Convivencia
Enviado por alisonsamy • 4 de Mayo de 2015 • 1.432 Palabras (6 Páginas) • 159 Visitas
La escuela, como columna vertebral de ese proceso
de aprendizaje, no solo debe fomentar la
capacitación de las competencias personales y
sociales vinculadas al conocimiento de los derechos,
deberes y libertades fundamentales en los
que se asienta dicha ciudadanía democrática,
sino que, bajo el convencimiento de que esta no
es algo inherente a las personas, sino que requiere
un proceso de aprendizaje, debe constituirse
en un taller experiencial donde se consolide el
ejercicio de estos ideales. El aprendizaje y la
capacitación práctica de valores democráticos
como la promoción de la solidaridad, la paz, la
tolerancia, el diálogo, la cooperación, el sentido
de adhesión y pertenencia a una comunidad, la
justicia, la responsabilidad individual y social o
una actitud participativa e integradora, entre
otros, deben estar presentes en la realidad cotidiana
de los centros educativos y formar parte de
todo proyecto formativo.
Ahora bien, el concepto de convivencia escolar
ha sufrido una importante evolución en función
de los cambios socio-culturales y pedagógicos
acontecidos en este periodo trascendental
de nuestra historia reciente, incorporando
ingredientes diversos y significados distintos,
de los que damos cuenta a lo largo del trabajo.
Su pretensión, de manera concisa y con la síntesis
que requieren los límites de un artículo de
estas características, no es otra que mostrar la
evolución de los programas e iniciativas de
mejora del clima escolar y la convivencia en los
centros educativos, dando cuenta de su referencia
en las disposiciones legislativas básicas y
analizando la normativa promulgada hasta la
actualidad. Además, una vez dibujados los
parámetros fundamentales de un balance
retrospectivo de urgencia, como otra parte
nuclear del artículo, nos proponemos poner en
valor las tendencias emergentes del presente,
sin renunciar a plantear algunos de los retos del
futuro inmediato.
Balance retrospectivo. De condición
necesaria a objetivo prioritario
Apenas iniciada la “revolución pacífica y silenciosa”
que supuso la Ley General de Educación
de 1970, donde debe situarse el origen legal de
la dimensión educativa del concepto de convivencia,
la sociedad española asiste a un vuelco
radical en sus estructuras de modelo políticosocial
y también educativo. La caída de la dictadura
dará paso a un periodo crucial de la
historia de España, conocido con el sobrenombre
de la Transición, cuya tarea fundamental
será la articulación democrática de la vida política
y la modernización socioeconómica del
país. La Constitución de 1978, fruto del consenso
de las principales fuerzas políticas, será la
pieza clave para la consolidación de un Estado
La convivencia escolar y la construcción de la ciudadanía. Balance retrospectivo y desafíos de futuro
Bordón 66 (2), 2014, 93-106, ISSN: 0210-5934, E-ISSN: 2340-6577 • 95
social y democrático de derecho, que entiende
la educación como un instrumento al servicio
de la convivencia democrática y la defensa de la
libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo
como valores fundamentales (López, 2009).
En este contexto, la institución escolar se presenta
como un espacio idóneo para el aprendizaje
y primera experiencia práctica de estos
renovados valores cívicos y en un sólido apoyo
para la construcción de un nuevo concepto
de ciudadanía democrática. Bien es verdad,
que en un principio, tal como recoge la OM de
29-XI-1976, que desarrolla los contenidos de
las Orientaciones pedagógicas para la EGB,
enseñar convivencia consiste básicamente en
incluir en el currículum del área social de la
segunda etapa de EGB contenidos conceptuales
meramente teóricos. De esta manera, y los
Programas Renovados para la EGB de 1981 así
lo ratifican, la convivencia adquiere un sentido
teórico, estático e institucional, vinculada
a la instrucción teórica de conocimientos (Constitución,
derechos humanos, estructuras del
Estado…) y a la transmisión de unas pautas de
comportamiento de respeto, esfuerzo y responsabilidad,
orientadas a favorecer el clima
de aprendizaje; se considera, en suma, un medio
o condición necesaria para apoyar y facilitar el
aprendizaje.
La llegada del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) al poder en 1982 supone un giro
notable en los referentes básicos de la política
educativa: la consolidación de la educación
como un servicio público garantizado a todos
los españoles, la lucha contra la desigualdad
educativa y la elevación de la calidad de la
enseñanza, serán los parámetros fundamentales
de las reformas que se acometen (Maravall,
1984). El firme convencimiento de fomentar
la participación de todos los sectores implicados
como uno de los ejes centrales de la vida
escolar supone el aspecto del programa socialista
más vinculado a la temática que nos ocupa,
en la idea de que sin la participación no
hay posibilidad de un adecuado modelo de
convivencia; “participar —como ha escrito
Santos (2003)— es aprender a convivir”. La
Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora
del derecho a la educación (LODE) será la
pieza clave en el desarrollo de estos principios.
A nivel curricular se propone la materia “Educación
para la convivencia” en el primer ciclo de
educación secundaria; un planteamiento acertado,
de título muy sugerente, quizás algo avanzado
para su tiempo que, por diversas razones
(Bolívar, 1993), entre las que se encuentra la
escasa valoración del profesorado y la falta de
atractivo para los estudiantes, no sobrevivirá a la
década de
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