La Caída De La República Y La Virtud En El Hyperespacio

¿Cómo una República de miles de años puede caer de pronto bajo un gobierno tiránico?, ¿cómo los valores que sostuvieron durante tanto tiempo formas políticas tolerantes y abiertas fueron reemplazados de pronto por maneras excluyentes y sombrías? Episodio III, la tercera película de la precuela de Star Wars, puede servirnos de excusa para discutir estas interrogantes.

Hace tiempo en una galaxia lejana (aunque quizás no tanto)

Desde luego Episodio III está hecho en clave ligera, en donde los personajes e historias apenas si superan las simplicidades de los comic. Pero aún sobre una base tan endeble es posible extraer una reflexión sobre la política. La República Galáctica había sido construida hace miles de años, luego de un período de crisis. Cada uno de los sistemas de la galaxia poseía representantes ante el Senado Galáctico, una institución con miles de miembros.

En un escenario tan complejo, la figura del “Canciller” resultaba crucial. Aún más, su capacidad para maniobrar a través de una burocracia difícil que establecía límites a su accionar. Estos desde luego no eran gratuitos, en realidad eran fruto de una sabiduría profunda que rehuía de la concentración excesiva del poder. Sin embargo, las amenazas de guerra y la confusión que esta generaba fue poniendo a prueba la capacidad de estas instituciones políticas para enfrentar desafíos de este nivel.

Intereses particulares, desde dentro y fuera del sistema, punzaban continuamente las fibras más sensibles de la República, en especial la diferencia existente entre tiempo y acción política: la forma de gobierno resultaba demasiado lenta y engorrosa para enfrentar las amenazas de sus adversarios, en especial la Confederación Comercial. ¿Pero dónde están realmente los enemigos? A veces más cerca de lo que imaginamos. Sin embargo, ¿cayeron todas las repúblicas bajo amenaza en las tentaciones autoritarias? La historia demostró que muchas repúblicas lograron superar estas pruebas, y que incluso salieron más fortalecidas. No es difícil imaginarse a Roosevelt o Churchill pasando muchas veces ante la prueba del poder. ¿Por qué entonces cayó esta República de mil años?

La ruptura paulatina de las instituciones

No siempre las instituciones se quiebran de pronto. Lo normal es que se resquebrajen paulatinamente, a veces sin darnos cuenta, para luego caer en mil pedazos ante presiones que en otras circunstancias serían manejables.

Las grietas no aparecen de la nada. En ocasiones son los pilares que las sostienen los que empiezan a debilitarse, en otros casos, es el desgaste natural que obliga a cambios sustanciales, aunque más en sus respuestas antes que en los criterios que nos permiten darlas. Cuando esto segundo pasa, se producen reformas, a veces dramáticas. Cuando lo primero ocurre, la falla es inicialmente más difícil de detectar, e igual de duro de corregir.

Si no se hace a tiempo, el edificio se cae de pronto ante los golpes de la coyuntura. Al mirar los principios que sostenían la República, se ve que casi todos ellos, al momento de la crisis, han perdido la fuerza que algún momento tuvieron, a pesar de que aparentan aún guiar el orden existente. El Consejo de los Jedi, o los líderes republicanos aislados, se muestran como islas, son débiles sostenes de una sociedad que ha dejado de creer en los principios que le dieron origen. Coruscant, es el símbolo de este proceso, una ciudad planeta, con miles de millones

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