Como Caen Los Poderosos
Enviado por majoseem • 27 de Enero de 2013 • 1.714 Palabras (7 Páginas) • 911 Visitas
“Cómo caen los poderosos” es una obra del autor best-seller Jim Collins. En este trabajo se recopila la investigación de la acumulación de más de 600 años de historia empresarial. La mayoría de esta recopilación pertenece a once organizaciones poderosas, que hasta el año 2008 habían experimentado fases de éxito y fracaso, tales como: Addressograph, Ames Department Stores, Motorola, Circuit City, Scott Paper y Zenith.
A partir de un minucioso estudio de contrastes aplicado al comportamiento de estas grandes compañías en épocas de crisis, se concentraron en las variables que se correlacionaban. El autor lo reitera en algunas ocasiones a lo largo de la obra, puesto que se tratan de temas sensibles. Solo se proponen tendencias, mas no se afirman causas por las cuales acontecieron ciertas situaciones. Así, luego de recopilar aquellos escenarios en los que coincidían ciertos eventos, Collins pudo identificar cinco etapas de decadencia. A diferencia de algunos trabajos (de diferente autoría) ya publicados, este trabajo no se centra en el estudio de lo que se hizo correctamente en las empresas para llegar al éxito, sino más bien qué no hicieron que les quitó su ventaja competitiva hasta dejarlos en el proceso de decadencia, incluso llevando a algunas a su etapa final, la capitulación.
A continuación resumiré brevemente mis extractos de las etapas propuestas por Collins. A pesar de que el orden de éstas es fijo, el lapso de duración de cada una es indeterminado, variando según cada negocio. Así como pueden ser dos semanas, una empresa bien podría permanecer en una de las etapas por más de una década.
La primera etapa: arrogancia nacida del éxito. Recordemos que la obra no se dedica a exaltar los despliegues de ciertas compañías, sino que los relatos parten del punto en que aquellos despliegues llegan a su máximo. Collins utiliza una analogía muy interesante. Así como ciertas enfermedades catastróficas como el cáncer pueden estar presentes en su víctima sin presentar síntomas por algunos años, el mal que desacelera el recorrido acertado de una empresa puede nacer y empezar a desarrollarse sin que se den cambios perceptibles. Una vez que una organización experimenta el mayor de sus éxitos, puede concebirse una actitud arrogante, un exceso de confianza que induce a sus directores a tomar decisiones, cuyo mayor impulso ya no es el aprendizaje ni el avance gradual. Dentro de estas empresas, se comienzan a subestimar las capacidades.
La segunda etapa: La búsqueda indisciplinada de más. Es justamente esa arrogancia la que incita la ambición. Ante fuerzas amenazantes, muchos ejecutivos lanzan a sus equipos a la caza por ese deseo de abarcar más de la cuenta. El crecimiento indisciplinado es otro de los mayores pecados en la Administración. Muchas veces estos intentos por multiplicarse implican un alejamiento de los valores medulares de cada una de las empresas. Todo administrador debe recordarse permanentemente del valor medular de su “barco”. ¿Qué busca esta empresa? ¿Por qué estamos aquí? ¿Con qué fin? ¿Somos útiles? Desviarse del camino originalmente establecido puede resultar muy caro. Se descuida la cultura organizacional a la que estaban acostumbrados aquellos trabajadores que llevaron a la empresa hacia el auge. Perder activos intelectuales tan importantes deja a la empresa con un equipo menos competente lamentablemente. En vista de que las tareas ya no se cumplen con la misma eficacia, al administrador no le queda de otra que hacer la burocracia de la empresa aun más compleja.
La tercera etapa: La negación del riesgo y el peligro. En esta etapa las consecuencias de adoptar actitudes erradas junto con malas decisiones empiezan a surgir, pero aún son opacadas por los resultados superficiales favorables de la empresa. Menores rotaciones de los inventarios, pérdida de poder en los precios y deterioro de la liquidez corriente son uno de los tantos síntomas que reflejan la entrada de la firma en la tercera etapa. Se comienzan a considerar cambios, sustentándose en excusas que culpan a factores externos. Además nace un ambiente de alienación en la estructura organizacional de la empresa. La comunicación ya no circula entre un equipo, sino que fluye a lo largo de una jerarquía.
La cuarta etapa: La búsqueda ansiosa de la salvación. Para cuando una empresa llega a la cuarta etapa, no solo que es extremadamente tarde sino que los problemas no pueden ser más evidentes. No hay cómo negarlo. Es una época llena de infortunios. Las empresas buscan desesperadamente esa “bala mágica” que los impulse milagrosamente fuera de la crisis de ese momento. Con ese afán, cometen errores que, según los datos de las once empresas, acentúan y aceleran el hundimiento. Muchos administradores buscan tratos millonarios o permiten una inversión ambiciosa para encontrar un producto estrella, algo que pueda sacarlos de ese punto. La gran mayoría sufre cambios de director ejecutivo entre ésta y la tercera etapa. Otro de los errores más comunes es la preferencia hacia un candidato de fuera de la organización. El 90% de empresas que nombraron director ejecutivo a uno de sus activos de recursos humanos, lograron buenos resultados.
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