PROTOCOLO DE COORDINACIÓN DE ACTUACIONES EDUCATIVAS Y SANITARIAS EN LA DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL TDAH.

PROTOCOLO DE COORDINACIÓN DE ACTUACIONES EDUCATIVAS Y SANITARIAS EN LA DETECCIÓN Y DIAGNÓSTICO DEL TDAH.

Fase inicial

En la fase inicial, la familia, el pediatra o médico, o el docente, transmite al Departamento de Orientación la sospecha de que el alumno o alumna padece el trastorno.

Valoración

Seguidamente, se realiza una valoración a tres niveles:

Se concierta una primera entrevista con la familia, donde se le informa de la sospecha que se tiene y se pide autorización expresa firmada para la exploración que se le va a efectuar al alumno o alumna.

Se tomarán datos a través de un cuestionario y de la Escala de Conners. Y a tenor de los resultados, se elaborarán unos documentos tales como: la Historia del desarrollo, el Contexto familiar y la Descripción de conductas TDAH biográficas: atención, hiperactividad e impulsividad.

También para poder realizar una valoración, se realizará una entrevista con los docentes y se recogerán datos mediante la Escala de Conners, un Cuestionario de Niveles de Competencia Curricular, una Guía de Estilos de Aprendizaje, la propia observación en el aula y otros criterios.

Con los datos obtenidos, se elaborarán la Historia Escolar, la Descripción de conductas TDAH: atención, hiperactividad e impulsividad, el Nivel de competencia curricular y la Determinación del estilo de aprendizaje del alumno o alumna.

Como no puede ser de otro modo, la fase de valoración también debe recoger datos del propio alumno o alumna a través de una Guía de observación tanto dentro como fuera del aula, una entrevista, pruebas complementarias en caso de comorbilidad y cuatro test: el Test de Medida de Capacidad Intelectual, el Test de medida de la Atención, el Test de medida de Funciones Ejecutivas y el Test de personalidad.

Protocolo de derivación

Para la elaboración del Protocolo de derivación, deberemos decir si el trastorno es de atención, hiperactividad o impulsividad y en qué grado se manifiesta, y si está asociado a la conducta del alumno o alumna, a dificultades específicas de aprendizaje como la dislexia, la disgrafía, la disortografía o la discalculia, o a otros trastornos como el del estado de ánimo, apatía, insomnio, tics, trastornos obsesivos, etc.

Posteriormente se concertará una entrevista con el tutor, a quien se le informará de los resultados y se le mostrarán las orientaciones de intervención a nivel psicopedagógico. Sin embargo, estas orientaciones deben ser extendidas a todo el equipo docente y no sólo al tutor.

Finalmente, se hará una segunda entrevista con la familia, donde se expondrán los resultados de la exploración, del protocolo realizado y se darán  las orientaciones de intervención a nivel educativo y conductual. Asimismo, se hará entrega del informe que deberá darse al pediatra o al médico con los resultados de las pruebas y el diagnóstico.

Intervención, evaluación y diagnóstico por parte del Centro de Salud Mental

Los médicos o pediatras comunicarán tanto a la familia como al centro educativo si creen que el alumno o alumna cumple o no con los criterios del TDAH. En caso afirmativo, indicará qué medicación necesita, así como la duración del tratamiento en caso de necesitarlo.

Intervención y seguimiento multidisciplinar

Cuando el orientador posee el diagnóstico y la propuesta de intervención terapéutica del Equipo de Salud Mental, redacta el informe psicopedagógico.

Es fundamental en este momento la coordinación entre el orientador, la familia y el equipo docente. El orientador, da pautas al equipo docente, a las familias y al propio alumno.

Intervención escolar

Enfocar adecuadamente la intervención escolar conlleva una evaluación psicopedagógica en la que se identifiquen los ámbitos afectados, necesidades en esos ámbitos y se elabore un programa educativo ajustado a esas necesidades. Para dar respuesta a las necesidades que pueda presentar este alumnado, deberá incluir, de manera prioritaria, adecuaciones en la metodología y en los procedimientos de la evaluación, además de otras posibles medidas y propuestas organizativas.

Medidas en el centro

Los centros deben considerar en los diferentes documentos y planes que elaboran anualmente, especialmente en el Plan de Atención a la Diversidad y en el Plan de Convivencia, propuestas que permitan articular y regular medidas tanto curriculares como organizativas que den respuesta a las necesidades educativas de todo el alumnado en general y específicamente, si fuese necesario, al alumnado con diagnóstico de TDAH.

Medidas en el aula

Las medidas adoptadas para todo el centro deberán concretarse en el aula en función de las características de este alumnado. A continuación, se indicarán algunas de ellas.

En relación a los síntomas nucleares del TDAH: Falta de atención, Hiperactividad, Impulsividad: Crear un entorno físico y ambiente estructurado, controlar el tiempo dedicado a las actividades, incrementar los periodos de concentración, ayudar a organizar y planificar su trabajo escolar, aumentar su capacidad de esfuerzo y su motivación por el trabajo, fomentar la actividad controlada, a petición y bajo la supervisión del adulto así como aumentar su capacidad de reflexión y aprovechar el error como punto de partida en la reflexión de conductas alternativas adecuadas.

En relación a aspectos organizativos y curriculares: Adecuar el entorno físico reduciendo la presencia de distractores y ubicando al alumno/a en un lugar donde las interferencias sean mínimas; flexibilizar y adaptar los métodos de trabajo, fomentar participación activa del alumno en el aprendizaje; organizar las sesiones de trabajo en el aula considerando las áreas de mayor esfuerzo intelectual, preparar las actividades teniendo en cuenta su mayor o menor complejidad, su carácter teórico-práctico, su carácter novedoso y su variedad. La intervención escolar exige articular medidas en relación a los síntomas nucleares, aspectos organizativos, curriculares y de evaluación, así como del comportamiento y del ámbito socio-emocional del alumnado con TDAH.

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