DESPIDO INJUSTIFICADO
Enviado por alex_carrillo • 14 de Marzo de 2015 • 1.228 Palabras (5 Páginas) • 171 Visitas
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE QUERÉTARO
FACULTAD DE ENFERMERÍA
LIC. EN ENFERMERÍA
CAMPUS SAN JUAN DEL RIO
Ensayo:
Caso clínico
Presentó:
JOSÉ ALEJANDRO CARRILLO MARTÍNEZ
Materia:
Bioética
Docente:
L.E. Rosa Reyna Ugalde Alegría
San Juan del Río Querétaro, 17 de Febrero de 2015.
El paciente/usuario se presenta susceptible a todos los estímulos y relaciones que surgen en el contexto hospitalario, en una atención que se reconoce como despersonalizada y falta de privacidad, lo que puede convertirle en una potencial víctima de actos violentos. Por la importancia que el otorgar una atención en salud basada en el respeto y la dignidad hacia los usuarios, se hace necesario estudiar el fenómeno de la violencia que desde la óptica de los pacientes pudiera encontrarse en los centros de salud; con la finalidad de contribuir al mejoramiento de la atención y cuidado que le es otorgado en los centros hospitalarios.
En el México actual la relación médico-paciente y enfermera-paciente es el primer paso para la práctica médica y por lo tanto de la ética médica sin embargo muchas de la relaciones por parte del médico se ha convertido en rutinaria olvidando el sentido humanista provocando actos inéditos por parte del personal de salud incluyendo actos de violencia ya que se reconoce también como “expresión de violencia aquellas situaciones en las que existe una percepción de mala calidad de servicios o de mala atención, no satisfacción de necesidades de un cliente, proveer de servicios que están muy lejos de las expectativas del usuario, cuando se abusa o se recibe un trato injusto” (Chapell y Di Martino, 1998).
A pesar de que todo el personal de salud está regido bajo un código de ética tanto enfermeras como médicos los cuales deben de dar atención médica adecuada y de calidad muchos lo han dejado atrás por el exceso de trabajo llegando al grado de ver al paciente como una producción y siendo el paciente de bajos recursos quien muchas de las veces es quien recibe maltratos y negligencias sin hacer algo al respecto pues el analfabetismo los orilla a recibir diferentes oportunidades que los pacientes alfabetos, para recibir un cuidado médico de la mejor manera.
La profesión médica ha tenido opiniones algo conflictivas sobre la igualdad y los derechos del paciente a lo largo de los años. Por un lado, al médico se le ha dicho: “No permitiré que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mi paciente” (Declaración de Ginebra). Al mismo tiempo, los médicos han reclamado el derecho de rechazar a un paciente, salvo en caso de emergencia. Aunque los fundamentos legítimos para dicho rechazo incluyen una práctica completa, calificaciones educacionales y especialización, si el médico no tiene que dar una razón por el rechazo de un paciente, puede fácilmente practicar la discriminación sin ser considerado responsable.
Henderson (1988) señala que “existen otros signos o situaciones en que las relaciones con el equipo de salud dejan de manifiesto el protagonismo de la enfermedad y en las que se exponen claramente a los pacientes/usuarios a un segundo plano y que los lleva a sentirse por lo menos incómodos o molestos”, tales como el tutear a los adultos, dirigirse hacia otra persona sin identificarse previamente, hacer comentarios en presencia de otro paciente, realizar procedimientos sin el consentimiento, trasladar a los pacientes de sala sin explicación alguna. A estas situaciones podrían agregarse: tratar de hija/o o abuela/o a quienes no lo son nuestros, el entrar a una sala sin saludar, retirarse sin despedirse, usar terminología técnica que imposibilita la comprensión del paciente, tratar de exagerado el dolor del otro.
Sin embargo los pacientes deben de ser conocedores
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