Caso clinico psiquiatra

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Caso Clínico – Exp: 210411 (1).

Una mujer de 33 años de edad, dedicada al hogar y madre de un niño de 4 años de edad, fue referida por un médico general al programa de asistencia psiquiátrica para pacientes externos debido a sus quejas de sentirse triste e inhábil para concentrarse desde la separación de su marido, tres meses antes.

Ella abandonó a su marido, después de cinco años de matrimonio. Durante los últimos 4 años de su matrimonio desde que quedó embarazada, empezaron a ocurrir discusiones violentas. Hubo discusiones que ocurrieron a diario durante las cuales fue golpeada con fuerza dejándole marcas en la cara y brazos. Durante la última discusión, acerca de haber comprado un triciclo caro para su hijo, el esposo tomó a su hijo y le apuntó con una pistola en la cabeza y la amenazó con dispararle si ella no regresaba el triciclo a la tienda. Ella lo aceptó inmediatamente y una vez calmada la situación tomó a su hijo y se lo llevó a la casa de sus padres, donde actualmente continúa viviendo. Obtuvo una orden de protección de la corte para prevenir cualquier contacto con ella y con su hijo.

Madre con un hijo único, graduada en la escuela secretarial, trabajó durante seis años antes de casarse y dos años después de casada hasta el nacimiento de su hijo. Antes de casarse tenía su propio apartamento, mantenía relaciones estrechas con sus padres con quienes se reunía regularmente un par de veces a la semana. También tenía muchos amigos a quienes veía regularmente incluso varios de sus amigos lo eran desde la época de preparatoria. En el bachillerato ella había sido una popular porrista y buena estudiante. En la oficina donde trabajaba era considerada como muy trabajadora y buena compañera. No tenía datos de una de episodios anteriores similares al actual; tampoco existía una historia familiar de violencia, enfermedad mental o abuso de substancias. Sus padres habían estado felizmente casados durante 25 años.

Conoció a su marido en el trabajo, él era el contador, se casó después de tres meses de noviazgo, durante los cuales observó que su esposo había utilizado cocaína en un par de fiestas, cuando le expresó su preocupación por esto, él le dijo que se tranquilizara que solamente "estaba tratando de ser sociable" y negó que la usara regularmente.

El marido, un estudiante graduado, es el mayor de tres hermanos. Su padre se toma un cuarto de botella todas las noches y frecuentemente golpeó a su esposa. Los dos hermanos menores del marido tienen antecedentes de abuso de drogas.

Durante el primer año de matrimonio, el marido se empezó a tornar incrementadamente irritable y crítico con la esposa. Le prohibió que llamara o viera a sus amistades después del trabajo y le negó la autorización de que fuera a ver a sus padres o que sus suegros los visitaran. Ella convenció a su esposo de que trataran con terapia familiar a lo que él se rehusó a continuar después de dos sesiones.

No obstante el comportamiento de su esposo hacia ella, decidió embarazarse. Durante el séptimo mes de embarazo desarrolló tromboflebitis lo que la obligó a permanecer en cama. El marido empezó a reclamarle que el departamento no estaba limpio y de que no sabía comprar los comestibles para la casa. El nunca ayudo a la señora en los trabajos del hogar y se negaba a que su suegra viniera a su departamento a ayudar a su hija. Una mañana cuando no encontró una camisa limpia, se puso iracundo y empezó a gritarle a su esposa, cuando ella le sugirió que tomara una camisa de la lavadora, empezó a golpearla con sus puños. Decidió irse a casa de sus padres. El se mostraba arrepentido de haberla golpeado y aceptó a reanudar su terapia familiar con tal de que ella regresara.

A insistencia de sus padres y de su esposo, ella accedió a regresar a su departamento. No volvió a ocurrir situaciones violentas hasta un poco después del nacimiento de su hijo. Para entonces, su esposo empezó a usar cocaína todos los fines de semana y a ponerse violento mientras estaba drogado. Tiempo en el que ocurrió la situación relatada al principio sobre la compra y devolución del triciclo.

Tres meses después de abandonar a su esposo empezó a sentirse cada vez más triste. Su apetito disminuyó, y perdió cerca de siete kilos. Lloraba constantemente y se despertaba a las cinco de la mañana sin poder volver a dormir. Desde que se alejó de su marido, este había hablado constantemente a la casa de sus padres para decirle que regresara con él. Una semana antes de su evaluación psiquiátrica, sus padres habían comentado acerca de su hija con su médico familiar, quien la refirió para tratamiento psiquiátrico.

Cuando fue vista por su psiquiatra como paciente externo en la clínica, se veía pálida y delgada, vistiendo pantalones vaqueros y suéter azul limpios, pero su aliño personal no estaba bien, incluso daba la impresión de ser más grande de edad. Hablaba lentamente en tono de voz bajo, describiendo tristeza, apatía y su falta de energía. Decía que el único placer que tenía era el estar con su hijo, estaba dispuesta a cuidar de él, pero se sentía culpable acerca de que sus sentimientos deprimidos no le permitían jugar bien con su hijo. Sus contactos sociales se restringían al contacto con sus padres solamente, se sentía inútil y se culpaba ella misma acerca de sus problemas maritales, diciendo que si ella hubiera sido una mejor esposa, tal vez, su esposo hubiera aceptado dejar la cocaína. Cuando se le preguntó a que se debía que hubiera permanecido tanto tiempo con él, ella explico que su familia no aprueba el divorcio y que había que luchar duro para hacer que su matrimonio fuera un éxito. Pensaba también cómo sería su vida cuidando a su hijo y trabajando tiempo completo y creía que no era capaz de hacerlo.

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