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Huellas de la infancia


Enviado por   •  25 de Junio de 2019  •  Tarea  •  2.035 Palabras (9 Páginas)  •  209 Visitas

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Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades[pic 1]

Psicología

Gestión de la Información

Prof. Javiera Bustamante

Integrantes: Camila Torres - Emilia Parraguez

Fecha: 23 de mayo del 2018

Las huellas de la infancia

En la actualidad, la gran mayoría de las personas no suele expresar sus emociones, ya sea por temor, vergüenza, rechazo o por no exhibir o cargar sus inquietudes a los demás, optando por reprimirlas, ocasionando problemas para desenvolverse dentro de su vida diaria. ¿Por qué se producirá esta situación? Dicho esto, ¿Cómo se produce nuestra inteligencia emocional y nuestro autoconocimiento? y ¿Cuánto conocimiento tenemos sobre la importancia de nuestras emociones y la forma en que nos expresamos? A continuación ahondaremos en ello.

La infancia, se dice es la etapa más importante para el desarrollo del ser humano, ya que es durante esta cuando desarrollamos nuestra personalidad y la forma en la cual afrontaremos el mundo, especialmente cuando estemos durante nuestra etapa de la vida adulta. En otras palabras, las cosas que vivimos durante nuestra infancia son relevantes para nuestro crecimiento y fortalecimiento del “yo”, ya que este determina el cómo nos comportamos en un futuro con nuestro entorno e incluso con nosotros mismos. Pero esto no viene desde el momento en el cual nacemos y llegamos al mundo como tal. Todo nuestro crecimiento emocional comienza desde que estamos dentro de la placenta en pleno desarrollo fetal ocasionado por un apego (ojalá exitoso), o así lo plantea Amanda Céspedes en el libro Educar las emociones, educar para la vida. Según Céspedes (2008) “Somos una especie que es sensible al amor y que depende de él para vivir. Esto significa que el amor provoca cambios vitales en nosotros, nos ayuda a crecer, nos transforma, nos conduce a la evolución.” (p.15). Es por esto que la importancia de saber como educar a los niños desde que se encuentra como un feto, tanto a nivel intelectual como emocional es un rol fundamental para la vida y el desarrollo personal de un individuo. Es así como “podemos decir que el amor es parte de nuestra esencia” (Naranjo, 2013, p.103). y concluir que a partir del amor, se puede crear a un niño seguro de sí mismo, autovalente, capaz de expresar lo que siente y opina, empático y con un sinfín de características más. Pero, Oaklander (2008), plantea que “todo niño, en mayor o menor grado, sin tomar en cuenta su temperamento y personalidad, se ve afectado por factores de desarrollo” (p.25), lo que nos comunica que el amor no es lo único necesario para un buen desarrollo emocional. Los niños con algún tipo de trauma o trastorno emocional “tienden a aislarse de alguna manera; anestesian sus sensaciones, restringen su cuerpo, bloquean sus emociones y cierran su mente. Estos actos afectan profundamente su crecimiento sano y agravan más sus problemas.” (Oaklander, 2008, pp.23-24). Los humanos desde que nacemos expresamos diversas emociones tales como llorar o sonreír. El hecho de que un niño de 2 años exprese perfectamente sus emociones donde sea y con quien sea sería un claro ejemplo de esto. Pero a medidas que vamos creciendo estas emociones se van reprimiendo debido a diferentes aspectos de nuestros entorno, lo que impide un desarrollo sano como tal, “varios traumas como el abuso, divorcio, rechazo, abandono, enfermedades, pueden ocasionar que el niño se retraiga de algún modo (…) Pero hay una serie de etapas del desarrollo y factores sociales en su vida que también hacen que él se restrinja, se bloquee o se inhiba a sí mismo” (Oaklander, 2008, p.25). Uno de los factores a destacar dentro del desarrollo del niño es cómo la sociedad tiende a mirar con malos ojos a las personas que son llamadas “egocéntricas”, esto se debe a que se tiene un significado bastante erróneo sobre este concepto. Cabe destacar que el egocentrismo es algo que toda persona tiene al nacer y simplemente con el desarrollo de la infancia se pierde o se mantiene, dependiendo de las experiencias vividas y de cómo las afronto, el ser egocéntrico en la niñez es natural, ya que “los niños de todas las edades se culpan por toda suerte de cosas terribles” (Céspedes, 2008, p.26). Por lo tanto, una persona egocéntrica sería la que cree que cuando algo le pasa a alguien de su círculo social cercano, generalmente negativo, es culpa de ellos. El egocentrismo también lo podemos identificar en la  mítica frase que algunas vez todos hemos escuchado de una boca ajena e incluso de nuestra propia boca; “¡ellos se enojaron por mi culpa!”, “¡todo lo hago mal!”. Este generalmente tiende a relacionarse con la culpa, inseguridad y baja autoestima, debido a un quiebre durante la etapa de los primeros años de vida, en cual se forma el desarrollo emocional y conductual sano, siendo concurrentemente usado como una cualidad muy negativa y tomada desde otra perspectiva. Algo interesante relacionado con el egocentrismos es el “ego”, una zona del psique limitado por la consciencia.

Podemos decir que coexisten en nosotros un yo profundamente (que es nuestro ser verdadero) y un yo condicionado que hemos desarrollado durante la infancia como una defensa ante la fricción con un mundo enfermo, y se suele aludir a esta dualidad como una entre la esencia y la personalidad, o, alternativamente, entre un yo verdadero y el ego. (Naranjo, 2013, p.103).

También suele ocurrir que los adultos sean muy sobreprotectores con los niños y por ende, no dejan que cometan errores para evitar su frustración u otro tipo de situaciones catalogadas como “malas”, sin embargo, desconocen que los que cometen el error son ellos. Esto se debe a que no dejan que el niño se haga valer por sí mismo y lo privan de que obtenga nuevas experiencias y aprendizajes a partir de sus mismos errores, porque ciertamente el hecho de “sobreprotegerlo” y no “dejarlo ser” no afirma que en el futuro será muy ingenuo, sino que probablemente no tendrá la cualidad y seguridad de ser capaz de afrontar nuevas experiencias y buscarle soluciones a estas por sí mismo, ya que no estará relacionado con el hecho de vivirlas como tal y puede que sea una situación muy difícil de sobrellevar, lo que estaría directamente relacionado con su autoconocimiento, ya que a partir de sus vivencias puede obtener aprendizajes, conocer sus gustos y cualidades. Dicho esto, debemos destacar que “es importante extender cautelosamente los límites a medida que crece [el niño], para permitir la experimentación” (Oaklander, 2008, p.32).

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