ESTILO PERSONAL DEL TERAPEUTA
Enviado por Yesi Crrsc • 18 de Octubre de 2020 • Resumen • 1.319 Palabras (6 Páginas) • 536 Visitas
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UNIVERSIDAD IEXPRO TUXTLA GUTIÉRREZ CHIAPAS
MAESTRIA EN PSICOLOGIA CLINICA Y DE LA SALUD
EVALUACIÓN EDUCATIVA
REPORTE DE LECTURA: EL ESTILO PERSONAL DEL TERAPEUTA
ALUMNA:
YESENIA BAUTISTA CARRASCO
DOCENTE:
MTRO. HÉCTOR LÓPEZ TRUJILLO
TUXPAN VER 11 OCTUBRE DE 2020
REPORTE DE LECTURA
DIRIGIDO A:
MAESTRO DE ESTUDIO DE CASOS CLINICOS
MTRO. HÉCTOR LÓPEZ TRUJILLO
ESTUDIANTE:
LIC. YESENIA BAUTISTA CARRASCO
2° CUATRIMESTRE DE LA MAESTRIA
EN PSICOLOGÍA CLINICA Y DE LA SALUD
LUIS OBLITAS
HECTOR FERNÁNDEZ - ÁLVAREZ
Psicoterapias contemporáneas.
México: Cengage Learning. (2008). Págs. 15 – 28.
“El estilo personal del terapeuta”
El estilo personal del terapeuta es definido como el conjunto de condiciones singulares que conducen a un terapeuta a operar de un modo particular en su tarea. Otros autores la definen como la pauta habitual que identifica un modo de acción individual. Asi mismo Van Dijk (1983) sostiene que el estilo “alude a propiedades especiales, individualizadoras, dentro de contextos sociales especiales, y a funciones/efectos especiales, dentro del proceso de comunicación”. Es importante destacar que dentro de esta terminología de estilo existen dos aspectos de suma importancia: La constancia y la singularidad.
Considero importante mencionar que dados los diferentes términos mencionados con anterioridad, bien se podría formular uno que se apegue un poco más a la parte humana de todo terapeuta, por lo que el estilo personal del terapeuta se definiría de la siguiente manera: características habituales ( objetivas y subjetivas) que cada terapeuta impone a su tarea, como resultado de su peculiar manera de ser, más allá del enfoque de trabajo que utilice y de los requerimientos específicos que le exija cada intervención.
El EPT depende de tres factores:
a) su posición socioprofesional
b) su situación vital
c) los modos dominantes de comunicación que emplea.
La posición socioprofecional está determinada por el sistema asistencial dentro del cual se ejerce la práctica, puede ser público, privado, etc.; y por el tipo de relación laboral que liga al terapeuta con su actividad (independiente, contrato ocasional, asalariado).
Las actitudes y los modos culturales de interacción habitualmente usados por el terapeuta en sus intercambios personales constituyen una impresión activa que incide en toda su actividad profesional.
Con respecto a la situación vital del terapeuta se obtiene que el estilo peculiar del terapeuta dependerá de las variables como: el sexo, las características físicas, intelectuales y emocionales, el nivel de conocimiento general y otras dimensiones que hacen al modo de ser de la persona del terapeuta. Así mismo cabe señalar que las situaciones vitales por las que atravesó el terapeuta influyen de modo decisivo en la manera con que afronta su trabajo y representan una oportunidad que facilita o dificulta su capacidad para resolver los problemas específicos con que se enfrenta en su actividad.
Otro de los factores importante es la experiencia laboral, se considera este aspecto de vital importancia, ya que un elevado nivel de experiencia en general, o en relación con un problema en particular, puede incidir, negativamente sobre el terapeuta, favoreciendo en él la propensión a generalizar situaciones, a sobreimponer casos precedentes acerca de la situación actual o a disminuir su motivación. Por el contrario, los terapeutas más noveles suelen ser aquéllos mejor dispuestos para arriesgar decisiones críticas o para afrontar con mayor empeño el tratamiento de problemas severos.
Si hablamos de los modos de comunicación se debe decir que, para desempeñarse dentro del trabajo psicoterapéutico, el terapeuta debe cumplir con una serie de funciones. Para ello, se emplea determinados modos de comunicación que operan imprimiendo su sello personal. Las funciones primordiales que se han identificado son las siguientes: instruccional, evaluativa, atencional, expresiva, operativa y de compromiso vincular.
Por función instruccional se entiende al modo en que el terapeuta transmite las normas y prescripciones que rigen durante el tratamiento. Durante este ámbito existen dos dimensiones aplicables según el perfil del paciente: la rigidez comparada con la flexibilidad. Es importante conocer al paciente para poder aplicar una u otra dimensión con la única finalidad de brindar al paciente mejores condiciones en proceso psicoterapéutico.
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