Creatividad

Iniciar un tratamiento psicológico es difícil. Sobre todo si se toman en cuenta las etiquetas sociales sobre aquel que “por estar loco”, “fuera de control” ó “desubicado” necesita de alguien que lo ayude. Podemos comenzar diciendo que una terapia psicológica no previene la locura. Pero vivir enfocados en fundamentos de terceros que no se aplican a nosotros en lo personal, sí puede causarla.

Estoy de acuerdo con que el enfoque gestáltico, aunque arropado por elementos teóricos, es más una práctica terapéutica, un arte, un oficio a través del cual expresamos una manera de afrontar nuestra vida. Y en este proceso, la vivencia del encuentro y el contacto cobra una relevancia particular como el ingrediente basico para una existencia armónica con nosotros mismos y con el mundo.En el proceso creativo y gestaltico según lo expresado por Zinker lo que importa de manera especial y prioritario es la dinámica con que la persona establece contacto consigo misma y con su entorno.

Nosotros como organismos vivos, nos desarrollamos en una continua experiencia de tensión – relajación. La tensión la percibimos como expresión de una necesidad que surge; y la relajación como expresión de la necesidad satisfecha. Este ciclo, se extiende a todos los planos de nuestra existencia: corporal, afectivo, psicológico y espiritual.

El ambiente que Zinker propone en el arte terapeutico-humanista (gestalt) refleja la ausencia total de actitudes que juzgan o sugieren algo bueno, malo, fuerte, débil, que aman u odian. Las diferentes modalidades de terapias expresivas han reemplazado las más tradicionales que se basaban en curar la enfermedad, el estrés, la ansiedad, trastornos psicóticos y neuróticos y se concentran en el potencial creativo y expresivo de la persona para buscar estilos de vida significativos, promoviendo así el bienestar físico, mental y espiritual de una persona que puede expresar sus sentimientos, pensamientos e ideas de una forma creativa, libre y sin temor, el paciente hace sus propias interpretaciones de su existencia y encuentra sus significados propios tal como lo revisamos en el texto de Zinker a través de varios ejemplos que expone, dejando claro que es el paciente quien por medio de mensajes visuales, tonos de voz, lenguaje corporal y contenido verbal comparte su expresión con el terapeuta que es quien ayuda al paciente con su acompañamiento mediante movimientos, verbalizaciones y otros usos de los materiales. Los terapeutas de la teoría Gestalt, estimulan el crecimiento de los pacientes así como el desarrollo de su potencial innato.

" El problema del terapeuta es establecer un mapa cognitivo adecuado que incluya la experiencia que tiene el cliente de sí mismo, y fijar luego los pasos concretos que hagan posible la solución para el cliente, como buen guía el terapeuta debe conocer las caracteristicas del terreno, de modo que el sendero elegido conduzca a la persona adonde desea llegar, en el momento en que se esté preparado para hacerlo" [1]

Todas las emociones son valiosas para el ser humano porque nos dan información acerca de lo que nos está ocurriendo a nosotros y a nuestro alrededor en el aqui y el ahora, de ahí que sea tan importante recuperar las emociones: enojo, frustración, tristeza, agresividad,soledad, etc. pero con tintes creativos que permitan al proceso terapeutico un avance entre el abismo de estos aspectos que preferimos mantener aislados de lo conciente, dado que nos cuesta trabajo sacarlos porque nos disgustan, nos dan vergüenza, miedo o ansiedad. La terapia creativa y humanista entonces nos invita a vivir plenamente cada aspecto de lo que llamamos una polaridad: ser flexible-ser firme, ser alegre-ser triste, interesarse por lo de dentro del hogar y por lo de fuera. Desde la óptica gestáltica de Zinker resalta la importancia del presente y de lo que ocurre como experiencia en el aquí y el ahora, incluyendo las referencias al pasado o al futuro.

Pues bien, los diversos grados de inquietud, malestar, insatisfacción o angustia con que una persona viene al encuentro terapéutico nos anuncia, al menos, tres posibles realidades. Puede ser que exprese un interés en avanzar en su proceso de maduración o de conciencia. Puede ocurrir que esté atravesando un momento de crisis en su vida para el que necesita acompañamiento profesional. Y, por último, puede presentarse con una patología evidente, donde la angustia adquiere un nivel tal que cursa con síntomas clínicos que lo incapacitan e inhabilitan para lograr contenerse conductual y emocionalmente en su realidad actual.

Enfocandonos en este punto de vista, podemos considerar que, como terapeutas, el diagnóstico no tiene por qué significar el encarcelamiento del paciente en una u otra terapia convencional. Más bien, puede suponer una guía creativa, abierta y susceptible de reestructuración que acompañe al proceso dinámico de la persona, que es lo que realmente nos importa. En nuestro quehacer terapéutico, el diagnóstico puede ayudarnos a identificar las coordenadas del conflicto que trae la persona. En el marco de la supervisión, puede servirnos como mapa de referencia que nos permita seleccionar las figuras más relevantes, las distorsiones que están a la base del conflicto neurótico.

El diagnóstico nos posibilitará tomar en cuenta a la persona en su totalidad y poder elegir las propuestas terapéuticas que nos resulten más adecuadas en cada momento y que promuevan el restablecimiento de la salud.

“El diagnóstico permite al terapeuta ser más preciso, discriminativo y coherente en la comprensión de la realidad particular y diferente de cada paciente individual y de cada tipo de paciente. Le permite hacer mejores conjeturas acerca de lo que el paciente esté experimentando, cómo reaccionaría frente a una intervención particular, qué otra conducta podría acompañar a aquella presentada al terapeuta en la sesión, reconocer eventos evolutivos claves que deben ser resueltos, etc.… El proceso diagnóstico es una búsqueda de significado. En la teoría de la terapia gestáltica, el significado es la relación entre figura y fondo” Yontef. [2]

La terapia consiste, por lo tanto, en analizar la estructura de la experiencia real, en el aquí y ahora de la situación presente, no tanto lo que se está experimentando, recordando, haciendo, diciendo, etc. sino cómo es recordado lo que se recuerda, ó cómo se ha dicho lo que se ha dicho, con qué expresión facial, con qué tono de voz, qué postura, qué sentimiento, ampliando asi la relación del paciente con su entorno en situaciones reales, para dar paso a experimentos evolutivos que por si mismos sean creativos y curativos.

Perls, dice:

“No puede haber ninguna renuncia de alguna parte de nosotros mismos, de maneras de ser y de obrar que son nuestra

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