7 VERDADES PARA PERDER EL MIEDO EN LAS VENTAS

Cuando perdió el miedo…

Una de mis filosofías es la de que si existe un enemigo poderoso que nos impide desarrollarnos a plenitud en las ventas, ese enemigo se encuentra dentro de nosotros. Esta mañana, en la regadera (sé que no es un lugar muy especial), como muchas otras mañanas, me di cuenta de detalles o ideas que venían ocupando mis pensamientos pero que hasta ese momento no alcanzaron claridad, por lo menos para mi. Descubrí que ese enemigo interno es el miedo, que se manifiesta de muchas maneras, pero en cualquiera de ellas, es mortal para nuestras metas y logros.

Estaba visitando a mi padre hace un par de días en el hospital y descubrí en él aspectos hasta ese momento muy ocultos que desde luego, me sorprendieron.

De carácter seco y adusto, por primera vez en muchos años, con terapia intensiva y su vida en riesgo, me trató con cariño y afecto. Pensé que tal vez, siente la muerte cerca y quiere arreglar asuntos pendientes, pero no creo que sea así. Estoy casi seguro de que ha perdido el miedo y ya sin miedo, es capaz de abrir su corazón al amor y al dolor y cuando uno pierde el miedo, grandes cosas se logran y, por qué no, en el área de ventas también.

En todos mis años de consultor, conferencista y profesor, me he enfrentado con muchos miedos a la hora de vender mis servicios. Quiero compartir con usted siete verdades acerca del miedo en ventas, cuya conquista y comprensión sin duda nos dotarán de alas a la hora de cumplir nuestras metas y sueños. Estas son las 7 verdades:

Verdad N° 1. El miedo es el problema dominante en su vida presente.

Requiere mucha honestidad con uno mismo, pero tal vez esta sea una gran explicación para nuestras metas no cumplidas, visitas a clientes no hechas o llamadas no efectuadas. Quizás sea la única explicación: es el miedo a fallar el que nos impide movernos a alturas mucho más retadoras. Pregúntese a menudo,¿qué intentaría si estuviera seguro de que voy a tener éxito?

Verdad N° 2. El miedo es un regalo que fue implantado en usted como un mecanismo de protección y una manera de acercarlo a Dios.

Quizá como a mi padre, le sea un poco incómodo hablar acerca de Dios. No importa cual sea su opinión al respecto, el miedo no se elimina nunca, sólo se controla. Puedo recordar claramente aquellos clientes que representaban para mi un momento francamente desagradable y que con frecuencia quería evitar. Ahora entiendo que ese miedo solo representaba lecciones acerca de habilidades que tenía que aprender. Déle prisa al aprendizaje; si hay algo que le asusta, no lo evite, al contrario, enfréntelo lo antes posible.

Verdad N° 3. Cuando huye de su miedo o lo niega, deja el regalo sin abrir.

Adelante, no tenga miedo de ponerse metas altas o de visitar a ese desgraciado de cliente que se cree dueño de su vida. Disfrute del miedo,

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