Los mitos y la religión

Una de las cosas que produce la cultura son normas y éstas rigen el comportamiento de los hombres que integran nuestra sociedad. Las tenemos de todos tipos; desde la norma moral y ética, hasta la legal y estética.

Diríamos entonces que en el occidente donde se clama la libertad la norma es una frontera con la que tenemos que convivir y a veces hasta luchar en contra de ella para poder conseguir nuestros objetivos personales. Eso sería en apariencia; la ley o la norma no se produce por si sola sino que es un producto de una estructura más amplia en donde se resuelven los sentidos existenciales.

Por principio de cuentas, el hombre es un animal racional; o sea, que el hombre tiene una conciencia de ser (lo que quiere decir que sabe que existe); esto lo hace percibir un posible caos, o desorden en lo que rodea su existencia. Por lo mismo, el hombre intenta encontrar un orden y de esta manera darle un significado a su vida.

Para reforzar la afirmación anterior recurrimos a las mitologías, en donde en el principio de las cosas se refieren al caos y a los dioses o el Dios que le fue dando orden y organización para que cumpliera una finalidad. Esta mente creadora le da una finalidad a los elementos y los relaciona entre si, después de la acción existe un sentido.

Los mitos fueron los primeros pasos por medio de los cuales el hombre encontró un sentido a su existencia relacionándose con todo lo demás que hoy llamamos naturaleza. Le encontró un sentido a lo que veía en los cielos porque marcaba los eventos naturales que sucedían en la tierra, le encontró un sentido a lo que era porque eso era importante para su propio ser.

Los mitos y la religión fueron parte de un proceso para organizar el caos que aparentemente eran la naturaleza y el hombre; proceso que se continuó con la filosofía, y la ciencia. La finalidad sigue siendo la misma, organizar el caos, la metodología es lo que cambia, la fe se reemplaza por la certeza que da la lógica, primero , y que da la inducción posteriormente.

La ciencia hoy no recurre a los dioses para que le organicen el caos; ha descubierto que en la naturaleza existen leyes naturales que conociéndolas nos permiten intervenir en sus procesos para nuestro beneficio o en contra de él. Aquí lo importante es esta capacidad para conocer que ha desarrollado el hombre, principio fundamental para hacerse cargo de su destino social y personal.

Esta es la primera parte del juego, el conocer, el explicar el fenómeno; la segunda parte es la regla que se desprende de esta explicación. Todo conocimiento estructurado necesariamente se traduce en norma de acción: la religión produce una moral, la filosofía una ética, la ciencia una técnica, la ideología se traduce en leyes sociales, y hasta la preceptiva se convierte en la norma estética. Los usos y las costumbres son acumulación de normas que los acontecimientos históricos nos han hecho observar para

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