunda ofensiva fue a cargo de los húsares comandados por Andréi que embistieron con fuerza, sin embargo, los zapórogos lograron atraer al hijo hacia el bosque donde lo esperaba su padre para el escarmiento: la muerte. El descuido de Taras en el mando de su ejército hizo que perdieran terreno y cuando él y Ostap intentaron llegar hacia sus hombres, fueron capturados por los enemigos.
Taras es rescatado moribundo por sus soldados y regresado a la Sech para su recuperación; no obstante, no podía perdonarse el haber dejado a su hijo mayor en manos del enemigo y, después de su recuperación, viéndose en una Sech donde era el único sobreviviente de su generación, una Sech que ahora iba hacia el Asia Menor a saquear tierras turcas, decidió ir a buscar a Ostap recurriendo al judío Yánkel.
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