Complejo De Edipo Y Electra
Enviado por • 23 de Junio de 2015 • 955 Palabras (4 Páginas) • 360 Visitas
Complejo de Edipo y Electra
La relación de los padres como pareja es importantísima para que los niños puedan superar con éxito la fase de Edipo o de Electra. Cuando existen peleas u hostilidades sostenidas -ya sean "abiertas" o "disimuladas"-, el niño abrigará durante más tiempo y con más seriedad la esperanza de que pueda sustituir al rival y convertirse en la mujercita de papá o el pequeño amante de mamá. Esta situación no es nada sana para los pequeños y puede conducir, en el peor de los casos, a dificultades en su trato con el sexo opuesto. En ellos, el fenómeno se llama complejo de Edipo, en ellas, complejo de Electra, ambos personajes figuras de la mitología griega a las que les pasó algo parecido. Pero los nombres son lo de menos. Lo que importa en esta etapa es que los padres comprendan a sus hijos y les ayuden a transformarse en personas psíquicamente adultas.
Para el niño: Entre los tres y cinco años, los pequeños varones atraviesan una fase de romántico enamoramiento de la madre. Y empiezan a ver a su padre como un rival. Habrá vencido con éxito esta fase cuando la rivalidad se convierta en identificación: el pequeño ya no compite sino que se alía con su padre.
Manifestación y características del Edipo: Desde hace unas semanas, Santiago siente auténtica pasión por su madre. A cada rato le recuerda lo linda, buena e inteligente que es; la observa embelesado durante horas, no hay peor castigo para él que tener que separarse de ella y se pone furioso cuando presencia algún arrumaco entre sus padres. ¿Qué mosca le ha picado al niño? ¿Por qué se ha "enamorado" tanto de repente? Es lo que los psicólogos llaman "Complejo de Edipo", una fase por la que pasan todos los chicos de forma más o menos acusada. El niño de tres años ya ha comprendido que existen diferencias entre los sexos, y nota que sus padres están unidos por lazos afectivos. También se da cuenta de que la relación entre su padre y su madre es distinta a la que él tiene con ellos. Esto es lo que hace que surjan celos y que el amor hacia su madre, hasta entonces muy infantil y caracterizado por la dependencia, adquiera ahora esos matices de apasionamiento y romanticismo.
Esta conclusión emocional suele traducirse en pesadillas. Los niños entre tres y cinco años sueñan muchas veces con monstruos y bestias salvajes -que representan al padre- que se abalanzan sobre ellos y quieren destruirlos. Si la situación familiar es normal y los padres se toman en serio estas contradicciones emocionales, el pequeño poco a poco se dará cuenta de que sus fantasías de suplantar al padre nunca llegarán a convertirse en realidad.
¿Cómo tratar a un niño en plena crisis? La madre no debe mostrarse más cariñosa que de costumbre; sí acaso, un poco más comprensiva. El padre ha de evitar autoritarismos que dificultarían el deseo de identificación del chico.
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