ENSAYO ESTRÉS
Enviado por alejandro.lopezp • 3 de Mayo de 2018 • Ensayo • 1.519 Palabras (7 Páginas) • 165 Visitas
ENSAYO SOBRE EL ESTRÉS BASADO EN EL LIBRO “LOS 7 PILARES FUNDAMENTALES DE LA SALUD” (DR. DON COLBERT)
ALEJANDRO LÓPEZ PUERTA
Docente:
Ana Lucía Miranda Angulo
UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
FACULTAD DE MEDICINA
PREGRADO DE MEDICINA
SEMINARIO BIOLOGÍA DE LA CÉLULA I
MEDELLÍN – ANTIOQUIA
2018 – 1
ENSAYO SOBRE EL ESTRÉS
En los tiempos actuales, en una sociedad que no da espera por nada, donde la falta de tiempo y el ritmo agitado se han vuelto tan cotidianos, es muy común escuchar a las personas hablar de estrés, pero… ¿qué es el estrés?
En el campo de las ciencias, especialmente en medicina y psicología, se encuentran una gran cantidad de definiciones para esta palabra, por ejemplo, Selye la define como “un conjunto de reacciones fisiológicas coordinadas con las que el organismo responde ante un agente proveniente del exterior (agente estresante)”, para Lazarus, el estrés “es un proceso complejo que abarca desde los estímulos estresantes a la respuesta del organismo, pasando por los procesos psíquicos y biológicos” y, según McEwen (2000), “El estrés puede ser definido como una amenaza real o supuesta a la integridad fisiológica o psicológica de un individuo que resulta en una respuesta fisiológica y/o conductual”. Seguramente serán muchas las definiciones que omita, pero poniendo en común las tres anteriores, podemos decir que el estrés es aquella forma que tiene nuestro organismo de responder ante diversas situaciones, frente a las cuales nuestro cuerpo trata de responder de la forma más óptima posible.
Ahora bien, es sabido que la gran mayoría de las personas tienen la popular creencia que el estrés es algo que afecta negativamente sus vidas, pero ¿qué pasaría si les dijera que no es así? Como mencioné en el párrafo anterior, el estrés no es nada más que la respuesta que tiene nuestro cuerpo ante ciertas situaciones, entonces, si tenemos en cuenta esto, el estrés puede ser un arma de doble filo, y es aquí donde se hace importante clasificar el estrés. Por un lado, tenemos el eustrés (el estrés bueno o positivo), que es aquel que contribuye a dar una mejor respuesta ante una situación determinada, por ejemplo, al momento de enfrentarnos a un examen o cuando estamos ante una competencia; en este tipo de situaciones el estrés actúa de tal forma que nos permite responder de forma rápida y oportuna ante una situación que puede ser una “amenaza” y, por lo tanto, nuestro organismo activa el instinto de supervivencia. Por el otro lado, se encuentra el distrés (estrés malo o negativo), que es un estado de tensión, dificultad, fatiga o desgaste ocasionado por un estrés no controlado y prolongado por cierto tiempo. Entonces vemos que uno de los puntos más importantes (o quizás el más importante) que contribuye a distinguir el eustrés del distrés es el tiempo de exposición al mismo estrés, pues un periodo en el que se esté generando estrés constantemente (especialmente si es por la misma causa), probablemente nos conduzca a un distrés.
Una de las funciones primordiales del organismo para lograr sobrevivir es la respiración, mediante la cual se logra hacer el intercambio gaseoso y oxigenar la sangre, para que finalmente esta oxigene los tejidos de todo el organismo; para garantizar un mantenimiento óptimo de estos tejidos, se debe realizar una respiración adecuada. Existen dos tipos principales de respiración; una es la respiración abdominal, donde el principal músculo implicado es el diafragma; este es el tipo ideal de respiración, ya que nos permite realizar de manera más pausa y controlada; el otro tipo de respiración es la torácica, donde esta se da principalmente en el pecho, generando movimientos más rápidos y, por lo tanto, una respiración más superficial. La respiración y el estrés tienen una importante relación recíproca, pues un factor incide directamente sobre el otro. Cuando se produce estrés, este activa el sistema nervioso simpático (SNS) que, entre otras cosas, se encarga de la respuesta de lucha-huida; esta activación del SNS genera una respiración rápida y superficial, y finalmente, se genera una respiración torácica. De igual manera una respiración torácica, aunque no esté causa directamente por el estrés, también puede activar el SNS, el cual le envía una señal de alerta al cerebro y, por consiguiente, se produce el estrés. Aquí se puede apreciar que esto básicamente se convierte en un círculo vicioso, en el que sin importar cuál de los dos sea el factor desencadenante, su consecuencia es la misma, generando un patrón respiratorio inadecuado que se mantiene, aunque la persona no esté bajo estrés.
Uno de los factores más importantes en el estrés es la resiliencia, que básicamente es la capacidad de las personas para adaptarse a las situaciones adversas de la vida de una manera positiva, reduciendo o minimizando los impactos negativos sobre la salud mental y el bienestar. Así, una persona con un nivel alto de resiliencia tendrá mayor capacidad de adaptarse ante situaciones estresantes y, de esta manera, afrontar dicha situación de una forma óptima, generando niveles de estrés mucho menores a los que presentaría una persona con niveles bajos de resiliencia ante el mismo panorama. La capacidad de resiliencia puede estar influida directamente desde la genética, pues algunos estudios han mostrado que, si nuestros padres tienen un nivel alto, hay una gran probabilidad de que nosotros también lo tengamos. Sin embargo, para las personas que no son tan afortunadas, esta virtud también puede ser entrenada en el ámbito personal. Estudios han demostrado que, si desde niños nos exponemos a ligeras cargas de estrés, esto hará que desarrollemos esta capacidad en gran medida. Otros factores que han sido vinculados a personas con niveles altos de resiliencia son el ejercicio regular, la meditación y el optimismo.
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