Comunicscion Medico Paciente

Sobre la muerte y los moribundos

            El hombre siempre la ha conocido, siempre se ha enfrentado a ella desde siempre, pero no importa que tanto hayamos avanzado en la historia del hombre, éste simplemente se muestra indiferente mientras la sienta lejos y si se acerca huye, esto lo ha llevado a tener actitudes, posturas y opiniones que lo único que hacen es entorpecer el duelo.

   Parecía al principio un tema difícil de entender, de humanizar, capaz de hacerte recordar que tú no estás desligado de este, como todo ser humano. Parecía el tema de conversación que tratas de olvidar después de tocar un punto incomodo o poco honesto.

 Lamentablemente esta postura que normalmente tenemos de suponer que mientras más alejados del tema será mucho mejor, es errónea, trae consecuencias negativas en uno mismo. No podemos predecirlo, una enfermedad mortal, un accidente, todo puede suceder y no está en nuestras manos. Lo que sí está en nuestras manos es la cultura de enseñanza sobre que no es solo la muerte, es una persona que muere, que siente, que tiene historia, que solo ella conforma un extenso universo.

Ahora bien, una vida dedicada a conocer y tener siempre presente esa etapa de la vida de muchos seres humanos, debe ser una tarea más dedicada, dependerá desde tu actitud, la importancia que pones en su caso y por supuesto, en el seno familiar no debe faltar esa capacidad para afrontar la enfermedad o la muerte.

  Es de suma importancia no olvidar que en este proceso de trabajar al lado de un paciente moribundo y brindarle nuestro apoyo, se ve involucrada la familia que lo rodea y se debe ocupar de ella de manera simultánea. La familia se enfrenta también a cambios muy drásticos en su dinámica y forma de vida. Tiene que enfrentarse a sus miedos y procesar su enojo y frustración al tener ahora que anteponer las necesidades de su ser querido a las suyas propias. Tendrá que apoyar y tomar decisiones cuando también se encuentran débiles y confundidos. Las necesidades de la familia se irán transformando desde el inicio de la enfermedad hasta aun después de la muerte. Posteriormente al deceso tendrán que lidiar tanto con sus propios sentimientos de dolor, enojo y culpa así como los problemas económicos y de adaptación; lo que muchas veces origina conflicto entre sus miembros ante la incapacidad para comunicar sus verdaderos sentimientos.

El hecho de mantener una atmósfera de diálogo y aceptación anima al paciente a expresar sus sentimientos, y puede constituir una forma de superarlos. El diálogo sincero y abierto reduce la sensación de despersonalización y la ansiedad y evita el aislamiento y el retraimiento. Cuando la enfermera sabe que la agresividad y la hostilidad suelen expresar temor y ansiedad y que la depresión y el retraimiento pueden ser signos de desesperanza, soledad e impotencia o pérdida, puede aceptar esos sentimientos como algo normal y previsible en la situación en que aparecen. Si se anima al paciente a expresar sus sentimientos, le será más fácil darse cuenta del porqué de esos sentimientos y de ciertas conductas que pueden parecer anómalas o equivocadas. Esta actitud, además, acepta y protege las conductas y los sentimientos de ese tipo. Tanto la enfermera, como cualquier otro miembro del equipo asistencial, deben estar preparados para aceptar lo que el paciente dice, independientemente de la carga afectiva que posea lo expresado. El reconocimiento y la aceptación desapasionada de los sentimientos del paciente, le refuerza en su derecho a sentirlos.

No es lógico que nos apartemos, no humanizarnos y reconocer que es una persona que tiene una dignidad y merece ser tratada como tal, no es un animalito al lado de una banqueta que apenas si llegas a mirar. ¡NO! Esta a tu cuidado, puesta su esperanza en tu conocimiento y que harás solo lo meramente necesario para su bien.

La sociedad moderna donde nos encontramos, se vuelve infantil en el tema de la muerte, tendría que ponernos a reflexionar verdaderamente sobre esta capacidad humana para poder enfrentar y apoyar juntos a una persona que enfrenta una enfermedad terminal.  

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