Innovar Para Crecer
Enviado por angelblanco80 • 7 de Octubre de 2012 • 3.043 Palabras (13 Páginas) • 431 Visitas
El pais de los ciegos
Mi realidad es mi mundo, y de ahí que tras el choque de visiones irreconciliables, pueda desatarse, si lo permitimos, la guerra de los mundos.
http://www.youtube.com/watch?v=McBhr6ZUHtc
Conclusiones:
Una performance o acción artística es una muestra escénica, muchas veces con un importante factor de improvisación
INNOVAR PARA CRECER
idea de que es posible combinar el crecimiento, la sostenibilidad y las
mejoras en la distribución del ingreso en Iberoamérica mediante un proceso
vigoroso y socialmente orientado de innovación, tanto tecnológica como
social y organizacional, a partir de las políticas públicas. A continuación
se resumen brevemente algunos de los argumentos que serán explorados
con mayor profundidad a lo largo del libro.
En primer lugar, se argumenta que hoy más que nunca la
innovación es una variable estratégica que debe ocupar un lugar
prioritario en el diseño de las políticas de desarrollo de Iberoamérica.
En segundo lugar, importa no solo la tasa de crecimiento económico
y el ritmo de innovación, sino también su dirección y sostenibilidad,
tanto desde el punto de vista ambiental como social. La innovación es
uno de los principales instrumentos (quizás el principal) para conciliar
crecimiento, equidad y sostenibilidad.
En efecto, sin innovación no habrá
aumento de competitividad que sostenga el crecimiento, o este último
dependerá exclusivamente de tasas de cambio muy altas y bajos salarios,
que generan desigualdad y que no son compatibles con una sociedad más justa e inclusiva.
Asimismo, en el mundo existe una preocupación
creciente y plenamente justificada por el impacto ambiental del desarrollo,
y las demandas y preferencias de los consumidores y gobiernos favorecen
cada vez más las tecnologías con baja emisión de carbono. Por esa razón,
canalizar el esfuerzo tecnológico hacia tecnologías limpias no solo
protege al medio ambiente, sino que también puede reforzar la posición
competitiva de Iberoamérica.
En efecto, no se puede pensar en políticas de largo plazo sin tener
en cuenta el papel que le cabe a la ciencia, tecnología e innovación (CTI)
en la recuperación económica y el crecimiento en los próximos años.
Mientras que
la política de corto plazo apunta a reducir la brecha entre el producto con
pleno empleo y el efectivo, la de largo plazo busca reducir la distancia entre
los países que se sitúan en la frontera tecnológica (países desarrollados) y
aquellos en que la tecnología solo ha penetrado de forma parcial (países en
desarrollo). La política de corto plazo pretende estabilizar el crecimiento
del producto; la de largo plazo, en el caso de las economías en desarrollo,
busca alcanzar tasas de crecimiento que reduzcan, con el tiempo, las
diferencias internacionales de ingreso por habitante (catching up).
La crisis económica internacional provoca varios efectos negativos
en la innovación. Por un lado, la caída de la tasas de crecimiento afecta
fuertemente la tasa de aprendizaje y la incorporación de innovaciones.
Otros efectos negativos se producen sobre todo por la vía de una mayor
aversión al riesgo y expectativas pesimistas e inestables, que reducen
la inversión. Por otro lado, el menor dinamismo del sector exportador
desempeña un papel destacable, ya que el comercio internacional es una
fuente importante de aprendizaje. Por último, la caída de los ingresos
fiscales conduce a una disminución de los recursos públicos dedicados a
la investigación básica y aplicada. Es posible que, en función de esto, las
políticas de apoyo a la innovación pierdan espacio.
Existen,
además, incentivos estructurales que no dependen del ciclo económico,
como la consolidación de sectores de punta (biotecnología, nanotecnología,
tecnologías de la información y de las comunicaciones (TIC) y nuevos
materiales) y el impacto creciente de las políticas de ahorro energético
impulsadas por los países más industrializados. En otras palabras, la
crisis no implica un alto en las actividades de innovación, ya que algunas
oportunidades se vuelven más visibles.
Cuando
la incertidumbre se hace más aguda, es necesario formular parámetros
claros y sugerir direcciones concretas para recuperar la inversión y el
crecimiento. La experiencia nos ha demostrado que el mercado no puede hacerlo, ya que en períodos de crisis los agentes económicos buscan
la seguridad y evitan apostar al futuro. Le cabe, entonces, a la política
pública desempeñar ese papel estratégico.
Schumpeter al respecto.
Para este autor, las innovaciones son la fuerza que impulsa el proceso
de desarrollo de los países en el largo plazo. Schumpeter (1911) define a
la innovación como el surgimiento de nuevas funciones de producción,
nuevos mercados y nuevos medios de transporte, que alimentan el
proceso de “destrucción creadora” (algunos sectores declinan mientras
surgen nuevos y otros se expanden más rápido). Más aún, la fuente de
este proceso, que en los primeros trabajos de este autor dependía del genio
individual de un cierto tipo de empresario (el empresario innovador),
con el pasar del tiempo se vuelve endógena (se origina o nace al interior de algo) a las grandes empresas. Se
instauran en ellas departamentos de investigación y desarrollo (I+D)
que sistemáticamente generan innovaciones, como parte de la búsqueda
permanente por crear ventajas competitivas. Pero estas ventajas son
transitorias y se diluyen a medida que surge una plétora de imitadores que
disemina los nuevos conocimientos y eleva la productividad y los niveles
de bienestar de la economía en su conjunto. Se debe también a Schumpeter
el haber asociado los ciclos largos de crecimiento a la aparición de un
conjunto de innovaciones concatenadas, con fuertes efectos de arrastre e
interconexiones con otros sectores.
De las distintas tipologías que han surgido, la
más difundida es la propuesta por Freeman y Pérez (1988), quienes dividen
las innovaciones en cuatro
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