Terrores nocturnos.
Enviado por leonel leon • 23 de Abril de 2016 • Resumen • 1.606 Palabras (7 Páginas) • 211 Visitas
Nombre de la LECTURA: Terrores Nocturnos
La clínica de los trastornos del sueño en el niño es muy variada en todas las edades, no obstante hay que señalar la extrema importancia de las perturbaciones precoces. En los últimos años se ha atendido de forma especial a los trastornos graves del sueño de los bebés. Su presencia indica a menudo una profunda perturbación en los primeros rudimentos de la organización de la personalidad.
La llegada de la electroencefalograma ha transformado profundamente los viejos conocimientos sobre el sueño infantil, reducidos hasta entonces a una vaga estimación cuantitativa.
Fase de sueño paradójico: es paradójica puesto que el EEG es parecido a un EEG, de vigilia, mientras que el umbral de estimulación del despertar es muy elevado, se le llama también fase de movimiento ocular o también fase de sueño rápido en ella se constata:
1.- Actividad eléctrica rápida, poco diferenciada de la que existe en estado de vigilia.
2.- Existencia de movimientos oculares rápidos.
3.- Relajación del tono muscular en el adulto, o en el niño, a partir de los 2 años, mientras que en el recién nacido se aprecia la existencia de pequeños movimientos de las extremidades o de la cara, a veces del eje corporal, así como inhibición de la actividades tónica de la barbilla.
Fase de sueño tranquilo o lento:
Desprovista de actividad motriz, con ondas lentas en el EEG, dicha fase se subdivide a su vez en estadios I, II, III y IV, según el ritmo y la amplitud de las ondas eléctricas, yendo desde el sueño ligero, al sueño profundo, en el transcurso del sueño se observa la alternancia periódica de estas fases: el SP sucede habitualmente a una fase de sueño lento y profundo. El significado de ambos tipos de sueño será también diferente. El sueño lento va acompañado de reparación energética o de síntesis proteica, mientras que el SP corresponderá a la experiencia al soñar.
El recién nacido duerme por término medio de 16 a 17 horas por día en fracciones de 3 horas, repartidas entre el día y la noche. A la edad de 3 meses, duerme cada día 15 horas, pero con un ritmo diferente, con fases más prolongadas durante la noche y largos ratos de vigilia durante el día. El sueño diurno desaparece hacia los 4 años y la cantidad de sueño total disminuye enseguida progresivamente: 13 horas hacia el año, 12.30 h, entre 3 y 5 años, 9.30 entre 6 y 12 años, 8:30 entre 13 y 15 años.
Después del nacimiento, el sueño paradójico ocupa un 50% del tiempo de sueño, dicho porcentaje se reduce enseguida progresivamente hasta llegar a un 20% en la edad adulta, la duración media de un ciclo de sueño es de 60 minutos en el niño, en vez de los 90 a 120 minutos que dura en el adulto. El sueño lento observa principalmente en las primeras 4 horas, mientras que el SP predomina al finalizar la noche.
Los sujetos despertados durante una fase de SP, recuerdan siempre con precisión un sueño, lo cual no sucede si se les despierta durante el sueño profundo. Se ha observado también correlación entre la intensidad dramática del sueño y la intensidad de las manifestaciones propias del SP.
Según Freud, los sueños son un compromiso entre la realización de un deseo imaginario inconsciente y el efecto del descenso de la censura, más tolerante en el transcurso del sueño, asociada además al mantenimiento de la actividad preconsciente que preserva el dormir.
La naturaleza de los sueños es muy variada; sueño-realización de deseo, reviviscencia de acontecimientos agradables o no, ya transcurridos, sueños de castigo, seños de angustia y pesadillas. Según el grado de madurez del niño, de su capacidad de expresión y de su propia experiencia, el relato del sueño variará extraordinariamente. La mayoría de los estudios se ha llevado a cabo a niños de 6 a 12 años, por un lado nos muestran la estrecha relación existente entre la vida psíquica en estado de vigilia y actividad onírica.
La función y el significado del sueño evolucionan con la edad y explican en parte alguna conducta patológica. Si en principio la alternativa sueño/vigilia depende estrechamente de la alternancia satisfacción/necesidad, rápidamente la dimensión del deseo, la capacidad de regresión y la naturaleza de la relación con la madre modifican este ritmo binario.
Insomnio común:
Debido con frecuencia a condiciones inadecuadas o mal organizadas que pueden ser el reflejo de dificultades prematuras de adecuación entre el bebé y la madre. Habitualmente el insomnio cede organizando debidamente las condiciones desfavorables.
Insomnio agitado:
El bebé no cesa de chillar, gritar y agitarse; se calma sólo durante breves mementos de agotamiento y reanuda los gritos de inmediato, en ocasiones el insomnio va acompañado de movimientos rítmicos, balances violentos o conducta autoagresiva.
Insomnio tranquilo:
El niño permanece en su cuna, abiertos los ojos, silencioso tanto de día como de noche. Parece no solicitar ni esperar nada. Estos insomnios severos son raros, pero el estudio de los antecedentes patológicos de los niños autistas o psicóticos precoces ha puesto de relieve su frecuencia en el curso de la primera infancia de estos niños. Tales insomnios parecen expresar el fracaso en la capacidad de regresión precoz del bebé, especialmente la posibilidad de regresión a una buena imagen de fusión protectora madre-niño, sobre la cual esté pueda reposar.
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