EL OBSTACULO EPISTEMOLOGICO
Enviado por perruchina_banan • 20 de Noviembre de 2013 • 3.272 Palabras (14 Páginas) • 429 Visitas
Se trata de un término introducido por Gastón Bachelard para designar toda aquella creencia, habitualmente inconciente, que frena u obstaculiza el desarrollo del conocimiento científico. El progreso de la ciencia estaría posibilitado por la concientización y superación de tales creencias.
1. Concepto.- Bachelard (1884-1962) desarrolla la idea de obstáculo epistemológico especialmente en "La formación del espíritu científico", donde expone y ejemplifica diversos tipos de obstáculos.
Existen, indudablemente, muchos factores que pueden frenar el desarrollo del conocimiento científico. Podemos encontrar factores objetivos, como por ejemplo la no disponibilidad de instrumentos de observación y medición sofisticados, la complejidad de la realidad, las limitaciones de los sentidos, etc., pero un obstáculo epistemológico no es objetivo en el sentido apuntado, sino subjetivo, porque se trata de una creencia, generalmente inconciente, que tiene el científico y que le impide avanzar en su conocimiento. Burdamente, podríamos decir: el obstáculo epistemológico es interno, no externo. Son confusiones, entorpecimientos, prejuicios que se dan en el acto mismo de conocer, generando una inercia que tiende a perpetuar lo ya conocido, y cerrando las puertas al nuevo conocimiento.
Consiguientemente, la solución no pasaría por comprar un instrumento de medición más sofisticado, sino por psicoanalizar el conocimiento científico, poniendo al descubierto esas creencias inconcientes y poder así comenzar a superarlas. De aquí el subtítulo del texto de Bachelard, antes citado: "Contribuciones a un psicoanálisis del conocimiento objetivo".
Desde ya, Bachelard no propone que los científicos vayan al psicoanalista a hacerse un especie de control epistemológico. El epistemólogo francés encara en cambio la tarea de analizar psicoanalíticamente los textos científicos, especialmente los de la Edad Medieval y Moderna, y centrándose sobre todo en temas de física, química y biología (Bachelard fue, originalmente, químico). En el presente artículo hemos agregado algunos ejemplos de la psicología, donde también es posible hallar los mismos obstáculos epistemológicos.
Más allá de si son o no científicos, todas las personas tienen creencias que les impiden pensar, sentir y hacer cosas. La creencia "no valgo mucho", por ejemplo, limitará o frenará el desarrollo de las potencialidades de esa persona. Mas tampoco es este tipo de creencias en las que piensa Bachelard al hablar de obstáculos epistemológicos: estos son creencias de los científicos, y afectan particularmente su manera de comprender o explicar la realidad.
Los obstáculos epistemológicos tienen, no obstante, su aspecto positivo: su concientización y superación es lo que permite, en última instancia, que la ciencia pueda progresar hacia nuevos horizontes e ideas, las que a su vez serán nuevos obstáculos epistemológicos que deberán ser superados, y así sucesivamente. Así, el progreso científico no tiene un término final absoluto, siendo que detrás de cada obstáculo surge otro, y así indefinidamente. El progreso consiste más que nada en sucesivas aproximaciones a la verdad (aproximalismo) sin ser esta nunca alcanzada; consiste, para Bachelard, en un triunfo del espíritu científico sobre las resistencias representadas por los obstáculos epistemolpogicos. Desde esta perspectiva, no hay verdad, sino error rectificado.
Esta idea según la cual la historia de la ciencia es una historia de superación de errores está también presente en otros pensadores. Julio Verne decía que "la ciencia se compone de errores, los que a su vez son los pasos hacia la verdad". De idéntica forma, Popper habla del progreso científico en términos de conjeturas y refutaciones, vale decir, lo concibe como una secuencia, aparentemente ilimitada, de hipótesis y refutaciones de las mismas por ser equivocadas. No obstante, los planteos de estos pensadores son diferentes a los de Bachelard, en cuanto que ellos no conciben los errores como productos de las creencias inconcientes del científico, sino mas bien como obstáculos más técnicos y objetivos.
Bachelard estudia con cierto detenimiento los diversos obstáculos epistemológicos tal como se fueron presentando en la historia de la ciencia. La marcha científica de ésta última hacia la objetividad no es inicialmente objetiva: sólo tras una ruptura epistemológica se torna posible ir pasando de un conocimiento meramente sensible a un conocimiento más científico.
Así como el psicoanálisis puede convertir, simplificando las cosas, un hombre enfermo en un hombre sano, así también el psicoanálisis propuesto por Bachelard puede hacer un científico a partir de una mentalidad pre-científica, operando sobre sus obstáculos epistemológicos.
2. Conocimiento científico y libido.- Los obstáculos epistemológicos, como creencias que son, son adhesiones afectivas, libidinales, y el psicoanálisis del científico procura canalizar esa afectividad en una dirección constructiva, es decir, productora de un conocimiento más objetivo. Se trata de pasar de la curiosidad ingenua, el asombro, la recreación típicas de la mentalidad precientífica, al dolor que se experimenta jugando el peligroso juego del pensamiento teórico sin un soporte experimental estable. Para Bachelard, la libido es la carga afectiva que subyace bajo las creencias precientíficas, cargas que hacen que esos conocimientos aparezcan ‘libidinizados’ o ‘valorizados’ afectivamente y, por ende, se los mantenga sin modificación, en forma dogmática.
El origen de los obstáculos epistemológicos se enraizan no sólo en todo lo que le fuera transmitido por sus maestros, portadores del mismo error, sino también en sus primeras experiencias infantiles. Un ejemplo, a este respecto, es la fascinación que ejerce el misterio.
Pongámoslo en forma de breve relato. El científico, antes de ser tal fue un niño, y su padres no le decían ciertas cosas, ocultándole los temas vinculados con, por ejemplo, la sexualidad y el amor. Como resultado, el niño comenzó a asociar libido con misterio, y desde allí en más todo lo misterioso adquirió el poder de despertar la libido.
Cuando crece, se recibe en la universidad y se convierte en científico, se encuentra con que no progresa en sus investigaciones, quedándose por ejemplo en lo anecdótico o en lo irrelevante (obstáculos epistemológicos). De alguna manera, resistirse a investigar implica seguir manteniendo el misterio, y con él, el placer libidinal asociado. El amor al misterio ha desplazado así al amor a la verdad, al amor a la desocultación del misterio, produciéndose con ello
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